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Pastor "Vaca Mala" Maurín: “Estar en la cárcel me sirvió, me cambió mentalmente”

El exboxeador campeón argentino y sudamericano, repasó su trayectoria que tuvo de todo.
Martes, 17 de septiembre de 2019 02:11

Pastor “Vaca Mala” Maurín fue uno de los grandes boxeadores que dio la provincia de Salta.
Nacido en 1968 en Finca Calvimonte, El Carril, y radicado actualmente en barrio Siglo XXI, Pastor le abrió las puertas de su casa a El Tribuno para repasar su vida que tuvo absolutamente de todo. Llegó a pelear en los Estados Unidos por el título del mundo supergallos de la Organización Mundial de Boxeo frente a Marco Antonio Barrera con el que cayó por puntos. Dos jurados lo vieron ganador a Barrera 119 a 109 y otro dictaminó un exagerado 120-108 para el mexicano. También supo sumergirse en el mundo oscuro de las drogas que lo terminaron llevando a la cárcel. 
Trabajó desde muy chico en el Hipódromo de Limache donde lo apodaron Vaca Mala. 
En su carrera como profesional peleó en 61 oportunidades de las cuales ganó 49 (27 KO) y perdió 12.
Amiguero, chistoso pero en su época de boxeador muy rebelde y polémico, quedará siempre en la historia como uno de los mejores boxeadores de la provincia.

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Pastor “Vaca Mala” Maurín fue uno de los grandes boxeadores que dio la provincia de Salta.
Nacido en 1968 en Finca Calvimonte, El Carril, y radicado actualmente en barrio Siglo XXI, Pastor le abrió las puertas de su casa a El Tribuno para repasar su vida que tuvo absolutamente de todo. Llegó a pelear en los Estados Unidos por el título del mundo supergallos de la Organización Mundial de Boxeo frente a Marco Antonio Barrera con el que cayó por puntos. Dos jurados lo vieron ganador a Barrera 119 a 109 y otro dictaminó un exagerado 120-108 para el mexicano. También supo sumergirse en el mundo oscuro de las drogas que lo terminaron llevando a la cárcel. 
Trabajó desde muy chico en el Hipódromo de Limache donde lo apodaron Vaca Mala. 
En su carrera como profesional peleó en 61 oportunidades de las cuales ganó 49 (27 KO) y perdió 12.
Amiguero, chistoso pero en su época de boxeador muy rebelde y polémico, quedará siempre en la historia como uno de los mejores boxeadores de la provincia.

¿Qué es de tu vida Pastor?
Estoy entrenando ahora a chicos en el gimnasio de mi casa, tengo un par de pupilos peleando, me dedico a eso, no digo que laburo pero sí “changueo”, es lo que hago.

Pasó el tiempo fuera de los ring. ¿Cuál fue la pelea que te marcó a lo largo de tu vida?
La verdad que hay muchas peleas en el medio, la más nombrada es con Marco Antonio Barrera. Todos creían que me iba a voltear en el primero o segundo round pero se llevó una linda sorpresa e incluso la gente me aplaudió de pie.

¿Cómo te preparaste para esa pelea?
No es por nada pero para mí era una pelea más, me acompaño Víctor Hugo Paz, la pasamos bien, disfrutamos el momentos, nos reímos mucho con el Gauchito Paz, era otro mundo Estados Unidos. Entrené solo doce días pero no para la pelea sino para dar el peso. En esa pelea tuve como entrenadores a Juan Juárez y Juan Carlos Pradeiro. Hice un gran trabajo durante mi preparación en Buenos Aires pero cuando venía a Salta no me dedicaba de lleno a entrenar. 

¿Tenías un estilo muy diferente a los de otros boxeadores?
Sentí que tenía cualidades, pegada, era un boxeador rarísimo, ni el mejor boxeador del mundo en ese momento, que era Barrera (Marco Antonio) supo resolver mi boxeo, por eso no me quiso dar la revancha, no me pudo noquear y aunque no me creen mis derrotas solo fueron por puntos, ninguno me pudo voltear en toda mi carrera. 

