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Para la cuarentena, bueno es el ingenio emprendedor

Sin temor a los malos tiempos, reinterpretaron las necesidades del mercado. A través de las redes sociales los creadores salieron con productos y servicios innovadores. 
Lunes, 04 de mayo de 2020 16:00

Por María de los Ángeles Rojas

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Por María de los Ángeles Rojas

“Cuando todo parezca ir en tu contra, recuerda que el avión despega contra el viento”, dijo una vez Henry Ford (1863-1974), y aunque a los emprendedores salteños los están atenazando caprichosos remolinos desde que el 20 de marzo se impuso el aislamiento social obligatorio para frenar al Covid-19, son varios los que se decidieron a leer las señales de demanda del mercado para reinventar sus productos y servicios y lograr que no se les resienta tanto la economía. 
La diseñadora de modas Cintia Moisés lanzó la propuesta del baby shower virtual. Piel de Ángel, su marca, surgió hace ocho años orientada a vestir bebés y niños. De allí deviene su nombre, con el que buscó asociar la cremosa tesitura de la piel de los infantes con la suavidad y calidad de los géneros que emplea para confeccionar sus piezas. “Con el transcurso del tiempo ampliamos el espectro de edades. La fascinación por incursionar en otros aspectos de la moda nos llevó a dedicarnos también a la alta costura, aportando una transversalidad en la materialización de dichas prendas”, detalló Moisés. Cuando se decretó la cuarentena ella estaba dando clases de costura para niñas y adultos. “La situación impactó en la regularidad de los talleres, ya que la reunión de personas se hacía imposible. Esto llevó a que la marca se reinventara en propuestas innovadoras para enfrentar el impacto económico que generó el aislamiento”, comentó Moisés. Al observar que se suspendían los eventos de bienvenida para los niños por nacer, aunque no la voluntad de agasajarlos, pensó en el baby shower virtual. Se trata de una experiencia de asesoramiento integral, cuyo objetivo es retener la expresión de buenos deseos ante un alumbramiento. “Una forma de generar alegría en el otro es mediante algo que le provoque asombro y sorpresa, sobre todo cuando atravesamos momentos difíciles, para darles otro giro. Mediante un baby shower le damos la bienvenida al bebé y si bien la cuarentena lo impide, esto no afecta la intención de expresar cariño y afecto mediante otras formas. Les quise proporcionar a las clientas una forma de estar presentes, sin un contacto físico, para aportar al momento de esa familia que espera un nuevo integrante”, describió. El ajuar de Piel de Ángel incluye baberos, babitas, portachupetes, trapitos de apego, sábanas, acolchados y chichoneras para cuna y moisés, cambiadores portátiles, bolsos maternales y remeras de lactancia. También otros productos requeridos por el cliente. El conjunto es diseñado por ella en la combinación de géneros y colores que haya sido escogida según el gusto de la persona agasajada. Para Moisés fue la oportunidad de demostrarse cuán aceitada está su usina imaginaria. “Es importante tener la capacidad de adaptarse a los cambios, reinventándose para poder trasponer esta emergencia económica que estamos atravesando”, definió.

A través de las redes sociales los creadores salieron con productos y servicios innovadores.

Los tapabocas

Hace dos meses la diseñadora gráfica Sofía Anesa y la comunicadora social Micol Ellero estaban abocadas a una nueva producción de Chüspa, su marca de bolsas funcionales, y trabajando en prototipos para lanzar nuevos productos. “Cuando anunciaron la cuarentena obligatoria la demanda de nuestros productos comenzó a disminuir y nosotras decidimos parar con la promoción, porque no nos sentíamos consecuentes ofreciendo productos que sabemos que no son de primera necesidad, mientras se desataba una crisis que nos tenía a todos con necesidades mucho más importantes, con angustia y un montón de preguntas sobre qué iba a pasar”, describió Anesa.
Sin embargo, ese parar resultó inspirador. “Nos preocupaba no vender ni producir más, porque somos conscientes de que este trabajo significa un ingreso económico importante para las costureras que forman parte del proyecto. Y fue así como decidimos adaptarnos al contexto y escuchar la demanda del momento, que eran los tapabocas, ya no solo para personas del rubro de la salud, sino para todo el que necesitara salir de su casa por el motivo que fuese”, relató Anesa. Luego describió que los tapabocas de Chüspa están confeccionados en el frente con la misma tela de las bolsas, resistente al agua y al aire. Por dentro llevan friselina y queda un espacio entre medio de ambos géneros para colocar una servilleta o filtro descartable. Su forma se adapta a las formas de la nariz y los ojos para no bloquear la visión. Además, el elástico es regulable y se los puede lavar y reutilizar. “La demanda fue y sigue siendo muy alta desde el momento en que lanzamos los tapabocas. Tenemos algunas dificultades para conseguir todos los materiales que necesitamos, porque entendemos que los proveedores también tienen la dificultad de conseguirlos, aunque lo vamos resolviendo bien por el momento”, comentó Anesa. Para distribuirlos hacen entregas en tres puntos de la ciudad desde donde los clientes pueden retirar el producto y también realizan envíos a través de una cadetería. Venden por internet.

