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Notificaciones telegráficas

Miércoles, 02 de diciembre de 2020 02:36

El ajedrez simboliza una guerra en miniatura. De alguna manera, también los intercambios telegráficos entre empresa y trabajador parecen batallas que requieren de un pleno conocimiento de las tácticas y estrategias apropiadas. Pero la velocidad en que se desarrolla se asemeja más a las variantes de la "Blitzkrieg" (guerra relámpago) o del "ajedrez pingpong". Decía Sun Tzu: "Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla". Así también, muchos juicios ya han decidido su suerte apenas concluido el intercambio telegráfico. Otro genial estratega militar, Carl von Clausewitz, decía que "para que el oponente se someta a nuestra voluntad, debemos colocarlo en una tesitura más desventajosa que la que supone el sacrificio que le exigimos".

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El ajedrez simboliza una guerra en miniatura. De alguna manera, también los intercambios telegráficos entre empresa y trabajador parecen batallas que requieren de un pleno conocimiento de las tácticas y estrategias apropiadas. Pero la velocidad en que se desarrolla se asemeja más a las variantes de la "Blitzkrieg" (guerra relámpago) o del "ajedrez pingpong". Decía Sun Tzu: "Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla". Así también, muchos juicios ya han decidido su suerte apenas concluido el intercambio telegráfico. Otro genial estratega militar, Carl von Clausewitz, decía que "para que el oponente se someta a nuestra voluntad, debemos colocarlo en una tesitura más desventajosa que la que supone el sacrificio que le exigimos".

Sin embargo, para la idiosincrasia argentina, los intercambios telegráficos no son tan académicos y transparentes como el ajedrez y se asemejan a nuestro criollo juego del truco. La habilidad, la verbosidad, la audacia, el engaño y la picardía pretenden hacer creer al adversario que se tienen cartas con las que no se cuenta. Se miente, se fanfarronea para "empaburar" al contrincante (curiosidad: empaburar es palabra de origen quechua). Muchas veces en el intercambio telegráfico se redobla la apuesta y se canta un "falta envido", que deja anonadado al antagonista.

Algunas recomendaciones

Peor no estamos aquí para juegos. En todo caso nuestra intención es ayudar al "fair play", al juego limpio que permita a las partes destrozarse, pero con solemne respeto a las reglas. 1) El trabajador puede intimar en el domicilio que figura en el recibo de sueldo, aunque no coincida con su lugar de trabajo. Si es trabajador no registrado también podrá enviar el telegrama al domicilio real del empleador.

2) El empleador puede requerir, al inicio de la relación laboral, una declaración del trabajador en la que indique su domicilio con el compromiso de notificar todo cambio.

3) Los trabajadores cuentan con el beneficio del telegrama obrero gratuito. En la página web del correo también pueden descargar, directamente, un formulario interactivo;

4) Se puede realizar el seguimiento de la pieza postal (es importantísimo que se haga), a través de la misma página web, mediante la identificación numérica que aparece en un sticker pegado al telegrama. Esa identificación está en una oblea azul ridículamente pequeña y prácticamente ilegible. 5) No es conveniente continuar un intercambio telegráfico sin haberse cerciorado si la pieza postal enviada anteriormente fue entregada o está demorada. 6) Cada parte es responsable del medio elegido para notificar. La jurisprudencia considera que quien elige un medio de comunicación corre con los riesgos; por ejemplo, que el correo extravíe el mensaje. Sin embargo, se considerará válida la notificación (aunque no se haya hecho efectiva) si el destinatario ha realizado maniobras, como mantener el domicilio cerrado o negarse a recibirla.

7) El silencio no es salud para el empleador. La ley de contrato de trabajo le impone responder, en un plazo de dos días hábiles, las intimaciones que le formule el trabajador. Ese silencio hará presumir como ciertas las manifestaciones formuladas por el empleado. El silencio del trabajador ante requerimientos de la empresa, en ningún caso puede ser considerado como presunción en su contra que conduzca a sostener la renuncia a cualquier derecho laboral.

La redacción de estas comunicaciones requiere el conocimiento de abogados especializados en derecho laboral. Es un tema delicado. Son frecuentes los graves errores cometidos por otros profesionales o por empleados de organismos laborales. Especialmente la actual pandemia presenta una serie de situaciones complejas que deben ser evaluadas por el profesional. El riesgo de una equivocación es grande. Como decía el genial maestro internacional de ajedrez Savielly Tartakover: "El vencedor de una partida es el que comete el penúltimo error".

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