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“Hay que tratarlos como abusadores, sin ningún privilegio por su condición de curas”

Miércoles, 19 de junio de 2019 02:30

Domingo Bresci estuvo ayer en la ciudad de Salta para presentar su libro “Historias de un compromiso”, que editó el año pasado, al cumplirse los 50 años de la creación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Las presentaciones fueron en la sede de UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación), en la Universidad Nacional de Salta y en el Instituto de Educación Superior Abuelas de Plaza de Mayo.
El sacerdote porteño, de 81 años, trabajó durante 40 años en parroquias, siempre en conjunto con las organizaciones barriales y comunitarias, independientemente de sus creencias. En la actualidad forma parte del grupo Radar de los Trabajadores, que integra a las secretarías de cultura de 32 sindicatos.
Como sacerdote y como miembro del MSTM, Bresci se opuso a la dictadura de 1976. Tanto él como sus compañeros eran considerados subversivos y eran objeto de seguimientos, escuchas y amenazas. Su libro está dedicado a los compañeros que murieron antes de la dictadura y durante los años en que esta se extendió.
Antes de las presentaciones de su libro, Bresci dialogó con El Tribuno sobre la historia del movimiento tercermundista y los ideales que hoy siguen vigentes a través del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, del que forma parte. Se refirió a los abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes cometidos por sacerdotes y a la situación de crisis que atraviesa el país.

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Domingo Bresci estuvo ayer en la ciudad de Salta para presentar su libro “Historias de un compromiso”, que editó el año pasado, al cumplirse los 50 años de la creación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Las presentaciones fueron en la sede de UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación), en la Universidad Nacional de Salta y en el Instituto de Educación Superior Abuelas de Plaza de Mayo.
El sacerdote porteño, de 81 años, trabajó durante 40 años en parroquias, siempre en conjunto con las organizaciones barriales y comunitarias, independientemente de sus creencias. En la actualidad forma parte del grupo Radar de los Trabajadores, que integra a las secretarías de cultura de 32 sindicatos.
Como sacerdote y como miembro del MSTM, Bresci se opuso a la dictadura de 1976. Tanto él como sus compañeros eran considerados subversivos y eran objeto de seguimientos, escuchas y amenazas. Su libro está dedicado a los compañeros que murieron antes de la dictadura y durante los años en que esta se extendió.
Antes de las presentaciones de su libro, Bresci dialogó con El Tribuno sobre la historia del movimiento tercermundista y los ideales que hoy siguen vigentes a través del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, del que forma parte. Se refirió a los abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes cometidos por sacerdotes y a la situación de crisis que atraviesa el país.

¿En qué consiste el libro que presentará en Salta?
En este libro recopilé la historia del compromiso de los curas del movimiento con crónicas, documentos, reflexiones y análisis. El año pasado se cumplían 50 años del movimiento, que se inició el 1 y 2 de mayo de 1968 en Córdoba y se extendió hasta mediados de 1974. Desde que se publicó, a fines del año pasado, me empezaron a llamar de muchos lados para hablar sobre la participación de los cristianos y de los curas en el cordobazo, de lo que también se cumplieron 50 años. 
¿Sigue vigente el movimiento de alguna manera?
No, no existe como organización como tal. Terminó en el 74 por dos factores. Por un lado, unos debates internos que había de distintas líneas. Por otro lado, el 1 de julio de 1974 murió Perón y se convulsionó el país y se desordenó toda la sociedad, todos los grupos. Empezaron grandes enfrentamientos aún dentro del peronismo y los militares, que ya estaban a disgusto con la vuelta de Perón, estaban preparando el golpe para cuando diera lugar. El 24 de marzo de 1976 les pareció apropiado y tomaron el Gobierno. Entonces, no se podía reunir nadie. Te llevaban preso. Además, estaban matando a lo loco. No sabemos cuántos miles, pero muchos miles. Entre esos, muchos católicos y, entre ellos, curas perseguidos, además de los asesinados. Tenemos 110 curas que fueron presos, torturados, expulsados del país, que tuvieron que esconderse...

