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El Norte Grande y la nueva realidad

Domingo, 09 de agosto de 2020 00:00

En varias ocasiones nos referimos en estas páginas a la geoestrategia salteña, en función de una aún invertebrada geopolítica nacional. Por suerte, en Salta ya somos varios cejando en tal empeño.

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En varias ocasiones nos referimos en estas páginas a la geoestrategia salteña, en función de una aún invertebrada geopolítica nacional. Por suerte, en Salta ya somos varios cejando en tal empeño.

Esta crucial aspiración vegeta en el plano teórico. Pasa el tiempo y no se advierte que tales planteos cuajaran en las dirigencias. Frente a la eventualidad de un rediseño de país centralista, urge cambiar nuestra cultura política para enfrentar los duros desafíos que sobrevendrán, desde una perspectiva regional cualitativamente superadora.

Si así fuese, el esquema de negociación radial vigente durante 150 años (Nación - Provincia) debe sustituirse por otro transversal (Nación - Provincias), que potencie la planificación estratégica en el marco de un renovado federalismo de concertación.

Recapitulemos ideas expuestas oportunamente, como pequeño aporte para tamaña empresa:

* No hay dos Argentinas, sino tres:

1) La región central -pampa húmeda portuaria- que concentra población, industria, servicios, infraestructura e integra el "cuerno de oro" del Mercosur.

2) La región del Norte Grande Argentino, con los peores indicadores de desarrollo humano.

3) La Patagonia, marítima, vacía y semiabandonada.

* Pese a la ausencia de propuestas que reemplacen nuestra rémora unitaria, se impone asumir el diseño geopolítico de la Argentina peninsular, bioceánica y antártica, para este siglo XXI oceánico y espacial.

* Adoptando dicha visión, planteada en 1976 por Juan E. Guglialmelli, al Norte Grande le cabe un papel geoestratégico vital: a) promover la integración de esta vasta región y b) articularla con Sudamérica para contrabalancear el desarticulante centralismo portuario.

Empezar de cero

En nota anterior ("Empezar de cero, no queda otra salida", El Tribuno - 25/07/2020) propusimos -para empezar- media docena de básicas políticas de Estado, entre ellas "trabajar el equilibrio regional en los términos del art. 75 inc. 19 de la Constitución, incluido un plan de desarrollo integral" y "reconstituir la región del Norte Grande Argentino, bisagra con el polo suramericano, rescatando nuestra tradición hispano - indoamericana".

Conviene recordar estos datos: la región posee una superficie de 849.563 km2 (27% del total) y 7.669.110 habitantes (20%, según censo 2010); cuenta con 30 pasos internacionales, comunicantes con Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay, y al menos tres aeropuertos internacionales muy activos; sus grandes ríos, salvo el Salado, son de carácter internacional e integran la Cuenca del Plata.

La cruzan centenares de kilómetros de caminos y vías férreas (Belgrano, Mitre y Urquiza), a excepción de las rutas 16, 81 y 51 y el ramal C-14, todas las demás comunicaciones convergen en los puertos de Buenos Aires y Rosario.

Las diez provincias de la región cuentan con 30 senadores y 63 diputados nacionales, una importante base para balancear a los 15 senadores y 257 diputados de los cinco distritos que definen el reparto del poder en Argentina (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Mendoza y Santa Fe).

El mundo posible

Para responder a semejante desafío, observemos con atención la marcha del mundo, ya que nada está dado ni sucede por el horóscopo chino; al contrario, es construcción pura y por ende creatividad y perseverancia pagan bien.

El mundo pospandemia pronostica un descalabro económico - social, que, si la comunidad internacional encara con responsabilidad solidaria, podría generar formas de producción y de relaciones sociales (sobre todo laborales) que conlleven una oportunidad. De allí la necesidad de fortalecer el multilateralismo cooperativo: cumbres políticas y foros internacionales, conferencias diplomáticas intergubernamentales o en organismos internacionales, serán parte de la solución incluso para amortiguar ineludibles choques entre grandes potencias.

Avanzamos hacia un esquema multipolar de Estados, de bloques de estados o alguna mixtura.

Esta posibilidad se abre por tres razones elementales:

1) Estados Unidos no puede sostener su unipolaridad, aunque lo siga intentando.

