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¿Qué es la salida de la deuda "a la uruguaya" que propone Alberto Fernández?

La "fórmula uruguaya" es un camino de ruta para la Argentina como vía para salir de la crisis de deuda a la que se enfrenta.
Viernes, 27 de septiembre de 2019 07:43

La "fórmula uruguaya" es un camino de ruta para la Argentina como vía para salir de la crisis de deuda a la que se enfrenta. Así lo reconocen los responsables de una operación histórica de canje de bonos hecha en 2003, que permitió a Uruguay superar un panorama que amenazaba como desesperante, y que derivó en una salida ordenada que fue muy elogiada.
"La primera definición era sobre la voluntad de pagar", dijo anoche el economista uruguayo que comandó el operativo ante operadores financieros internacionales, Carlos Steneri.
En tiempos de gobierno de Jorge Batlle, Steneri era el representante de Uruguay ante los organismos financieros, agencias y grupos de inversores internacionales.
La fórmula parece sencilla pero su aplicación no lo es tanto. Implica estirar plazos mediante canje de bonos por otros de vencimiento cinco años más que los originales, respetando la tasa de interés y sin quita de capital. Pero para ello se requiere que haya una altísima aceptación voluntaria de los tenedores de títulos, y eso precisa otro punto clave: que el país demuestre responsabilidad política y voluntad de hacer los ajustes necesarios en las finanzas públicas, para que la operación sea creíble. Eso se logra mostrando que el Estado recupera la capacidad de hacer frente a sus obligaciones.
"La operación permite ganar tiempo, pero el tiempo hay que usarlo para hacer las cosas que hay que hacer, porque los inversores tienen que convencerse que cobrarán más tarde, pero que cobrarán", reflexiona Steneri una década y media después de aquel trabajoso acuerdo.

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La "fórmula uruguaya" es un camino de ruta para la Argentina como vía para salir de la crisis de deuda a la que se enfrenta. Así lo reconocen los responsables de una operación histórica de canje de bonos hecha en 2003, que permitió a Uruguay superar un panorama que amenazaba como desesperante, y que derivó en una salida ordenada que fue muy elogiada.
"La primera definición era sobre la voluntad de pagar", dijo anoche el economista uruguayo que comandó el operativo ante operadores financieros internacionales, Carlos Steneri.
En tiempos de gobierno de Jorge Batlle, Steneri era el representante de Uruguay ante los organismos financieros, agencias y grupos de inversores internacionales.
La fórmula parece sencilla pero su aplicación no lo es tanto. Implica estirar plazos mediante canje de bonos por otros de vencimiento cinco años más que los originales, respetando la tasa de interés y sin quita de capital. Pero para ello se requiere que haya una altísima aceptación voluntaria de los tenedores de títulos, y eso precisa otro punto clave: que el país demuestre responsabilidad política y voluntad de hacer los ajustes necesarios en las finanzas públicas, para que la operación sea creíble. Eso se logra mostrando que el Estado recupera la capacidad de hacer frente a sus obligaciones.
"La operación permite ganar tiempo, pero el tiempo hay que usarlo para hacer las cosas que hay que hacer, porque los inversores tienen que convencerse que cobrarán más tarde, pero que cobrarán", reflexiona Steneri una década y media después de aquel trabajoso acuerdo.

Recesión

Uruguay había entrado en recesión en la primavera de 1998, poco después que lo hiciera Argentina. El verano de 1999 comenzó con la ruptura del Plan Real de Brasil y el escenario fue más duro.
Faltaba lo peor
La crisis financiera argentina de 2001 pegó fuerte en Uruguay y desnudó debilidades macroeconómicas, mientras ahorristas cruzaban el Plata para retirar sus ahorros de bancos de Colonia, Montevideo y Punta del Este. La corrida se replicó y la crisis bancaria sacudió al Uruguay, que también sufrió crisis cambiaria con brusca devaluación y una crisis de deuda.
El "grado inversor" ganado en 1997 se había perdido en aquel 2002 y con acumulación de años de déficit, la deuda se volvía impagable.
El gobierno de Jorge Batlle comenzó a solucionar la crisis bancaria dejando caer los bancos malos y dando espacio para los bancos sin problemas propios. La banca pública reprogramó depósitos y mantuvo confianza.
Pero, había que solucionar la crisis de deuda. El desafío fue para el entonces ministro de Economía Alejandro Atchugarry, su principal asesor, Isaac Alfie, el presidente del Banco Central Julio De Brun y el agente financiero Carlos Steneri.

El canje

El 10 de abril de 2002 se presentó la fórmula de canje que incluyó a los títulos en moneda extranjera emitidos a más de un año de plazo en el mercado interno (bonos del Tesoro, Letras de Tesorería, previsionales) y en el exterior (bonos Globales, Brady, Euronotas en dólares y euros, bonos en yenes y en pesos chilenos y notas convertibles).
Cerca de 95% de los acreedores aceptaron el canje y a los que no entraron se les transmitió que cobrarían de acuerdo a la capacidad de pago del Estado en ese momento. Les quedaría la chance de recurrir a tribunales. No fue necesario, porque al vencimiento, se les pagó de acuerdo a las condiciones originales.
Pero en el medio, Uruguay ajustó sus números. "La operación fue éxitosa porque permitió ganar tiempo, pero el tiempo es para aprovecharlo", recordó Steneri.

Nelson Fernández / La Nación

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