¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Carmel: el expediente y el relato

Lunes, 16 de noviembre de 2020 14:20

A dieciocho años de los acontecimientos, y dada la difusión pública y masiva de los entretelones que rodean el hecho como, así también, del fallo que absuelve a Carlos Carrascosa, el documental de Netflix sobre la causa por el asesinato de María Marta Belsunce es equívoco pues debiera haber tenido un formato con acusados y acusadores inversos al que se exhibe. 
Esto es, el fiscal Molina Pico y el periodista Rolando Barbano, dando explicaciones por sus dichos y sus actos y, la familia García Belsunce, exigiéndoselas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

A dieciocho años de los acontecimientos, y dada la difusión pública y masiva de los entretelones que rodean el hecho como, así también, del fallo que absuelve a Carlos Carrascosa, el documental de Netflix sobre la causa por el asesinato de María Marta Belsunce es equívoco pues debiera haber tenido un formato con acusados y acusadores inversos al que se exhibe. 
Esto es, el fiscal Molina Pico y el periodista Rolando Barbano, dando explicaciones por sus dichos y sus actos y, la familia García Belsunce, exigiéndoselas.

Es decir, el formato de una denuncia de la familia García Belsunce contra el poder judicial de la provincia de Buenos Aires y la prensa nacional. Ello así por el calvario inmisericorde al que sometieron a dicha familia con ese burdo relato indigente de pruebas, contradictorio y falaz por donde se lo mire. 

Nada de eso muestra el documental. El tiempo que le regala a Molina Pico que se presente como apasionado por la justicia desde pequeño (una suerte de alma iluminada por la influencia de personajes como el Zorro y el Quijote de la Mancha) bien podría haber sido usado, por la producción, para mostrar como el cruce de las planillas telefónicas del VAIC con los testimonios de los guardias y las declaraciones de los acusados demuelen palabra por palabra la disparatada hipótesis de Molina Pico, según la cual a la hora del llamado a OSDE, Carrascosa y el matrimonio Bártoli (hermana y cuñado de María Marta) estaban matando a María Marta García Belsunce mientras la masajista Michelini se encontraba a la entrada del country esperando el permiso para ingresar.

Sin embargo, esa imagen idílica y cursi que el fiscal hace de sí mismo, como veremos, tiene patas cortas. Y ello por lo siguiente: en el minuto 37:55 de la parte 2 del documental, Molina Pico, afirma (textualmente): “Y se demostró que Pachelo, a la hora que ocurrieron los hechos, estaba en la Capital Federal”. 

Esta afirmación que, de hecho, pretende sacar a Pachelo de la escena del crimen es rotundamente falsa y Molina Pico lo sabe. Prueba de ello es el mismo documental de Netflix.

Específicamente en el minuto 30:58 de la parte 3, cuando, a requerimiento del fiscal, un testigo indica en un mapa del country el lugar y la hora donde se cruzó con Pachelo. 

También en 31:26 y 31:34 de la parte 3 cuando se ve y se escucha al fiscal señalarle a Pachelo que: “cuatro personas lo vieron trotar” (por el country) a la hora que según Pachelo estaba en la Capital Federal. 

Por si fuera poco, obra en la causa una foto de la cámara de seguridad del Carmel que toma a Pachelo en su auto, a horas 18:59 retirándose por el portón secundario del Carmel cuando María Marta llevaba, por lo menos, 30 minutos muerta según el peritaje del Dr. Morales.

Por otro lado el vigilador Ortiz, encargado de vigilar a Pachelo, declaró que éste estaba en el country. Un detalle no menor es que los que vieron a Pachelo trotando en dirección a la casa de la María Marta, segundos después, vieron también a ésta dirigirse en bicicleta con idéntico rumbo.

La última vez que se vio con vida a la víctima testigos la sitúan en el Carmel y a escasos metros de Pachelo, pero para Molina Pico, Pachelo, estaba en la Capital Federal. 
Rolando Barbano en el documental aparece como un personaje neutro, imparcial, objetivo. De ninguna manera lo es. Barbano, como gran parte de la prensa argentina, inventó un relato amarillista sobre el crimen al mejor estilo “fake news”.

Despreocupado por la verdad, como Canaletti y otros, siempre aventó dimes y diretes carentes de la más elemental objetividad. Es que el caso era una mina de oro mediática. Mereció 200 tapas de Clarín. De allí que, Barbano, fiel a sí mismo, concluya su actuación en Netflix como no podría ser de otra manera, tirando carne podrida. Dice, para la gilada y con obvia intención de incriminar a Carrascosa y los García Belsunce, algo así como: que Pachelo no tiró el pituto, tampoco hizo el certificado de defunción trucho, ni paró a la policía. Ignora, olímpicamente, que el fiscal se enteró de la existencia del “pituto” (la bala) porque se lo dijeron los García Belsunce, que el certificado de defunción fue truchado por personal de la casa de sepelios y, también, que no se paró a ninguna policía. 

El caso María Marta Belsunce tiene varias víctimas. La primera, María Marta. Luego Carlos Carrascosa que al dolor de la pérdida de su mujer tuvo que purgar años de cárcel y ser difamado por un crimen que no cometió. Después el resto de la familia García Belsunce. También, el médico Gavri Gordon y otros ajenos a la familia que fueron perseguidos por el fiscal y la prensa.

Ni el fiscal Molina Pico, ni Rolando Barbano siquiera demostraron arrepentimiento por todo el daño que hicieron. Es más, siguen en sus trece. El documental de Netflix, desde el punto de vista técnico y estético, puede ser un gran logro. En relación a la verdad y la justicia es un fiasco.

 

PUBLICIDAD