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Los minerales que preservan el suelo

Lunes, 16 de marzo de 2020 02:05

Es sabido que los suelos son el producto de la descomposición de las rocas y están compuestos por fracciones varias de arenas, limos, arcillas y otros materiales, además de líquidos, gases y materia orgánica.

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Es sabido que los suelos son el producto de la descomposición de las rocas y están compuestos por fracciones varias de arenas, limos, arcillas y otros materiales, además de líquidos, gases y materia orgánica.

Los suelos son la "piel de la tierra" y como tales forman parte de los ciclos geoquímicos de numerosos elementos químicos. Como tales respiran, intercambian elementos químicos con la biota y son lavados, alterados física y químicamente por la circulación del agua, la formación de ácidos y la temperatura ambiente.

Las plantas extraen a los suelos decenas de elementos químicos que necesitan para sus necesidades fisiológicas. Así, los suelos se empobrecen en esos elementos que deben ser restituidos para mantener el rendimiento y su productividad.

Los revitalizantes agroquímicos

Para ello existen los fertilizantes, los correctores de suelos, las enmiendas y otras formas de devolverle al sistema lo que los cultivos le han extraído. Obviamente que cada cultivo demanda ciertos elementos unos muy distintos de otros.

No son iguales los requerimientos para soja, maíz, sorgo, trigo, caña de azúcar, hortalizas, alfalfa, frutales, etcétera, ya que las necesidades fisiológicas de cada una de esas plantas son diferentes.

Algunas necesitan más de un determinado elemento y otras menos. Lo que para un cultivo puede ser un veneno para otro es un remedio. Todo ello tomando en cuenta las dosis de administración tal como lo enseñó el sabio alquimista, médico y astrólogo Paracelso (1493-1541), el llamado "padre de la toxicología", con su inmortal frase: "La dosis hace al veneno". Los elementos químicos que necesitan los suelos para su lozanía y recuperación provienen del mundo de las rocas y los minerales.

La Guerra del Pacífico que en 1879 enfrentó a Chile contra la coalición peruano- boliviana fue por el control de los ricos depósitos de nitratos y por las islas con gruesos depósitos de guano de aves marinas.

Se daba allí la conjunción perfecta del triángulo N-P-K que representa a los elementos químicos esenciales del agro como son el nitrógeno, fósforo y potasio. La conjunción de océano frío, clima árido y caliente y la ausencia de lluvias dio pie a la singular generación de nitratos y yodatos de la pampa salitrera y a las guaneras o covaderas de la costa del Pacífico.

Miles de barcos surcaron los mares rumbo a Europa con esa preciosa carga que iba a revitalizar los suelos exhaustos del viejo mundo logrando duplicar o triplicar los rindes por hectárea.

Con el tiempo nuevas fuentes se sumaron para reemplazar el fósforo a través de antiguas rocas de fosfatos marinos; el potasio con rocas volcánicas alcalinas o bien con las capas de potasa formadas por evaporación en mares extintos hace decenas o centenas de millones de años; y el nitrógeno a través del nitrato artificial obtenido por la quema de gas natural para la producción de nitrato de amonio. Cuando los suelos se acidifican su corrección viene de la mano del carbonato de calcio, que forma el mineral "calcita" o "aragonita", y que se encuentra en calizas, travertinos, mármoles, ónix, cascajo de conchillas marinas, entre otras rocas ricas en esa sustancia.

Las dolomías, formadas por el carbonato doble de calcio y magnesio (dolomita), también es un corrector de suelo que además aporta un elemento químico valioso como es el magnesio.

Otro mineral agrícola de amplio uso es el sulfato de calcio hidratado o anhidro (yeso o anhidrita). También participa el sulfuro de molibdeno (molibdenita), el óxido de manganeso pirolusita, el borato de calcio y sodio hidratado ulexita como fuente de boro, el óxido de hierro hematita, las tierras de diatomeas y la perlita como fuente de sílice, el sulfuro de cobre y hierro (calcopirita) por su múltiple aporte de elementos, distintos tipos de arcillas, entre otros.

Estiércol, alquimia y ciencia

En la evolución de los fertilizantes y micronutrientes para los suelos pueden considerarse varias etapas históricas. La más antigua es la que se agregaba únicamente estiércol de animales.

