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“Mis productos son sanadores porque llevan el alma de la Tierra”

Hace de la cosmética natural todo un arte: desde crema de naranja con aloe vera hasta perfumes de cítricos. 
Domingo, 08 de marzo de 2020 01:10

Para entrar en ese universo mágico que es su casa hay que caminar despacio; esto no es para apurados de la vida cotidiana. Soledad Prados tiene un obraje de cosmética natural que parece haber sido sacada de los cuentos de Hans Christian Andersen. Solo le faltan los duendes escondidos, las hadas volando a contraluz y que la escoba salga volando sola en esa casa que está cerca de Salta, en El Encón, en medio de un bosque autóctono de churquis, molles y un algarrobo. 

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Para entrar en ese universo mágico que es su casa hay que caminar despacio; esto no es para apurados de la vida cotidiana. Soledad Prados tiene un obraje de cosmética natural que parece haber sido sacada de los cuentos de Hans Christian Andersen. Solo le faltan los duendes escondidos, las hadas volando a contraluz y que la escoba salga volando sola en esa casa que está cerca de Salta, en El Encón, en medio de un bosque autóctono de churquis, molles y un algarrobo. 

Detrás de una casa marrón hay una burbuja de barro y espuma que contiene las herramientas y todas las recetas encantadas para preparar productos de uso personal sin ningún tipo de alcoholes o elementos nocivos para la salud.

Entonces, a cada paso hay una sorpresa y no cualquiera puede verla. Vainas de algarroba, cáscaras de limones, ramitos de lavanda colgando, pedacitos de luna llena es un frasco prístino, niños jugando por un patio de tierra cargados de sombras verdes.

Todo viene de la Tierra, de su bondad. Hay crema de naranja con aloe vera; perfumes sólidos de cítricos como bergamota, naranja, limón y pomelo; o amaderados de sándalo, pachuli, vetiver y jazmín; también frutales de geranio, clavo de olor, lima rampur o rosas.

Fue un golpe que despabiló, un disparo en el barro que le abrió la cabeza. Como en el rayo de Cortázar; fue la cosmética natural la que llegó con toda su furia, con su impertinencia, sin pedir permiso y se metió en su vida si ninguna posibilidad de apelaciones.

“Yo tenía a mi hijo de 8 meses, recién parida y había renunciado a un trabajo en una óptica. Me había ido de ese comercio porque durante toda la jornada laboral tenía náuseas, no podía estar, era como que mi hijo me decía que salga de ahí. Renuncié en buenos términos y me fui, estaba en las calles”, dijo Sole, que actualmente tiene a su joven Matilda de 15 años; a Inti y Alondra, de cuatro y un año respectivamente con su actual compañero Martín.

“Cuando estaba muy mal porque ya quería trabajar vino una amiga que se llama Jorgelina Sánchez y me pidió que por favor le atienda su local en el Mercado Vaquereño. Ella se iba a Bolivia de vacaciones y me dejaba a cargo del negocio. Eso sucedió en el 2016. No pude hacer nada, no tuve posibilidades de escaparme. Me atrapó tanto esto de preparar productos naturales de uso personal que hasta ahora no pienso en otra cosa”, dijo Soledad ingresando a esa burbuja donde sirven mates y a la que decidió llamar “taller”.

Adminículos de acero inoxidables, estantes con botellas, botes, botellones, bidones, notas, recetas indescifrables, cajas y cajitas, piedras poderosas, una mesa en el centro y cajones por donde hayan paredes. Solo se salva una pedazo de muro adornado por un manto de la India. Es el sueño de todo niño curioso con cientos de escondrijos, libros e intersticios para develar.

“Mi trabajo es destilar las bondades que nos brinda la naturaleza. Yo en mi jornada de trabajo vengo a mi taller, cierro con llave para que nadie entre y comienza la magia. Tengo un destilador artesanal en donde un proceso de destilación lleva más de 40 minutos. Por arriba quedan los aceites y por debajo los hidrolatos. En ese proceso yo tomo las virtudes de las plantas y las pongo en frascos. Son productos que siguen vivos. También preparo microdosis de una planta que cura homeopáticamente. Y también hago aromaterapia para sanar por el sistema límbico. Es excitar la memoria con aromas y actuar sobre algún pasado”, dijo. Hay que detenerla porque se apasiona tanto que no puede parar.

Perfumes y champús sólidos o acondicionador líquido a base de leche de avena y aceites vegetales y esenciales. Todo es ecológico y nutritivo. “Body butter” de chocolate. Aceites esenciales puros de sándalo, naranja y benjui. Un superantioxidante, cremas para la piel, antiarrugas, que la mantienen fresca y saludable, ayudan a mantener los poros cerrados, y que además combaten el acné y las manchas del sol. Son todos los productos que van diciendo automáticamente y sin respirar cuando se le pregunta sobre lo que hace. Paltas, naranjas, gardenias, rosas, salvias, lavandas, eucaliptos, dalias y otras tantas plantas son sus materias primas esenciales.

“Aprovecho las que tenemos en el valle de Lerma, como el cedrón y también las de estación. También tengo los perfumes esenciales con aromas de todas partes. Ahora lo que me gusta hacer a mí es todos mis productos sólidos, porque además ahorramos en los envases, que son altamente contaminantes”, dijo Sole.

Pastas de dientes y desodorantes sólidos, sin alcohol, son otras de las tantas cosas que oferta los sábados en Vaqueros.

“Esta es una alquimia,en este taller trascienden los beneficios y las virtudes de las plantas. Cada uno de mis productos llevan el alma de la Tierra. Esto es cosa de brujas”, dijo a las carcajadas y se perdió por el bosque de la siesta.

El nombre de la marca

“La mandrágora es una planta que tiene una raíz con forma humana. Como toda planta siente y dicen que esta planta llega a llorar si uno la saca de la Tierra de una forma que no es correcta. Yo a todas las plantas las trato de una manera muy especial, porque tienen que tener la capacidad de sanar, de darnos lo mejor de la naturaleza y de su sabiduría”, aseguró Soledad.

Ella también hace crema santa y linimentos para los dolores, especialmente para aquellas personas mayores con dolores de huesos u otras enfermedades. Es un alivio para las incurables.

“Si nosotros logramos prescindir de los productos de cosmética y de algunos medicamentos vamos a obtener una mayor soberanía sobre lo que consumimos. Es por eso que yo lucho y creo que eso hará que nunca más deje esta actividad, que es revolucionaria”, dijo.

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