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La increíble historia de una usurpación en Las Lajitas

Un joven se ausentó de su casa por motivos laborales y cuando volvió no encontró nada, pero sí a personas viviendo en el inmueble.
Jueves, 23 de enero de 2020 02:03

A José Llanos le quitaron la vida. No lo mataron, pero literalmente le sacaron toda su existencia: su casa y sus cosas. Todas sus pertenencias quedaron en manos extrañas con una maniobra burda e impune y que oculta, al menos, corrupción, estafas y tráfico de influencias en un municipio.

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A José Llanos le quitaron la vida. No lo mataron, pero literalmente le sacaron toda su existencia: su casa y sus cosas. Todas sus pertenencias quedaron en manos extrañas con una maniobra burda e impune y que oculta, al menos, corrupción, estafas y tráfico de influencias en un municipio.

A José Llanos le dicen "Pibe". Tiene 36 años y vive en Las Lajitas, departamento Anta. Allí el joven tiene su humilde vivienda, un lote que heredó de sus padres y que con mucho esfuerzo fue construyendo a lo largo de una década. Como tantos, José se vio en la obligación de buscar destinos laborales en otros puntos del país y así fue que encontró un empleo por temporada en Buenos Aires. Desde 2010 y a lo largo de varios meses, José se ausenta de su hogar y retorna para seguir construyendo en la casa que hasta hace tiempo era el hogar de sus padres y de otros cinco hermanos. Luego de la separación de sus progenitores y la partida de los hermanos, José se quedó habitando la vivienda con la rutina de los viajes por trabajo de temporada y retorno. Toda marchaba bien hasta el mes pasado cuando los vecinos de José, quien estaba trabajando en la Capital Federal, le advirtieron que había "gente viviendo en el domicilio". Sorprendido, el joven retornó urgentemente a Las Lajitas, donde comprobó que el panorama era más preocupante de lo que pensaba.

En 2017, el exintendente de Las Lajitas, Alberto Fermani, fue imputado por asociación ilícita junto a Estelina Aguirre, gerenta del hospital. En 2015, El Tribuno había denunciado la venta de dos viviendas estatales destinadas a médicos, pero que quedaron a nombre del entonces jefe comunal y la médica.

"Cuando llegué a mi casa lo primero que vi es que habían tirado una pared y levantaron otra. Adentro no había nada. Mis muebles y electrodomésticos habían desaparecido. La angustia fue tremenda".

El relato de José se hace más dramático a medida que cuenta otros detalles.

La usurpadora es una mujer a la que José conoce. "Se llama Anahí Basiloff. Ella, con el marido, Esteban Leiton, estaban en mi casa. Ambos trabajan en la Municipalidad. Yo hablé con ella y me dijo que no había problema y que todo se trataba de un mal entendido, pero cuando le pregunté por todas mis cosas, me dijo que la casa estaba vacía cuando ella entró. Yo tenía un juego de living, cocina, horno, heladera, pava, vajilla, plancha, mesa; todo lo que es mobiliario dentro de la casa. También tenía materiales de construcción. Todo desapareció. Rompieron un candado. Lo cambiaron y también una cerradura", explicó.

Con el testimonio de vecinos y amigos, el joven puso la denuncia por usurpación en la Policía y fue entonces cuando el diálogo con los ocupantes se hizo agresivo. Comenzaron las amenazas y hubo manifestaciones pacíficas de vecinos a favor de Llanos. La última fue el martes pasado en la plaza del pueblo y en la Municipalidad pidiendo una solución para el joven que perdió su casa y todos su bienes en una maniobra impune y claramente amparada desde algún sector de poder.

Información para inescrupulosos

Llanos descartó el argumento de un embargo sobre la propiedad porque nunca fue notificado. Además, los impuestos municipales hasta la semana pasada estaban todos actualizados y a nombre de su madre. “De a poco me voy acordando de las cosas que tenía en mi casa. Ropa, calzado, equipos de camping... tenía toda mi vida. Me desvalijaron. Tenía los papeles de la casa, el título de una moto grande que me compré en Buenos Aires. Todo desapareció. Los legajos de la compra del lote, el pago de los impuestos, las boletas...”. Llanos no puede contener la angustia: “Mi viejo compró el lote y nunca pudimos hacer las escrituras, pero teníamos las facturas de los servicios y el boleto de compra venta del terreno. Desaparecieron”. Con los pensamiento atormentados por la situación, Llanos recordó otro momento de la charla con la mujer, quien también le dijo: “Mirá pibe... si no me metía en alguna casa, no me metía más, porque se venía el cambio del intendente. Fermani me dijo que me iba a dar una casa en 2016”. Para Llanos, toda esta maniobra la hicieron antes del cambio de autoridades y valiéndose de información crítica sobre escrituras y ausencia de moradores. En este sentido, el damnificado insistió en que los usurpadores son empleados de Obras Públicas en la Municipalidad.

“Andá y metete en esa casa”

Llanos contó que inicialmente la mujer le dijo que iban a llegar a un acuerdo. “Me dijo que a esa casa se la había adjudicado Fermani (Alberto, el anterior intendente de Las Lajitas). Esto es imposible porque la vivienda ni siquiera es del IPV. Es un lote que compró mi familia y allí fuimos construyendo”.
El joven también reveló que la mujer fue cambiando sus argumentos. “Ahora me dice que en la casa no había nada cuando ingresó, pero antes me había contado que ella le había advertido a Fermani que la casa señalada tenía pertenencias y que alguien estaba viviendo allí”.
La mujer le habría confesado que Fermani le dijo: “Andá y metete en esa casa. También me comentó que el abogado Torino, asesor de la gestión anterior, le dijo que retire todo lo que había adentro y que la gente se lleve lo que necesite”.
Al parecer la maniobra se completó posteriormente con una intervención policial. “Me dijo que vino con un policía para una inspección ocular y dejaron constancia de que en el lugar no había nada”.

  José Llanos

Sin tener a dónde ir

Habiendo perdido todas sus posesiones y sin tener a dónde ir, Llanos espera en Las Lajitas porque no se resigna a perder todo el esfuerzo propio y el de sus padres en una circunstancia tan injusta como abominable. Paga un hospedaje diario, donde aguarda la resolución de su problema. A veces se queda en casa de amigos y vecinos a la espera de lo que diga la Justicia. El caso está en manos de la fiscal Luciana Moyano y pese a la urgencia y al tiempo transcurrido aún no hay respuestas.
“Desde que llegué estoy pagando hospedaje. Hay días en que me voy a dormir en casa de un amigo, pero ya me estoy quedando sin plata. Me tienen que dar alguna respuesta. No puede ser que me hayan robado toda mi vida con total impunidad”, expresó.     
 

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