Voces de radio

En octubre de 2019 las estudiantes de nivel superior Cecilia Lagarde y Verónica Ríos se aliaron para poner el Centro de Estudios Lagarde, en el que aplicaron su vasta experiencia en el dictado de clases de apoyo para alumnos de primario, secundario y terciario. Vencieron las reticencias de un contexto social, político y económico al que calificaron como “lleno de incertidumbre” y buscaron responder a “la necesidad de un seguimiento continuo de las actividades para el hogar”, bloqueado tanto por la desorganización del tiempo de los estudiantes como por la falta de acompañamiento de sus padres, absorbidos por otras obligaciones. “Cuando inició la cuarentena ya estábamos trabajando con los seguimientos y dando clases de apoyo para los chicos, sobre todo del nivel primario que el año pasado, a causa de los paros, estaban atrasados”, contó Lagarde. Cuando se decretó el aislamiento suspendieron toda actividad, pero al dilatarse los tiempos la demanda por sus servicios iba in crescendo. Todos los establecimientos educativos bajaron la línea de dar clases virtuales a sus docentes. Sin capacitación en esta modalidad ni implementos para llevarla a cabo, todos los actores de las comunidades educativas se vieron en emergencia. “Nosotras decidimos dar clases online con las herramientas tecnológicas que disponemos y teniendo en cuenta las posibilidades de nuestros alumnos”, contó Lagarde. Su oferta de clases virtuales abarca desde una plataforma de classroom creada para este fin hasta videollamadas por whatsapp, dependiendo de la accesibilidad a computadoras, celulares inteligentes e internet que tengan los alumnos. Estos servicios son pagos, aunque a un costo económico. También brindan clases gratuitas por la página de Facebook del Instituto. Cada sábado, a las 9, hacen transmisiones en vivo en las que desarrollan diferentes temas. Explican la teoría, acompañándola de ejercicios y proponen prácticas. “Los temas que elegimos surgen de las consultas que realizan por nuestras redes sociales los mismos chicos. La semana pasada dimos nomenclatura química y esta, análisis sintáctico de oraciones”, especificó Lagarde. Estos videos quedan guardados en la página para uso de quienes deseen compartirlos o verlos nuevamente. Además, llegan a los hogares a través del programa La Escuelita de Radio Vos, que se emite en vivo de lunes a viernes de 14 a 16 por la 90.1 Radio Vos. “Tenemos una directora (la operadora) y nosotras somos las ‘seños’. Al iniciar las clases tocamos el timbre, tenemos recreos (tandas publicitarias) y nos organizamos por ciclos. Un día vemos de primero a tercer grado de primaria, al siguiente de cuarto a séptimo, después trabajamos contenidos de secundario y por último de nivel superior. Esta pandemia es un desafío para todos y queremos hacerles ver a los chicos la importancia de seguir una rutina de estudio, de ponerse horarios y de entender que este periodo no son vacaciones, sino que hay que cumplir con las actividades escolares”, dijo Lagarde.

Música a la carta

Después de haber tenido una hija en diciembre de 2019, la cantautora Lucía Díaz de Vivar se disponía a volver a los escenarios en marzo de 2020. Pandemia mediante, reflotó un proyecto que tenía pendiente “Música presente”, de regalar canciones online. “Me senté más en mi home studio durante este tiempo y me di espacio para proponer al cliente darle a la música el estatus de regalo. La música conecta con lo emocional, historias, personas, anécdotas, es un regalo profundo y emotivo, muy personalizado”, describió. Así, ella graba la canción entonada por ella, aunque si la otra persona quiere cantar también se puede compaginar ambas voces con la música, al unísono o por tramos. Es una opción incluir diversas voces que reciten frases o poemas que se le quieran dedicar dentro de la canción o hacer una letra especial para la persona. A las canciones regrabadas se puede agregar un video con imágenes. El otro servicio es la serenata live, que invita a unirse con familiares por alguna plataforma como Zoom para un concierto privado de Lucía.

Panes deliciosos

Hasta el 20 de marzo Celeste Pastrana revendía ropa americana y su pareja Julio Gutiérrez trabajaba en una empresa de mantenimiento. A él le redujeron las horas efectivas por las restricciones de la cuarentena y a ella se le hizo imposible comprar mercadería por el cierre de las fronteras. Aislados, hicieron pan para compartir en familia. Como les salió delicioso, decidieron venderlo y a ella se le ocurrió confeccionar paneras artesanales. Al principio elaboraron el pan jalá, de origen judío y con un sabor entre salado y dulce. Luego se diversificaron en pan de miga, tortillas, bollos, maicenas, pastafrola, magdalenas y bizcochuelo. Las paneras son de lienzo y arpillera con detalles pintados a mano. Las hay de diferentes modelos. “Vivimos en La Silleta y les ofrecemos los productos a los vecinos. Mi pareja va dos días a la semana a la casa de sus padres para entregar los pedidos de la ciudad”, describió Pastrana su logística. 
 

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