Bajo un sol intenso y pese al agobiante calor, con banderas, carteles, bombos y redoblantes, miembros de organizaciones y movimientos sociales ingresaban ayer, pasadas las 16, al estadio Delmi para presenciar el acto de campaña encabezado por el candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández. También concurrieron precandidatos de distintas facciones y ciudadanos, tanto de la capital salteña como del interior de la provincia.
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Bajo un sol intenso y pese al agobiante calor, con banderas, carteles, bombos y redoblantes, miembros de organizaciones y movimientos sociales ingresaban ayer, pasadas las 16, al estadio Delmi para presenciar el acto de campaña encabezado por el candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández. También concurrieron precandidatos de distintas facciones y ciudadanos, tanto de la capital salteña como del interior de la provincia.
María Mónica Cantarela, de 68 años, cacique de la comunidad indígena ava guaraní de la misión San Francisco de Pichanal, avanzaba despacio entre la multitud. “Yo la esperaba a Cristina. Ojalá más adelante venga. Es lo que más queremos nosotros que somos de una comunidad muy pobre. Hay cosas que hemos sufrido mucho últimamente. Por eso yo apoyo esta propuesta: Fernández- Fernández”, expresó la mujer.
Una mujer le trasmitió a Alberto el saludo de Milagro Salas.
María Moreno, de 52 años, también llegó desde el norte provincial. Es docente y vive en Salvador Mazza. “Vine pensando en ver a Cristina y cuando supe lo de su hija lo lamenté mucho. Me solidarizo con ella, le hago el aguante. Tengo la esperanza de verla. Voy a viajar a Buenos Aires el 10 de diciembre cuando ella asuma”, manifestó.
Y agregó que “en el norte, los maestros tuvimos que volver a buscar la ropa usada de nuestros hijos para llevarle a nuestros alumnos. Eso con Cristina no se veía. Ella mandaba guardapolvos, joggins, zapatillas. En esa época no sabíamos a quien darle los kits porque a ningún nene le hacía falta. Yo me enorgullecía al ver que la gente que menos tenía había progresado, pero hoy no tienen nada, ni para comer”.
La gente se acercó a saludar a Fernández cuando se retiraba
César Ibáñez, de 44 años, residente en la zona sureste de la capital salteña, contó que “quería verla a Cristina, pero igual también quiero escuchar a Alberto. Hay que apoyar a los movimientos populares que trabajan por los más necesitados. Ahora se nota en los barrios que hay más pobreza que antes. Eso es lamentable”.
En tanto, Eduardo Prieto, un precandidato a concejal por Rosario de Lerma, dijo: “Vengo a acompañar porque todo el pueblo vivía mejor antes, el dinero alcanzaba. Todas las políticas eran en beneficio de los más humildes, los trabajadores y jubilados, que ahora no tienen ni para sus medicamentos ni para comer”.