A pesar de que no siga el movimiento como una organización, sus ideas continúan...
Era tan fuerte lo del movimiento, como es tan fuerte la historia del pueblo argentino. Por más que la quieran frenar, continúa y sigue teniendo fuerza. A veces se acalla y después se retoma, así pasa con los pueblos. Aunque el movimiento no mantuvo su organización, las cosas por las que peleó, sus ideales, sus convicciones y sus luchas se mantuvieron a lo largo del tiempo. Nosotros formamos parte de la resistencia contra la dictadura del 76. Estábamos vinculados a los organismos de derechos humanos. Después, al interior de la Iglesia, se volvieron a retomar estos ideales y estas convicciones, que se resumen en cuatro puntos: liberación, justicia, pueblo y pobres. Esas son las cuatro banderas del movimiento, los cuatro ejes sobre los que trabajamos y que atraviesan la historia y los documentos que trae este libro. Eso, de una u otra manera, vuelve. Hoy están de nuevo en el debate público, a través de las elecciones que vienen y del posicionamiento de los distintos grupos y actores sociales, políticos y gremiales. Se recuerda que estos fueron grandes y nobles ideales, que valieron la pena, que se dio la vida por ello y que hoy vale la pena también retomarlos y actualizarlos, aunque siguen siendo ejes fundamentales de la transformación del país.

¿Por qué no están organizados como antes?

A los curas del movimiento en su momento se los llamó “la voz de los que habían sido acallados”, porque (Juan Carlos) Onganía había cerrado la universidad, los partidos políticos, los sindicatos... Nosotros tomamos ese lugar público y lo asumimos con todas las implicancias que tenía. Por eso, era una opción política, no solo social. En cambio, hoy, mal que bien, esas instituciones funcionan: los partidos, el Congreso, los sindicatos, las universidades... Nuestra postura ahora es acompañar.

¿Cuál es la posición política de los sacerdotes de opción por los pobres?

Es por un Gobierno nacional, popular, transformador de la realidad actual. A todos los que estén en ese lado nosotros los acompañamos. No nos definimos por un grupo en particular, pero sí, por ese espacio que permita salir de lo que nosotros creemos que es una crisis profunda de la sociedad argentina en lo social, en lo político, en lo cultural.

¿Cree que hoy la Iglesia está en crisis?
Sí, está en crisis. La Iglesia como institución está muy retrasada con respecto a esta forma de ser iglesia que representamos nosotros. Ahora, con el papa Francisco, se está recuperando un poco porque él toma esos temas que para nosotros eran bandera. Desde 2013, cuando asumió, habla más de los pobres, de una mirada más latinoamericanista, de los pueblos de América Latina. La visitó en varios momentos y, aunque no lo dice con estas palabras, pone en juego el que los pueblos se tienen que autonomizar, que tienen que defender sus derechos. Hoy está más en el lenguaje. A nivel institucional común -episcopado, curas-, está muy atrasado.

¿Cuál es su postura sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra niños, niñas y adolescentes?
Lo descalificamos totalmente, lo rechazamos. Creemos que, como al fin ahora la institución Iglesia lo está asumiendo, esto tiene que pasar a manos de la Justicia legal y tiene que haber juicio canónico. Esto ha sido demasiado lento para la gravedad de los casos. La política de la Iglesia fue tapar, ocultar, trasladar. Nosotros estamos totalmente en desacuerdo con esa forma. Hay que tratarlos como abusadores sin ningún privilegio por su condición de curas.

¿La Iglesia católica los representa a ustedes?
Hay partes que sí y partes que no. Francisco recupera aquellas viejas banderas. Entonces, nos ponemos contentos, pero dentro de la Iglesia, como toda institución, hay distintas corrientes y distintas formas de expresar. Yo creo que está en crecimiento nuestra posición porque hay una mayor comprensión de la realidad del país. Antes, hasta hace cinco años, se asustaban de que les dijeran que eso era meterse en política. Ahora no tienen más remedio que hacer lo que hay que hacer. Aunque les digan que están en política, tienen que hacerlo porque tienen que cambiar lo que está pasando.
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