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Un cambio de “escenarios”

La pandemia llevó a la ruina a numerosos protagonistas de las bailantas en el Valle de Lerma. Algunos fueron más ingeniosos, y reciclaron sus locales a nuevos rubros.
Miércoles, 30 de diciembre de 2020 19:41

Reconvertir la fuente de trabajo para seguir subsistiendo es muy complicado en estos tiempos de limitaciones económicas por la pandemia que acorraló a los músicos locales y organizadores de eventos carnavaleros, otro de los sectores afectados por la crisis sanitaria.
Los grupos musicales padecieron la falta de trabajo porque el espectáculo y la diversión pasaron al último plano con la pandemia. En las páginas de El Tribuno, a mediados de año, se conocieron las historias de un músico convertido a fletero y una familia dueños de una conocida bailanta, que debió cambiar el rubro a venta de materiales de construcción.
José Miguel “Koly” Plaza, de la banda Kalima está en la bailanta desde hace 48 años. Supo ser integrante de los afamados Viajeros Colombianos y luego de los Lirios Colombianos. Oriundo de Santiago del Estero, hoy está afincado en La Merced.
“Estamos muy lejos de recibir alguna ayuda. Con el virus dando vueltas por todo el país no podemos trabajar. No se pueden hacer bailes y eventos. Está muy difícil la mano. Hay changos que venden sus guitarras o sus equipos de sonido. Nadie nos ayuda. No somos del selecto grupo de músicos conocidos de políticos”, confesó en su momento José Miguel.
Ahora trabaja de fletero en el Valle de Lerma. “Por lo menos yo puedo tirar de algo para sobrevivir. Otros muchachos debieron anotarse en Ingreso Familiar de Emergencia”. Plaza manifestó también, sobre la situación de jóvenes músicos que no tenían ni para comer. “Un joven de un grupo de la zona debió vender una guitarra porque no tiene a donde ir a comer. Es miserable lo que nos pasó”.
Sin bailes de fin de semana para evitar el aglomeramientos a fin de prevenir contagios, los dueños de locales debieron reciclar sus locales buscando nuevas fuentes de ingreso para sus familias. Así le pasó a los Yonar. Con 40 años de trayectoria en la realización de grandes bailables en la época de Carnaval y durante el resto del año.
“Por el momento tuvimos que cambiar el rumbo de nuestro comercio. Con la pandemia dejaron de trabajar unas veinte personas, sin contar a los trabajos independientes y a mucha gente que vive de lo que produce la bailanta” cuenta el conocido Oscar “el Mono” Yonar.
Su local tiene una reputación de primer nivel en la provincia, pero debió cambiar de rubro momentáneamente. En lugar de trabajar en la carpa El Mono Yonar, de la ruta 36 en Rosario de Lerma, ahora se dedica a vender materiales de construcción en un pequeño corralón que funciona al lado de la vieja bailanta.
El Mono Yonar reconoce que no todos tienen la espalda económica para cambiar de rubro, algunos no pueden y están quebrados y en la ruina. “Con mi familia siempre estamos pensando en crear cosas. Por eso decidimos un corralón. Vamos a ver qué sucede con este nuevo rubro”, dijo.
 

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Reconvertir la fuente de trabajo para seguir subsistiendo es muy complicado en estos tiempos de limitaciones económicas por la pandemia que acorraló a los músicos locales y organizadores de eventos carnavaleros, otro de los sectores afectados por la crisis sanitaria.
Los grupos musicales padecieron la falta de trabajo porque el espectáculo y la diversión pasaron al último plano con la pandemia. En las páginas de El Tribuno, a mediados de año, se conocieron las historias de un músico convertido a fletero y una familia dueños de una conocida bailanta, que debió cambiar el rubro a venta de materiales de construcción.
José Miguel “Koly” Plaza, de la banda Kalima está en la bailanta desde hace 48 años. Supo ser integrante de los afamados Viajeros Colombianos y luego de los Lirios Colombianos. Oriundo de Santiago del Estero, hoy está afincado en La Merced.
“Estamos muy lejos de recibir alguna ayuda. Con el virus dando vueltas por todo el país no podemos trabajar. No se pueden hacer bailes y eventos. Está muy difícil la mano. Hay changos que venden sus guitarras o sus equipos de sonido. Nadie nos ayuda. No somos del selecto grupo de músicos conocidos de políticos”, confesó en su momento José Miguel.
Ahora trabaja de fletero en el Valle de Lerma. “Por lo menos yo puedo tirar de algo para sobrevivir. Otros muchachos debieron anotarse en Ingreso Familiar de Emergencia”. Plaza manifestó también, sobre la situación de jóvenes músicos que no tenían ni para comer. “Un joven de un grupo de la zona debió vender una guitarra porque no tiene a donde ir a comer. Es miserable lo que nos pasó”.
Sin bailes de fin de semana para evitar el aglomeramientos a fin de prevenir contagios, los dueños de locales debieron reciclar sus locales buscando nuevas fuentes de ingreso para sus familias. Así le pasó a los Yonar. Con 40 años de trayectoria en la realización de grandes bailables en la época de Carnaval y durante el resto del año.
“Por el momento tuvimos que cambiar el rumbo de nuestro comercio. Con la pandemia dejaron de trabajar unas veinte personas, sin contar a los trabajos independientes y a mucha gente que vive de lo que produce la bailanta” cuenta el conocido Oscar “el Mono” Yonar.
Su local tiene una reputación de primer nivel en la provincia, pero debió cambiar de rubro momentáneamente. En lugar de trabajar en la carpa El Mono Yonar, de la ruta 36 en Rosario de Lerma, ahora se dedica a vender materiales de construcción en un pequeño corralón que funciona al lado de la vieja bailanta.
El Mono Yonar reconoce que no todos tienen la espalda económica para cambiar de rubro, algunos no pueden y están quebrados y en la ruina. “Con mi familia siempre estamos pensando en crear cosas. Por eso decidimos un corralón. Vamos a ver qué sucede con este nuevo rubro”, dijo.
 

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