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Beba la irresistible, la primera drag queen del norte del país

Hace 50 años, cuando el corso color tenía todo su esplendor ya brillaba este personaje transgresor.
Domingo, 16 de febrero de 2020 00:47

El sentido común, el pensamiento generalizado indica que la idiosincracia de la gente del interior profundo de la Argentina es mucho más pacato, más retrógrado, menos evolucionado que el de las grandes capitales. Pero la realidad, en un sinnúmero de ejemplos, indica todo lo contrario y es por eso que, sin ahondar demasiado, la primera dirección de diversidad de género y de respeto a las minorías se creó en la siempre convulsionada y postergada pequeña localidad de Salvador Mazza antes de que en cualquier capital de provincia del norte argentino.

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El sentido común, el pensamiento generalizado indica que la idiosincracia de la gente del interior profundo de la Argentina es mucho más pacato, más retrógrado, menos evolucionado que el de las grandes capitales. Pero la realidad, en un sinnúmero de ejemplos, indica todo lo contrario y es por eso que, sin ahondar demasiado, la primera dirección de diversidad de género y de respeto a las minorías se creó en la siempre convulsionada y postergada pequeña localidad de Salvador Mazza antes de que en cualquier capital de provincia del norte argentino.

Pero si hay un movimiento nuevo identificado con un término más novedoso aún, son las drag queen y los drag king; pero los norteños ya en la década del 70 conocieron a quien podría ser la pionera de las "reinas de la noche".

Los espectadores del Corso Color de Tartagal, 50 años atrás ya tenían entre sus participantes a una reina de la noche, un personaje transgresor conocida como Beba, la Irresistible.

Beba encaja perfectamente en la descripción de una drag queen, ya que se trataba de un heterosexual creando un personaje femenino y era en sí mismo un espectáculo divertido y original. Con una indumentaria y un aspecto más bien exagerados ponía de manifiesto la fantasía, la provocación con sus grandes tacos altos, una llamativa peluca, uñas pintadas, pestañas postizas, maquillaje y vestidos glamorosos siendo mucho más llamativo que una mujer común.

Su nombre verdadero era Juan Ricardo Ripoll, nacido en un pequeño pueblito de la provincia de Tucumán, radicado en Tartagal con su familia con la que residía en la calle Rivadavia, a menos de una cuadra de la plaza San Martín donde cada noche del corso lucía sus transgresores atuendos.

Se casó, tuvos dos hijos. El periodista Rodolfo Pulido recuerda: "Los muchachos de la época le decíamos el negro Ripoll; su oficio era de mozo porque su familia que tenía su casa en la calle Rivadavia al 500 -a metros de la plaza San Martín- tenía lo que en ese tiempo le llamábamos fonda, un lugar donde se daba de comer y se disfrutaba de alguna buena bebida".

A Beba se lo recuerda como de muy buen carácter y mejor humor. En sus presentaciones en el circuito del corso solía invitar a bailar a las autoridades ubicadas en el palco oficial que gustosos aceptaban. Pero no limitó sus presentaciones a Tartagal, ya que fue figura en los corsos de la capital provincial y en otros lugares de la provincia. Beba falleció el 2 de octubre de 2008.

Posiblemente a los argentinos y por el hecho de que Estanislao -Dyhzy-, el único hijo del presidente de la Nación Alberto Fernández sea un drag queen, con el tiempo les resulte más familiar estas expresiones artísticas de nicho, que tienen sus propios códigos estéticos y que no representan la inclinación ni las preferencias sexuales de quienes las practican. Pero los tartagalenses y sin saberlo hace más de 50 años ya tenían a Beba, su propia drag queen en los tradicionales corsos del carnaval de antaño.

 

 

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