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¿Cómo sería un nuevo gobierno de Macri?

Domingo, 23 de junio de 2019 00:00

Las opciones para las elecciones presidenciales. Como se propuso en una nota anterior, todo parecería indicar que las principales fuerzas que contendrán en las elecciones presidenciales de 2019 serán las que enfrentarán al actual presidente Macri con el binomio Fernández-Fernández, quedando en tercer lugar las otras propuestas electorales.

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Las opciones para las elecciones presidenciales. Como se propuso en una nota anterior, todo parecería indicar que las principales fuerzas que contendrán en las elecciones presidenciales de 2019 serán las que enfrentarán al actual presidente Macri con el binomio Fernández-Fernández, quedando en tercer lugar las otras propuestas electorales.

Escenario económico 2020

Conforme la anterior nota ya mencionada, y al igual que si la fórmula ganadora fuera el binomio Fernández-Fernández, el nuevo gobierno de Macri se encontraría, entre otros problemas, con una alta tasa de inflación anual y un fuerte nivel de endeudamiento externo, aunque con compromisos de pago que dispondrían, en principio, del financiamiento necesario inicial.

Asimismo, el déficit fiscal será sustancialmente inferior al de comienzos de su primera gestión, a la vez que la balanza comercial exhibirá asimismo un mejor perfil que el de períodos pasados.

Por otra parte, la Argentina, en términos de su balanza energética, se encontrará mejor posicionada al haberse desarrollado en gran medida Vaca Muerta a la vez que se ha aumentado la oferta de energías renovables y también se han producido importantes progresos en materia de infraestructura, tanto vial como férrea y portuaria.

Del lado social, en cambio, la situación será más compleja porque no se han registrado progresos al no haberse recuperado la economía de un largo proceso recesivo, lo que impidió un crecimiento del empleo que incluso ha experimentado descensos, proyectándose a una pobreza que no se ha reducido.

Las asignaturas pendientes

Sin pretender agotar la inmensa lista de asignaturas pendientes e irresueltas en la Argentina, seguramente uno de las principales es la de la inflación que sigue muy alta y debe disminuir hasta ubicarse en niveles compatibles con los que exhiben las demás economías de América Latina.

En paralelo, la economía argentina debe salir de su prolongado período de estancamiento a través del impulso que debe generar la inversión privada, tanto nacional como externa.

En particular, debe cobrar ímpetu la exportación, sumando a las actividades tradicionales otras nuevas, tanto primarias como originadas en procesos que añadan valor a estas actividades tradicionales, todo ello como forma de incrementar el empleo y reducir la pobreza.

No menos importante es cristalizar reformas largamente postergadas, especialmente en el terreno laboral y sindical, ya que justamente muchas de las economías hermanas de Latinoamérica nos llevan la delantera también en este terreno. En materia previsional es importante llevar justicia traducida en que, de alguna manera quienes se han beneficiado con transferencias que no guardan contrapartida con aportes previos, equilibren su situación, a la vez que se den por terminados los regímenes de privilegio a sectores que, aun habiendo realizado aportes, disfrutan de un injustificado posicionamiento al no pagar impuestos a las ganancias.

Una asignatura pendiente de la mayor importancia es la de llevar adelante una profunda reforma electoral que permita una más genuina representatividad del electorado en el Congreso, a la vez que facilite una menor dispersión de los partidos políticos de modo que expresen la opinión de los ciudadanos al mismo tiempo que levantan posiciones políticas claras.

¿Qué haría Macri en su segundo mandato?

El propio Macri sostuvo que, de ser reelecto, haría lo que se propuso en su primer mandado, pero de manera más acelerada.

Sin duda, la "plataforma" política del espacio que logró el gobierno en Diciembre de 2015, al igual que casi todas las demás en juego al momento de las elecciones, no brindaba demasiados detalles acerca de qué debía hacerse y cómo se lo concretaría, si bien las propuestas de Macri claramente hacían referencia a problemas tales como el del "cepo" cambiario, el desequilibrio energético, el desplome de la infraestructura y la corrupción, principalmente, enfatizando en el objetivo de "pobreza cero".

Claramente, el objetivo de "pobreza cero" estuvo lejos de ser alcanzado, pero en cambio otros, como el avance en infraestructura y una clara reducción en los niveles de corrupción, especialmente en las licitaciones de compras estatales, han sido sin duda alcanzados.

Por otra parte, un objetivo que en cambio no ha sido logrado es el de la reducción de la inflación que, como en el caso de la pobreza, contradijo los propósitos buscados, al haberse disparado a niveles más elevados. Consecuentemente, un nuevo período de Macri debería proponerse conseguir una tasa de inflación sustancialmente más reducida que la actual, lo que exige un cambio en el diagnóstico que el gobierno y la mayoría de los economistas- tiene sobre la inflación, que es considerarla exclusivamente un fenómeno monetario, ignorando que los costos de producción también existen y hacen valer su peso cuando se incrementan las tarifas, el tipo de cambio o los márgenes de ganancia que como nuestros laureles- muchos empresarios supieron conseguir y se esfuerzan por no perder e incluso incrementar.

Como se decía, el punto de partida de este eventual nuevo período es sustancialmente mejor que el de 2015.

No obstante, el problema de la inflación que indudablemente se proyecta hacia la mayoría de los demás problemas sin solucionar o no del todo resueltos, condiciona la posibilidad de que aparezcan las inversiones necesarias, sea en forma de lluvia o de llovizna suave pero sistemática y prolongada, sin las cuales el empleo no podrá aumentar y, consecuentemente, la pobreza no podrá descender.

Es cierto que el Gobierno, antes o después, ha logrado reaccionar, como lo está haciendo ahora con los “precios cuidados”, o “controlados”. Sin embargo, no es ninguna novedad que estas medidas no son de fondo y no resuelven el problema de la inflación sino que logran solamente un “stand by”, o sea, una pausa momentánea, que puede ser útil inicialmente pero que no soluciona el problema de fondo.

Reformas estructurales

Una lucha a fondo contra la inflación requiere, además de disciplina fiscal y monetaria, de una apertura sin vuelta atrás de la economía, la que debe seguir un cronograma previamente acordado pero firmemente respetado, porque la única forma de que las empresas no aumenten sistemáticamente sus precios es que no puedan hacerlo y esto solamente se consigue con competencia, interna e internacional.

Por cierto, la lucha a fondo contra la inflación no omite la perentoriedad de avanzar en las reformas estructurales que el gobierno de Macri, si es reelecto, deberá acometer, las que, como se ha señalado, deben orientarse, además de a la apertura de la economía, al plano laboral, sindical, previsional y electoral, principalmente, lo que no supone desalentar el camino emprendido de mejoramiento y ampliación de la infraestructura junto con el agrandamiento de la capacidad energética y un mayor avance en la calidad institucional, fortaleciendo el federalismo, la división de poderes, la independencia del Banco Central y la inserción de la Argentina en el mundo en clara sintonía con las democracias de América y el mundo.

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