Con el tiempo se empezaron a usar minerales caso del fósforo descubierto accidentalmente por un alquimista alemán que mezclaba sangre, huesos, orina detrás de conseguir la piedra filosofal y encontró una sustancia blanca que brillaba naturalmente y la nombró fósforo o sea "que lleva luz". La descartó en una maceta y vio como cambiaba con los días la lozanía de las plantas que allí se encontraban. Dedujo empíricamente que había una relación directa entre el fósforo y el crecimiento de las plantas. Esa fue la punta del ovillo. Hubo segundas y terceras olas con uso de productos naturales y químicos, mayormente sólidos.

Hoy la tecnología de vanguardia pasa por el uso de fertilizantes líquidos formados por nanopartículas con una serie de ventajas competitivas en cantidades y forma de aplicación versus rindes obtenidos. Las nanopartículas representan un material ultrafino, a nivel de una billonésima parte de un metro, esto es ochenta mil veces más fino que un cabello.

Minerales salvadores

Los minerales nanoparticulados se preparan en una solución líquida que permite rociarlo en los campos y dado su tamaño actúan directamente sobre las semillas y las raíces generando una zona de confort para lograr un correcto intercambio catiónico y reducir o eliminar el ataque de plagas. En el rol que juegan algunos elementos vitales para las plantas se tiene el calcio, uno de los más importantes ya que mejora la absorción de nutrientes, las propiedades físicas del suelo, el intercambio de gases, mantiene los coloides de arcillas, fortalece las células, disminuye la acidez, entre otros parámetros.

El magnesio es de vital importancia en la formación de la clorofila y por ende en el proceso de fotosíntesis.

Además, interviene en el metabolismo del fósforo, en la respiración y en la activación de muchos sistemas enzimáticos en las plantas. El azufre participa en la construcción de las moléculas orgánicas y una de sus principales funciones es la síntesis de aminoácidos algunos de los cuales son únicamente sintetizados por las plantas, como es el caso de cisteína, cistina y metionina, requeridos para producir proteínas. También participa en la formación de clorofila y en la síntesis de vitaminas.
El silicio aumenta la resistencia de las plantas para superar el estrés biótico y abiótico. El boro es un micronutriente fundamental en la formación y desarrollo de las plantas. Participa con el calcio en la síntesis de las paredes celulares y es esencial para la división celular; cumple además un rol importante en la síntesis de proteínas y transporte de azúcares y carbohidratos, el metabolismo del nitrógeno, la regulación de niveles de hormonas y el transporte de potasio hacia los estomas (lo que ayuda a regular el equilibrio interno del agua).
El cobre es un micronutriente esencial para el crecimiento y reproducción de las plantas ya que permite una correcta acción del magnesio que forma la clorofila y tiene influencia en la fotosíntesis uniformizando el desarrollo de las flores y la maduración de las células.
Además, activa ciertas enzimas implicadas en la síntesis de lignina y es esencial para diversos sistemas enzimáticos. Influye en el metabolismo de carbohidratos. El potasio desempeña un rol importante en la regulación del agua en las plantas (osmo-regulación). Además es fundamental en casi todos los pasos de la síntesis de proteínas. En la producción de almidón, la enzima responsable del proceso está activada por el potasio.
El zinc que se obtiene de esfalerita (sulfuro de zinc) es un micronutriente básico para el crecimiento y reproducción de las plantas ya que participa en numerosos procesos metabólicos (síntesis de proteínas, carbohidratos, hormonas, entre otros), en la formación de clorofila y de auxinas, además de darle resistencia a la planta en condiciones de estrés por baja temperatura.
El geólogo Benito González, de la empresa Kioshi Stone, es un experto argentino con más de 30 años de investigaciones en el tema de los suelos y agrominerales. Su norte y guía es: “La pasión en el uso de los minerales naturales como reemplazo ecológico y efectivo de los fertilizantes químicos para una agricultura sostenible”.     La Puna Argentina en particular y Salta en general tienen, como      potencial geológico y minero, todas      las rocas y minerales que resultan      esenciales para la producción de los fertilizantes naturales.    
 

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