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16 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Una muerte que interpela al mundo

Miércoles, 17 de junio de 2020 03:02

El asesinato de George Floyd, en la ciudad de Minneápolis en el estado de Minnesota, por parte de 4 policías a fines de mayo no termina de replicar las cientos de protestas en Estados Unidos y alrededor del mundo.

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El asesinato de George Floyd, en la ciudad de Minneápolis en el estado de Minnesota, por parte de 4 policías a fines de mayo no termina de replicar las cientos de protestas en Estados Unidos y alrededor del mundo.

Los casi 9 minutos en los que uno de los policías asfixió con su rodilla el cuello de George Floyd fue grabada por varios transeúntes que en su desesperación intentaron alertar a los demás oficiales sobre las plegarias de ayuda y auxilio que musitaba Floyd. Entre sus últimas palabras en el suelo, George Floyd pide por su madre, y repetitivamente dice: "I can't breath" - "no puedo respirar"-. Con estas palabras finales es posible trazar una descripción de la realidad de las comunidades afrodescendientes en Estados Unidos en su relación con las fuerzas de seguridad.

Estadísticas oficiales demuestran que tienen tres veces más probabilidades de ser asesinadas por la policía al mismo tiempo que, en comparación con segmentos blancos de la población, es casi 2 veces menos probable que vayan armadas.

Desde 2013 al 2019, un 99% de muertes en custodia policial resultaron en ningún procesamiento o juicio en contra de agentes de seguridad en Estados Unidos. Entre los mismos años de 2013 a 2019, la tasa promedio total de personas asesinadas por la policía fue de 2.2%, con respecto a la comunidad afrodescendientes la tasa promedio fue del 8.5%.

Parte de la historia cruel de esta realidad en Estados Unidos se puede contar por tener acceso a estadísticas oficiales o a centros de investigación que hace décadas siguen de cerca el tema de abuso y violencia policial contra minorías en los 50 estados del país. Pero la parte más importante que sirve para entender esta realidad es la historia del racismo estructural que sufren las comunidades afrodescendientes como también otras minorías como por ejemplo la latina. En ambos casos, tomando indicadores de desarrollo humano como por ejemplo educación, acceso a la salud, vivienda propia, ocupación estable, acceso a alimentos y posibilidades de crecimiento económico en términos de salario; en cada una de estas variables, la comunidad afrodescendiente, en promedio, está casi un 20% debajo en comparación a poblaciones blancas.

Este dato surge a partir de la finalización del periodo de segregación en 1964 cuando, en parte, la lucha de Martin Luther King y su famoso discurso "Tengo un Sueño", logra acabar con leyes de discriminación racial contra de comunidades afrodescendientes. Antes de 1964, poblaciones afrodescendientes no podían ni ir a la misma escuela que poblaciones blancas, acceder a la universidad, acceder al crédito hipotecario ni hasta siquiera acceder a los mimos lugares de práctica religiosa -eso sí: podían unirse al ejército en plena guerra de Vietnam.

Saliendo de las ofertas espectaculares de Hollywood y la industria cultural de Estados Unidos, la historia profunda de ese país marca injusticias contra su propia población a escalas poco comparables en otras parte del mundo. Ningún país es ajeno o inmune a momentos oscuros de su historia.

Argentina también los tuvo y los tendrá.

La muerte de George Floyd viene a remarcar justamente esto: que los procesos históricos en la lucha contra el racismo, la discriminación, el abuso y la violencia institucional, entre otros, son batallas que se deben dar día a día sin perder de vista el rol del Estado y la responsabilidad cívica de cada ciudadano.

Por ello, lo que ocurre en Minneápolis tampoco es ajeno a situaciones de violencia de género, violencia policial y hasta apremios ilegales en Salta y el resto del país.

Más aún, el paralelismo entre comunidades afrodescendientes en Estados Unidos y comunidades originarias en Argentina comprende situaciones de precariedad social, educativa, política y cultural en contraste con otros segmentos de la población.

Es hora de tomar conciencia de que estas desigualdades son parte de la vida cotidiana de miles de conciudadanos debería ayudarnos a ser parte del cambio y la solución.

Por ejemplo, a nivel del Estado nacional y provincial, es necesario garantizar y proteger los derechos de estas comunidades en todo su sentido, empezando por algo, quizás básico, que es la recopilación y estudio de indicadores de desarrollo humano.

Sería un primer paso.

El ejemplo trágico de la situación en la que viven las comunidades autóctonas del norte de la provincia de Salta es uno de los muchos casos de vulneración de derechos en todo el país.

A nivel personal, está en cada uno de nosotros aprender de nuestra historia, nuestro pasado, y la herencia que recibimos en Salta, el norte grande de Argentina y todo el país.

Hacer un análisis retrospectivo, cuidadoso y respetuoso de nuestra propia ignorancia seguramente brinde un conocimiento nuevo y justo para saber afrontar privilegios heredados y abogar por los que sufren discriminaciones estructurales desde hace siglos.

La muerte de George Floyd sin dudas desata un periodo de reflexión mundial en la relación entre actores de la sociedad y momentos históricos poco felices en el desarrollo del ideario o identidad nacional.

En Inglaterra, precisamente en la ciudad de Bristol - conocida por su pasado en el mercado de esclavos - como también en la Universidad de Oxford, este proceso de reflexión se traduce a remover estatuas de figuras históricas ligadas al comercio de esclavos antes de 1833-1865.

En la ciudad de Londres, el alcalde constituyó un comité de asesores para reflexionar el rol que juegan monumentos, nombres de calles, edificios y estatuas de personajes ligados a la etapa colonial del Reino Unido.

Cada país, cada ciudad conoce de qué manera llevar a cabo una reflexión formada, completa, diversa y honesta del rol que juega la herencia histórica de un lugar con respecto a su presente.

Para mi, que viví cuatro años en Minneápolis, la historia de George Floyd es una de los cientos de historia que conocí personalmente durante mis estudios en Estados Unidos.

Con la posibilidad de comparación, querría que la reflexión crítica y constructiva en Salta y Argentina desemboque en debates ricos y diversos de como acompañar un proceso de cambio y conocimiento de la historia compleja de nuestra patria - desde el individuo hasta el Estado, cada uno jugando su rol, en contra del racismo, en contra de xenofobia y a favor de principios fundamentales de la humanidad. Sin dudas, como ciudadanos de Salta o Minneápolis, tendremos que seguir atentos a las luchas inclaudicables por la igualdad en Argentina, Estados Unidos y todo el mundo.

 

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