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Fernanda Agüero: "El libro no puede ser sustituido, guarda una mística, un camino a transitar"

El Tribuno dialogó con la escritora Fernanda Agüero sobre la actualidad de la literatura destinada a los niños. Entre otras cosas, la creadora de “La lúnula de Caléndula”, explicó que los adultos son “intermediarios en los hábitos lectores”. 
Martes, 03 de septiembre de 2019 12:49

Desde ayer, y bajo la consigna “Compartí un libro”, se celebra, hasta el 8 de septiembre, la Semana del Libro. Con el objetivo de promoverlos, de incentivar a la lectura e incluirlos en la agenda cultural de toda la comunidad. Uno de los ejes principales de esta iniciativa es ampliar el protagonismo de los libros en la escuela y en las familias.
Esta decisión parte de la Comisión de Literatura Infantil y Juvenil de la Cámara Argentina del Libro. En este contexto y con el foco puesto en la infancia, El Tribuno dialogó con la escritora Fernanda Agüero sobre la actualidad de la literatura destinada a los niños. Entre otras cosas, la creadora de “La lúnula de Caléndula”, explicó que los adultos son “intermediarios en los hábitos lectores”. 

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Desde ayer, y bajo la consigna “Compartí un libro”, se celebra, hasta el 8 de septiembre, la Semana del Libro. Con el objetivo de promoverlos, de incentivar a la lectura e incluirlos en la agenda cultural de toda la comunidad. Uno de los ejes principales de esta iniciativa es ampliar el protagonismo de los libros en la escuela y en las familias.
Esta decisión parte de la Comisión de Literatura Infantil y Juvenil de la Cámara Argentina del Libro. En este contexto y con el foco puesto en la infancia, El Tribuno dialogó con la escritora Fernanda Agüero sobre la actualidad de la literatura destinada a los niños. Entre otras cosas, la creadora de “La lúnula de Caléndula”, explicó que los adultos son “intermediarios en los hábitos lectores”. 

Como experta en literatura de infancias ¿cuáles considerás que son las actividades qué más llaman la atención de los niños?

Todo lo que este relacionado con lo lúdico y con lo desestructurado atrapa a los chicos. Se trata de jugar, es decir en serio. Cuando tengo que dar un taller de cuentos suelo preguntarles cuál es su experiencia con la lectura, qué es lo que ya leyeron o las historias que más les gustaron. Esto es una estrategia para acomodarme junto a ellos y en esa rueda en la que intento que todos nos amiguemos con los libros, emergen las experiencias más libres y genuinas de esos chicos en relación a la lectura, y esto es interesante.

La propuesta de la Fundación, pretende “ampliar el protagonismo de los libros en la escuela y en las familias”, ¿qué rol juegan estos espacios, en plena era digital?

El rol de la escuela y la familia siempre ha sido y es muy importante. Los adultos son los que llevan esa nave a buen puerto, o no. Somos los intermediarios entre ese niño y el libro. Lo que el adulto transmita a los chicos es lo que va a quedar grabado como un hábito y va a formar parte de su vida futuro. Por eso siempre digo que si los chicos no leen es porque los adultos no leen. Y viceversa. 

En este sentido, ¿los niños de hoy buscan contacto con libros analógicos, tradicionales, o tienen más a los formatos virtuales? 

En cuanto a la era digital, creo que a nivel tecnológico es importante ya que nos brinda nuevas plataformas para el conocimiento. Solo diría que en este plano existe más descontrol, tratándose de niños, y que el acceso irrestricto a veces no es tan bueno. De todos modos, el libro es el invento perfecto de la humanidad, es un objeto que no puede ser sustituido, guarda una mística, un camino a transitar que solo sucede cuando abrimos la tapa de un libro y allí comienzan a abrirse nuevos mundos. Hay un culto al libro difícil de superar. Estoy en contacto permanente con chicos que manejan la tecnología mejor que yo, pero saben, sospechan, que el libro que toman entre sus manos es un milagro. Y lo cuidan y lo atesoran.

La consigna de esta propuesta es “compartí un libro” ¿cuál o cuáles recomendarías, para el público infanto-juvenil?

En lo personal yo recomendaría a escritoras como Silvia Shujer (“Cuentos cortos, medianos y flacos” es mi preferido), a quien adoro porque tiene una escritura casualmente muy lúdica y con bastante humor. También me gusta Ana María Shua (Cosas que odio y otras exageraciones) y por supuesto los clásicos infantiles que son maravillosos. Leí Alicia detrás del espejo cuando tenía 7 años y me encantó ese exceso de imaginación. El Diario de Ana Frank es un libro que marcó mi infancia también, a partir de su lectura comencé a escribir sin detenerme jamás. 

En cuanto a los consumos de ese sector, y retomando el aspecto lúdico que mencionabas, ¿creés que la lectura y el juego van de la mano o las prácticas lectoras están más asociadas al estudio?

Creer y considerar que la lectura esta asociada solo al estudio es uno de los grandes escollos para que un niño lea. Cuando somos chicos estudiamos por obligación y a veces no nos gusta simplemente estudiar. La lectura individual, la que se hace por gusto y elección es la que nos queda y nos impulsa a tomar un libro y sumergirnos. Está bueno que existan espacios lúdicos de lectura porque estamos combinando dos aspectos fundamentales del mundo infantil. 

¿Cuáles son tus próximos proyectos para ese segmento y cómo evaluás la actualidad de ese sector?

Los proyectos personales surgen permanentemente y la verdad que nunca sé hacia dónde me llevarán. Es un carrousel. Es como un juego. Aparecen imágenes y eso me insta a embarcarme en nuevos desafíos. Lo importante es estar conectada todo el tiempo con el mundo literario. En capital hay muchas propuestas que no siempre podemos aprovechar debido a la distancia, lo sabemos. Son tiempos duros. Políticamente desastrosos. Pero la cabeza de los chicos y sus exigencias van por otro lado y pueden salvarnos de tanto caos. Por eso entrar permanentemente al mundo de las letras infantiles termina siendo una especie de bálsamo.

Palabras de Cositorto

Betina Cositorto, presidenta de la Comisión del Libro Infantil y Juvenil de la Fundación el Libro, le explicó a El Tribuno: “La semana del libro es una iniciativa para que, durante ese lapso, hablemos, compartamos, recomendemos títulos y que el libro sea protagonista. La idea es que sea totalmente federal. El año pasado hemos conseguido que entre en el calendario escolar de la provincia de Buenos Aires. Eso significa que los docentes de esa zona lo tienen en su calendario, pero no quiere decir que esta invitación no incluya a todas las provincias de nuestro país. Hemos subido afiches que se pueden bajar e imprimir desde la página web de la Fundación, para que sean expuestos en bares, librerías, lugares culturales, colegios. Nuestra intención es que se pueda difundir esta iniciativa de una semana para que hablemos de libros, en Salta y en todo el país”. 
 

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