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Drogados, usan un parlante para intimidar a sus vecinos

Se trata de un grupo que habita el barrio San Silvestre.Música, droga y alcohol todos los días. Hay menores en la propiedad.
Lunes, 10 de junio de 2019 03:04

Un grupo de vecinos del barrio San Silvestre denunció a las propietarias de una vivienda ubicada sobre avenida San Martín al 3500 de amenazarlos públicamente a través de un altoparlante para que no los denuncien cuando realizan orgías de música, sexo y alcohol. En el mensaje escuchado prácticamente a 150 metros a la redonda uno de los participantes les aclara a los vecinos a través de un altavoz que dejen de "alcahuetear", que no están robando, que los dejen "compartir", para finalizar la intimidación pública con la frase "si no, que se cuiden".

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Un grupo de vecinos del barrio San Silvestre denunció a las propietarias de una vivienda ubicada sobre avenida San Martín al 3500 de amenazarlos públicamente a través de un altoparlante para que no los denuncien cuando realizan orgías de música, sexo y alcohol. En el mensaje escuchado prácticamente a 150 metros a la redonda uno de los participantes les aclara a los vecinos a través de un altavoz que dejen de "alcahuetear", que no están robando, que los dejen "compartir", para finalizar la intimidación pública con la frase "si no, que se cuiden".

La amenaza fue grabada por más de un vecino y alarmó a todo el barrio, ya que se escuchó con claridad meridiana a más de 150 metros a la redonda.

Fue tan explícito el mensaje que a los pocos minutos diversas llamadas a la comisaría de Asunción y al 911 hicieron que la policía llegara hasta el lugar, pero solo fue un artificio más.

Minutos después de que se retirara la fuerza pública la música subió de volumen hasta enloquecer al vecindario, que quedó atemorizado por lo escuchado antes que se reanude la fiesta de alcohol, droga y sexo.

Cansado y sin respuestas, el vecindario se comunicó con nuestro matutino y graficó la situación de indefensión que tienen frente a un grupo de personas que frecuentan ese domicilio por diversas causas y que se reúnen en fiestas con música a todo volumen que prácticamente son diarias.

Un denunciante aclaró: "Lunes, martes y miércoles son un poco más "sobrias', pero a partir del jueves las fiestas duran toda la noche, con una nutrida concurrencia de personas ajenas al barrio.

Esta situación generó decenas de llamadas al 911 y otras tantas visitas personales a las distintas dependencias durante casi dos años.

Sin respuestas, los vecinos decidieron convocar a la fuerza pública pero los denunciados no hicieron caso, y a la vez, a modo de burla, el último fin de semana realizaron una juntada y antes de la bacanal reunión les advirtieron a los vecinos a través del altavoz del equipo de sonido que no querían que los denuncien, o si no "que se cuiden".

"Eso nos sobrepasó. Tenemos miedo. Queremos vivir en paz sin conflictos, pero tenemos una bomba de tiempo que en cualquier momento nos explota, enfrente o al lado", dijo un vecino escandalizado no solo por las amenazas, sino por el modo de vivir de estas personas, que no tienen la menor idea de la palabra respeto, dijo.

El grupo de vecinos dijo que desean una respuesta contundente sobre las amenazas y una investigación profunda acerca de la naturaleza de los dineros que se dilapidan en un lugar donde ninguno tiene empleo conocido.

 

Historial

Para apuntalar la queja pública los vecinos dijeron a El Tribuno que en la propiedad habitan dos mujeres y cuatro menores, el mayor de solo 7 años.

La más joven de las propietarias es adicta a las fiestas de alcohol y demás vicios y lleva a ese lugar decenas de jóvenes, que al parecer van a consumir toda clase de sustancias, cualquier día y a cualquier hora. Todo eso se ameniza con música a todo volumen hasta las seis de la madrugada, casi todos los días.

"De los menores ni hablar; están en un lugar altamente vulnerable", dijo otra de las vecinas entrevistadas. Luego aclaró que no es un problema nuevo, sino que tiene años.

Dijo que en ese lugar se desarman vehículos, motores y toda clase de movilidades. "Llegan los autos y los tapan con lonas", dijo otro, para luego graficar "después viene la amoladora y los convierte en chatarra y repuestos, al parecer. En esa casa hay todo el día un movimiento incesante de personas, pero cuando se hace la noche viene lo peor.

Una juntada de gente desconocida con música a todo volumen y las consecuencias del exceso, es decir hay una hora en la que ya nadie puede salir o pasar por ahí, y eso también es grave.

La gente que habita aquí tiene miedo, siente vergüenza ajena de ver escenas de sexo en la calle, pero jamás pensamos que no iban a silenciar con un altavoz", dijo indignado.

Paren la música

Una joven del barrio San Silvestre, estudiante, dijo ayer que está cansada de ser rehén de esta gente. 
“Yo salgo muy temprano, pero coincidente de la hora que esta gente apaga la música, es decir después de las seis de la mañana. Tengo terror de salir en busca del colectivo porque más de uno fue asaltado en la parada por gente, que justamente sale a buscar dinero para seguir su farra.
En tanto, otro de los indignados vecinos aseguró que hay muchísimas denuncias sobre las actividades de este grupo de personas, la mayoría desconocida para el vecindario pero que se dan cita a toda hora en ese     lugar.
“La policía nos dice una y otra vez que esperan la orden para allanar o para terminar con las quejas de la gente, pero que esa directiva de la Justicia nunca llega, así que lo que más pueden hacer es prevenir.
El testigo dijo: “No hay más tiempo para esperar. Está el audio donde claramente se nos pide prácticamente la complicidad”.
 

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