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Cuando la fe traspasa cualquier montaña

Los peregrinos de Nazareno e Iruya concretaron el domingo en el paraje jujeño de Chucalezna la mitad de su recorrido, que concluirá el próximo domingo con la procesión al Señor y a la Virgen del Milagro. 
Martes, 10 de septiembre de 2019 09:40

Puro amor y fe sin límites. Quizás esto puede ser el resumen de la devoción de los salteños por sus Santos Patronos, el Señor y la Virgen del Milagro, pero tal vez, es solo parte del verdadero sentimiento que se renueva cada 15 de septiembre en la capital salteña con miles de feligreses.
Y así como de cada rincón de la provincia llegan anualmente unos 100.000 peregrinos para una fiesta religiosa sin igual, Nazareno e Iruya se convirtieron desde hace casi dos décadas en grandes actores de este encuentro.
Es que desde 2001 los pobladores de ambas localidades recorren más de 300 kilómetros durante 10 días para pedir o agradecer a sus patronos.
Cuando en sus inicios una pareja de Nazareno formada por Ramón Cruz y Paulina Ladisvyney tomara la iniciativa de peregrinar cada año hasta la Catedral Basílica, quizás nunca imaginaron la magnitud que tomaría, porque las 12 personas que decidieron compartir la travesía se multiplicó cada año hasta llegar hoy en día a 80.
De esta manera y como todos los años salen de Nazareno para reencontrarse al pie del cerro Las Higueras con sus hermanos de Iruya y emprender con devoción, una alegría contangiante y mucho sacrificio, una gran fiesta religiosa.
Sorteando cerros, montañas, pasando por ríos cuyas aguas bajan con temperaturas extremadamente heladas, sorteando piedras, espinas, lluvias, frío y hasta nieve, el grupo de peregrinos que llegó en otros años a sumar 200 personas y que este año son 150, realizan la peregrinación a la cual ellos mismos consideran como un “retiro espiritual”.
Es que los pobladores de Nazareno, creadores de la primera “novena del peregrino”, tiene para cada día una consigna diferente, comenzado por la “alegría”, que representa el estado de ánimo de cada persona por ser parte de la fiesta a sus patronos, seguido por la “fortaleza”, en donde demuestran el valor y la fuerza frente a los desafíos que se presentan en el camino.
El tercer día está dedicado al “cansancio” que evidencian en su recorrido más extenso y terminando en el día del “perdón”, en donde cada peregrino reconoce sus errores cometidos para lograr el arrepentimiento divino de Dios.
Después quedarán otros seis días para llegar a la capital salteña con la misma alegría.
Pero lo cierto que en el camino, una de sus paradas se realiza en el paraje de Chucalezna, en la provincia de Jujuy, a solo tres kilómetros de la ciudad de Humahuaca, en donde son recibidos cada año por un grupo de los denominados “servidores”, para después continuar con la otra mitad de su recorrido.
Cabe recordar que los habitantes de Nazareno pasan la primera noche en Las Higueras, después lo hacen en Iruya e ingresan a los territorios jujeños de Humahuaca, Chucalezna, Maimará, Volcán, Reyes, y el dique Las Ciénagas, para volver a tocar suelo salteño y llegar a La Caldera, último eslabón de la peregrinación, antes de finalizar en la capital salteña el 14 de septiembre.
Un día más tarde vuelven a renovar sus votos de fe, su amor y devoción por el Señor y la Virgen del Milagro, luego de caminar durante 10 días hasta sangrar sus pies, y lograr contagiar una fe que puede traspasar     cualquier montaña.
 

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Puro amor y fe sin límites. Quizás esto puede ser el resumen de la devoción de los salteños por sus Santos Patronos, el Señor y la Virgen del Milagro, pero tal vez, es solo parte del verdadero sentimiento que se renueva cada 15 de septiembre en la capital salteña con miles de feligreses.
Y así como de cada rincón de la provincia llegan anualmente unos 100.000 peregrinos para una fiesta religiosa sin igual, Nazareno e Iruya se convirtieron desde hace casi dos décadas en grandes actores de este encuentro.
Es que desde 2001 los pobladores de ambas localidades recorren más de 300 kilómetros durante 10 días para pedir o agradecer a sus patronos.
Cuando en sus inicios una pareja de Nazareno formada por Ramón Cruz y Paulina Ladisvyney tomara la iniciativa de peregrinar cada año hasta la Catedral Basílica, quizás nunca imaginaron la magnitud que tomaría, porque las 12 personas que decidieron compartir la travesía se multiplicó cada año hasta llegar hoy en día a 80.
De esta manera y como todos los años salen de Nazareno para reencontrarse al pie del cerro Las Higueras con sus hermanos de Iruya y emprender con devoción, una alegría contangiante y mucho sacrificio, una gran fiesta religiosa.
Sorteando cerros, montañas, pasando por ríos cuyas aguas bajan con temperaturas extremadamente heladas, sorteando piedras, espinas, lluvias, frío y hasta nieve, el grupo de peregrinos que llegó en otros años a sumar 200 personas y que este año son 150, realizan la peregrinación a la cual ellos mismos consideran como un “retiro espiritual”.
Es que los pobladores de Nazareno, creadores de la primera “novena del peregrino”, tiene para cada día una consigna diferente, comenzado por la “alegría”, que representa el estado de ánimo de cada persona por ser parte de la fiesta a sus patronos, seguido por la “fortaleza”, en donde demuestran el valor y la fuerza frente a los desafíos que se presentan en el camino.
El tercer día está dedicado al “cansancio” que evidencian en su recorrido más extenso y terminando en el día del “perdón”, en donde cada peregrino reconoce sus errores cometidos para lograr el arrepentimiento divino de Dios.
Después quedarán otros seis días para llegar a la capital salteña con la misma alegría.
Pero lo cierto que en el camino, una de sus paradas se realiza en el paraje de Chucalezna, en la provincia de Jujuy, a solo tres kilómetros de la ciudad de Humahuaca, en donde son recibidos cada año por un grupo de los denominados “servidores”, para después continuar con la otra mitad de su recorrido.
Cabe recordar que los habitantes de Nazareno pasan la primera noche en Las Higueras, después lo hacen en Iruya e ingresan a los territorios jujeños de Humahuaca, Chucalezna, Maimará, Volcán, Reyes, y el dique Las Ciénagas, para volver a tocar suelo salteño y llegar a La Caldera, último eslabón de la peregrinación, antes de finalizar en la capital salteña el 14 de septiembre.
Un día más tarde vuelven a renovar sus votos de fe, su amor y devoción por el Señor y la Virgen del Milagro, luego de caminar durante 10 días hasta sangrar sus pies, y lograr contagiar una fe que puede traspasar     cualquier montaña.
 

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