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La pandemia después de la pandemia: cómo prepararse para la crisis económica de las empresas

Jueves, 16 de abril de 2020 12:47

Si hay algo que seguro nos va a dejar la crisis del Covid-19 es una pandemia económica y generalizada en la gran mayoría de las empresas, sin importar su tamaño o capacidad económica anterior a marzo de 2020.

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Si hay algo que seguro nos va a dejar la crisis del Covid-19 es una pandemia económica y generalizada en la gran mayoría de las empresas, sin importar su tamaño o capacidad económica anterior a marzo de 2020.

Todo pasa. Y esto también pasará. Las circunstancias extraordinarias e imprevisibles que hoy nos tocan vivir, tanto a nivel personal, como sociedad, nos impondrán desafíos futuros que conviene comenzar a pensarlos cuanto antes.

El día después de la pandemia es el nuevo desafío que tienen a la vuelta de la esquina tanto los empresarios, los directorios de las empresas, los comerciantes o emprendedores. A todos les tocará, antes o después, enfrentarse a las consecuencias económicas que el tsunami de la pandemia dejará tras su paso.

Claramente no es lo mismo “pensar” la situación de una empresa que arrastraba con anterioridad una situación económica crítica que la de una empresa con buena salud económica y financiera.

La teoría que nos propuso Charles Darwin de la evolución de las especies por medio de la selección natural cobra hoy, en el mundo empresario, una inusual actualidad: la supervivencia del más apto.

Entiendo que todos, sin importar la situación previa, deberán replantearse sus objetivos y tomar esto como una clara oportunidad de cambio. El mundo se paró y todos nos tuvimos que “guardar” en nuestros hogares. Cuando salgamos, los desafíos nos estarán esperando, y las oportunidades también.

En cuanto al proceso de análisis a fin de alistarnos para la economía de la post pandemia, se deberán dar una serie de pasos. El primero consiste en evaluar todos los escenarios posibles en los cuales la empresa en cuestión desarrolla su actividad: operaciones, económicos, financieros, recursos humanos, proyectos, etc. Esto nos permitirá contar con información, cierta y “actualizada” a las nuevas circunstancias y será el punto de partida desde el cual se podrá comenzar a tomar las decisiones que el “día después” nos requiera.

El segundo paso consiste en hacer una reestructuración del presupuesto de la empresa. Se debe repensar la aplicación de los recursos, la estructura de gastos, costos operativos, flujo de fondos, liquidez, más todos aquellos rubros que importen un drenaje de recursos.

Cuidar la caja es la prioridad en estos tiempos. Las empresas deberán tener hoy como meta, en aquellos casos que sea posible, acercarse al punto de equilibrio, y esto no hay otra forma de lograrlo que reduciendo los costos operativos y renegociando con los proveedores. No en todos los casos será posible, pero sí es necesario hacer el intento.

El tercer paso consiste en revisar y actualizar el plan de negocios de la empresa, adaptándolo a los desafíos que la economía de la post pandemia nos deje. Para aquellos que carecen de un plan de negocios, este es un buen momento para hacerlo.

Así como Amazon tuvo que salir "corriendo" a contratar gente, Disney debió hacer lo mismo pero al revés .Cada empresa tiene su propia realidad. Por eso es de capital importancia tener un norte claro, saber a donde se tiene que ir y definir los pasos necesarios para llegar a ese lugar.

El cuarto paso, y no por ello menos importante, consiste en repensar la rentabilidad. Una empresa rentable es una empresa sana y es responsabilidad de quienes están a cargo lograr ese objetivo.

La economía de la post pandemia nos enfrenta al desafío de repensar los antiguos esquemas o bases en que se cimentaba la rentabilidad. La salida de esta crisis, importará parámetros nuevos, gastos diferentes, seguridad, higiene, etc.

Si analizamos la industria del cine o del teatro: deberán repensar sus propuestas de negocios. Lo mismo con los shoppings. Y esto solo como ejemplo. La lista de situaciones nuevas es infinita. Lo cierto es que cada empresa deberá examinar en profundidad su esquema de rentabilidad, adaptándolo a los nuevos tiempos.

El quinto paso, y no por ser el último es el menos importante -todo lo contrario- es el capital humano. Muchas empresas, por no decir la gran mayoría, afrontan la imposibilidad de abonar los salarios de marzo y subsiguientes, otras pudieron afrontar parte, y algunos pocos han podido pagar la totalidad de la masa salarial y tienen algún “resto” para los meses que vienen. En todos los casos la gestión del capital humano de las empresas se convierte en una pieza vital del rompecabezas que nos tocará armar cuando el coronavirus nos permita volver a nuestros trabajos.

Dicho esto, nos toca realizar un somero análisis de aquellas empresas que estén en cesación de pagos y sin recursos (o muy escasos) para afrontar la salida de esta crisis, en particular las PyMes.

Más allá de las propuestas que está motorizando el Poder Ejecutivo Nacional, estamos observando que, en la práctica, esa “ayuda estatal” o bien es escasa para afrontar la crisis actual, o directamente hay un enorme elenco de empresas que, por una circunstancia u otra, no pueden acceder a los paliativos gubernamentales.

Las empresas afectadas por el virus de la cesación de pagos o su hermano menor, las empresas de pocos o escasos recursos actuales, conformen el nuevo “grupo de riesgo”. El “respirador” en estos casos es el concurso preventivo. Si bien es una instancia a la cual por instinto natural el empresario evita llegar (claramente nadie quiere ser internado en terapia intensiva), en ciertas circunstancias es la única posibilidad (final) de preservar la actividad de la empresa en “marcha”.

Nuestra legislación concursal se encuentra estructurada de manera tal que, una vez presentado el concurso preventivo de acreedores, la empresa encuentra una amplio espectro de protección legal de todo su patrimonio. No puede ser sujeto de embargos, ni agresiones a su patrimonio. Todo lo que debe hasta el día de la presentación se “congela” (con algunas excepciones) por el plazo que dure el trámite concursal, el cual, con sus más y sus menos, dura entre 18 y 24 meses.

Como conclusión, es claro que la “pandemia” luego del coronavirus será la crisis económica. No tiene sentido negar esta realidad que nos espera a la vuelta de la esquina.

Prepararse para lo que viene es la única alternativa posible para sobrevivir. Nos tocará a los asesores de empresas armar un traje a la medida de cada caso para enfrentar el futuro. No todas las empresas tienen los mismos anticuerpos o defensas. Y para los que carezcan de ellos también hay una posibilidad.

Fuente: Infobae

 

 

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