¿Perdiste títulos por no dar el peso en la balanza?
Era irresponsable en esa época, no era que me costaba mucho dar el peso, salía y me descuidaba. Sí, tal vez me costó los títulos, perdí cuatro veces el título en la balanza, pero no me caía para nada, pasaba un mes, volvía a entrenar fuerte para dar el peso y los recuperaba como si nada. Quizás si hubiera tenido disciplina hubiera ganado más cosas, pero era jodón, me gustaba hacer enojar a los rivales, todavía se acuerdan de mi muchos de ellos, je.

¿Te arrepentís de algo en tu vida?
No te voy a mentir, pero tampoco me arrepiento de nada porque la disfruté en su momento, al igual que la disfrutó mi familia a la que le di los gustos que tuve que darle. Todos saben lo mío, después de haber caído preso, salí y ahora me dedico a entrenar a los chicos, le demostré a la gente que no es como se decía que vendía droga. Estoy de vuelta en lo mío, lo que me gusta, el boxeo y sacar chicos de la calle.

¿Cómo fueron esos cuatro años en la cárcel?
La verdad que fueron duros, pero estar en la cárcel me sirvió, me cambió mentalmente y anímicamente. Esto me ayudó para saber dar consejos a los pupilos y que no vayan por mal camino. Los errores no se perdonan pero supe salir adelante por mi familia, ahora incluso hasta físicamente estoy cambiado, tengo otro semblante, me siento bien y espero seguir de la misma manera. 

¿Tuviste que pelearte con alguien en la cárcel?
Miedo nunca tuve en la cárcel, me hice en la villa, en Finca Independencia, me críe con mi papá que era chaqueño y nos enseñó a manejar el cuchillo. No tengo nada que decir de los presos, todo lo contrario, sí por ahí me tiraban la bronca pero nada sin importancia. Quiero mandarle un saludo a todos ellos porque me supieron respetar, más allá de que al que vende drogas no se lo respeta pero me respetaron por lo que yo era, un exboxeador. También entrené a varios chicos en la cárcel que ganaron varias peleas amateurs.

¿Ganaste mucha plata con el boxeo?
Me causa gracias, mucho dinero no gané, todos piensan que gané mucha plata. En la pelea frente a Barrera gané veintitrés mil dólares que están invertidas en mi casa, acá en Siglo XXI. También me di el gusto de sacar a mi familia a pasear y tratar de darles una mejor calidad de vida. No es como se dice que me llené de guita, acá con mi familia también había necesidades y eso nos llevó a cambiar un poco nuestras vidas.

¿Quién te puso el apodo Vaca Mala?
Vaca Mala me pusieron en el Hipódromo de Limache los muchachos que trabajaban ahí, no podía competir con changos grandes, yo solo tenía 12 años. La melena era de ese villero Vaca Mala Maurín, ahora estoy cambiado para seguir para delante y sacar chicos de la calle, eso es lo que más me motiva.

¿Cómo está compuesta tu familia, les gusta el boxeo?
Tengo siete hijos, tres viven conmigo: Iara, Nicolás y Jesús. A ellos solamente les gusta jugar al fútbol pero también les enseñé a boxear, en una de esas el más grande (Nicolás) se quiere animar. Siempre les digo que tienen que hacer lo que más les guste.

¿Qué consejo le darías a los chicos que están practicando esta actividad?
Es un deporte lindo el boxeo, sobre todo hay que tener responsabilidad. Les diría que se entrenen, no soy el indicado para dar consejos porque verdaderamente la pase como todos los campeones, los cuales tienen todo servido y no lo saben aprovechar, pero que entrenen y ser alguien en el día de mañana. Me gusta entrenar con los chicos, a veces se enojan cuando guanteo con ellos porque no me pueden tocar la cara, le trato de enseñar técnicas que les van a servir para el futuro. No quiero que hagan lo que yo hacía quiero darles disciplina, que sean buenas personas y buenos boxeadores.

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