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Un Gato con Botas al ritmo del rock y el pop

El entrañable personaje se muestra en un musical adaptado cargado de mensajes sobre valores para los chicos. 
Jueves, 11 de julio de 2019 08:51

 

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La historia divierte, enseña y, al mismo tiempo, deslumbra la puesta en escena, la música, el vestuario, y el “enganche” que muestran los chicos de principio a fin.
Es el “Gato con botas, ¡Ese soy yo!”, del grupo La Auténtica, que en el ciclo Cultura a la Vista se presenta todos los días, a las 16.30 en Caseros 460.
Es una versión libre sobre el cuento de Charles Perrault, con un guión adaptado del director Ezequiel Procopio, también autor de la música junto a Julián Castro.
Aquí el Gato se propone recuperar, junto a su amigo Yogui, su mítico calzado, que fue sustraído por Pelusón, el gato del Hada Madrina, quien para robarlo contó con la colaboración de las hermanastras más feas del Príncipe Encantador. 
Así, en principio el relato se emparenta con filmes taquilleros como Shrek, que han renovado la mirada sobre aquello que se contaba en los cuentos de hadas y que las infancias de hoy se han acostumbrado a paladear desde las entrelíneas.
Procopio, en charla con El  Tribuno, pone el acento en que el punto de partida de su nueva obra fue una encuesta que hizo donde vive, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De esa consulta el personaje que más se repetía para una reversión era el Gato con botas. “A mí me resultaba atractivo porque es una figura que se construye a sí misma, un gran simulador que a través de su labia hace pasar a su amo por príncipe y logra llegar muy lejos. Me pareció interesante pasarles a los chicos este mensaje de que si uno se predispone a hacer algo se puede disponer de muchos recursos para lograrlo”, señaló.

Un estilo de  trabajo

Procopio escribió en 2018 para La Auténtica, la obra “Ratón Pérez, en busca del diente perdido”, y este año fue elegido para oficiar de director itinerante además de dramaturgo. Este trabajo le insumió un modus operandi particular y se tuvo que valer de la tecnología para cohesionar a su equipo. “Es un grupo constituido por salteños, algunos de los cuales viven en Buenos Aires. Cuando el productor Guillermo Clasadonte me hizo la propuesta se me ocurrió que con la mitad del elenco que tenía en Salta podía hablar por Skype y nos citábamos para poderlos dirigir. Por momentos resultó muy divertido y montamos la mitad de la obra así. Luego ellos viajaron a Buenos Aires para un ensayo general con los protagonistas, Emanuel Miranda y Mateo López Cornejo, que residen en Buenos Aires. El elenco completo se ensambló y los últimos quince días antes del estreno lo terminamos de montar allá”, explicó.
Procopio se recibió de escenógrafo en el IUNA y realizó una formación completa en Comedia Musical en la Fundación Julio Bocca con una beca completa. Además de haber participado como actor en importantes espectáculos, trabaja como productor ejecutivo para el Teatro Maipo.

 

Desde el aplauso

Dice que su tarea como director se torna aún más gratificante cuando recibe la aprobación del público. “Lo que más disfruto es ver a los niños reír y conectarse con lo que está pasando sobre un escenario. Hoy, con la primacía de los medios visuales como YouTube, es bueno despojarlos por un rato de tanta tecnología y brindarles por una hora algo diferente y que les deje un mensaje”, expresó. 
Así, en sus textos se percibe el involucramiento desde múltiples roles: actor, director, coreógrafo, dramaturgo y docente. “Me voy situando en diferentes lugares y parto desde ahí. Desde la postura docente pienso en qué enseñanza quiero que se lleven los espectadores; como actor, cómo se desenvolverían esos personajes con sus conflictos, sus virtudes y defectos, y como director en cómo accionarían. Llego a productos que creo que son supersanos. Al momento de componer canciones trato de que las melodías sean pegadizas y el mensaje claro. Y al momento de ver la obra montada veo cómo esos destellos de inspiración y escritura están hilados y no que entraron a presión”, detalló. Añadió que no pierde de vista los gags para los adultos que acompañarán a los niños a ver la obra y que los contenidos también están diseñados para ellos. 
“Con el Gato con botas quise transmitir que no importa cuán diferentes sean los unos de los otros, sino que todos pueden ser familia, que siempre hay que dar segundas oportunidades y creo hacerlo desde un contenido opuesto a lo que les llega a los niños desde diversos estímulos audiovisuales”, concluyó.
 

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