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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La nueva Encíclica "Fratelli Tutti"

Martes, 13 de octubre de 2020 02:16

He leído con mucha atención este nuevo mensaje del papa Francisco, que habla fundamentalmente de la fraternidad, de esa hermandad que nos debiera unir a los humanos. Y me he encontrado con un llamado desesperado para que tomemos conciencia de la importancia de nuestros comportamientos, que nos señala la necesidad imperiosa de pensar en el otro, en el prójimo, el próximo. Que no siempre es el más cercano a mi, el parecido a mí, sino el distinto, el diverso, y con mayor razón el más vulnerable, como único camino para la sobrevivencia digna.

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He leído con mucha atención este nuevo mensaje del papa Francisco, que habla fundamentalmente de la fraternidad, de esa hermandad que nos debiera unir a los humanos. Y me he encontrado con un llamado desesperado para que tomemos conciencia de la importancia de nuestros comportamientos, que nos señala la necesidad imperiosa de pensar en el otro, en el prójimo, el próximo. Que no siempre es el más cercano a mi, el parecido a mí, sino el distinto, el diverso, y con mayor razón el más vulnerable, como único camino para la sobrevivencia digna.

Asimismo nos efectúa una propuesta de vida, para lograr así combatir la pobreza, la inequidad, la indiferencia. Un llamado a la conciencia en estos tiempos muy difíciles que nos toca vivir, con tanta pobreza en nuestro país, falta de agua, como elemento esencial para la vida, no solo de los seres humanos, sino de los animales y de toda la biodiversidad. Falta de atención a la salud de gran parte de las poblaciones vulnerables, falta de una educación eficiente, falta de solidaridad que no significa solamente la individual, sino la social.

Y el Papa se refiere a la solidaridad en estos términos:

"Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. [...] La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia".

Interpreto que esto de pensar en comunidad nos sirve también para que pensemos no solo en lo que vivimos ahora, sino en las generaciones venideras, en nuestro hijos, en los tuyos, en los de todos. Qué mundo les dejaremos? Qué valores le inculcaremos, qué principios les aconsejaremos. Qué vida les proponemos. Si no existe esta solidaridad intergeneracional, esta fraternidad vamos camino al abismo. Somos seres conscientes, pensantes, con valores, principios, que debemos pensar y actuar solidariamente, que debemos respetar al que piensa distinto, valorar la vida del otro, escuchar, razonar y evitar las confrontaciones, las guerras, que es adonde nos llevarán seguramente las inequidades, las injusticias, el devastar el planeta. Dice el Papa: "En esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir, ¿cómo es posible levantar la cabeza para reconocer al vecino o para ponerse al lado del que está caído en el camino? Un proyecto con grandes objetivos para el desarrollo de toda la humanidad hoy suena a delirio. Aumentan las distancias entre nosotros, y la marcha dura y lenta hacia un mundo unido y más justo sufre un nuevo y drástico retroceso".

Continúa en la línea de la Encíclica Laudato Si, al señalar ahora en la Fratelli Tutti: "Cuando hablamos de cuidar la casa común que es el planeta, acudimos a ese mínimo de conciencia universal y de preocupación por el cuidado mutuo que todavía puede quedar en las personas. Porque si alguien tiene agua de sobra, y sin embargo la cuida pensando en la humanidad, es porque ha logrado una altura moral que le permite trascenderse a sí mismo y a su grupo de pertenencia. ­Eso es maravillosamente humano! .... Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un "nosotros" que habita la casa común. ... En esta cultura que estamos gestando, vacía, inmediatista y sin un proyecto común, es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones".

Y algo que considero grandioso, es el reconocer a aquella parte de la sociedad, que se arremanga para ayudar, no solo cuando se está jugando la vida por el otro, sino en todo momento. Yo digo que no solamente recemos a Dios y a la Virgen cuando le pedimos que nos proteja y ayude cuando estamos enfermos o estamos mal. Sino en todo momento, porque su mirada siempre será benéfica, no sospechemos de ellos, sino agradezcamos su participación, y así lo expresa el Papa en este su mensaje: "Gracias a Dios tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las debilidades de la Comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta de atención frente a derechos humanos fundamentales y a situaciones muy críticas de algunos grupos. Así adquiere una expresión concreta el principio de subsidiariedad, que garantiza la participación y la acción de las comunidades y organizaciones de menor rango, las que complementan la acción del Estado".

Y ahora solamente copio una oración con la que finaliza su mensaje:

Oración al Creador

Señor y Padre de la humanidad, que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad, infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal. Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz. Impúlsanos a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.

Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas. Amén.

 

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