2) El eje político a inicios del siglo XXI trasladó a la cuenca del Pacífico.

3) La humanidad enfrenta desafíos que solo podrán resolverse en conjunto. Esta simplificación no desconoce el armado de alianzas y contra alianzas hasta que amanezca un nuevo orden mundial con su correspondiente esquema de seguridad.

En nuestra realidad continental, tal construcción depende de cómo la encaremos en adelante, habida cuenta de que nuestras experiencias comunes (Unasur, Celac, ALBA, Mercosur, Comunidad Andina, Grupo de Lima, Grupo de Puebla, Zicosur), se han desconectado y estancado por inoperancia, mala lectura de tiempos u obnubilación ideológica.

A las cosas

Asumiendo la vigencia de la Argentina peninsular como hipótesis plausible, la región del Norte Grande Argentino aportará significativamente a las provincias que la componen y a toda la Nación, por ser área articuladora con la América del Sur heredera de aquella tradición hispano-indoamericana.

Reafirmando la integración nacional transversal NOA - NEA, de proyección bioceánica, la región cumplirá el objetivo histórico de contribuir al armado de un eje polar desde la unión suramericana.

Con todo, la evolución del regionalismo argentino es otra demostración de incapacidad histórica para integrar nuestro vasto y subpoblado país.

Con el correr de los años se aplicaron distintos criterios para dividir las regiones: el geográfico, el histórico-

geográfico, el estadístico, armando y desarmando regiones, etc.

En la página de la Secretaría de Provincias del Ministerio del Interior, no figuran NOA y NEA sino Norte Grande. Vaya a saber cuál fue el criterio empleado y si tuvieron participación las provincias involucradas.

Para compartir el proyecto superador acá propuesto entre diez provincias todavía desconectadas, y asumiendo que se trata de una construcción política, correspondería - en primer término - desplegar acciones de aproximación a nivel gubernamental sumando también a la sociedad civil, a fin de elaborar una hoja de ruta.

Los respectivos gobiernos actuarán como promotores y articuladores, implementando una activa paradiplomacia para crear vínculos de confianza entre los interlocutores que se vayan involucrando. 

En segundo lugar, dada la inmediatez geográfica, sería oportuno explorar el ánimo de las provincias del NOA con las que existan vínculos más estrechos. De allí que resulta plausible la iniciativa del vicegobernador Antonio Marocco, quien convocó a reactivar el Pacto de Integración del Parlamento del NOA suscripto en marzo de 1994. El diálogo entre legisladores de distintas extracciones partidarias puede allanar el camino a la comprensión del proyecto regional... en la medida en que el convencimiento los implique pues seguramente confrontarán las necesidades populares con la “lealtad” político-partidaria. 

No obstante la relativa homogeneidad, existen evidentes asimetrías institucionales, sociales y económicas entre las provincias regionalizadas. (Un aspecto sensible, pues conlleva la preparación de una agenda que visibilice dichas diferencias).

Por último, la tarea sería menos ardua y más rápida con un espacio de reflexión en donde se revise integralmente el contenido de la Declaración de Salta y del Tratado Parcial constitutivo de la región del Norte Grande, ya que desde entonces a la fecha Argentina y el mundo han dado varias vueltas carnero. En esos documentos hay un rico material para rescatar. La región Norte Grande Argentino está institucionalizada y posee estructura orgánica; además todas las provincias involucradas son a su vez miembros de la Zicosur. 

El acuerdo con bonistas privados despejó, momentáneamente, el cielo de tormenta cernido sobre nuestras cabezas. Nadie en su sano juicio puede sostener que nuestros intactos problemas estructurales se solucionarán de la noche a la mañana o que lloverán inversiones para mover la economía.

Esperamos sí que el arreglo apareje el plan económico todavía ignoto. 

Ahora seguirá la complicada negociación con el FMI, al cual sí habrá que exhibirle un plan que asegure el pago de los US$55.000 millones del salvataje a Macri. 

¿Qué o quién nos garantiza que ese plan coyuntural tenga presente las reales necesidades del “interior profundo”? O todo apunta a que la escala económica se imponga como tantas veces y el Norte Grande obtenga apenas un plancito Belgrano para continuar obras de saneamiento y de cordón cuneta, peleando entre nosotros por un par de metros más.

 

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