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Boca fue “positivo” en Paraguay

El xeneize le ganó al Libertad de Ramón Díaz con un doblete del Salvio y lidera el Grupo H.
Viernes, 18 de septiembre de 2020 01:11

Contundente. Boca Juniors retomó su participación en la Copa Libertadores con polémica por los contagios masivos que tuvo en su plantel profesional y que aún así le permitieron viajar a Asunción para enfrentar a Libertad, pero en los 90 minutos en la cancha supo dejar todo eso de lado para jugar con solidez e imponerse por 2 a 0 a los dirigidos por Ramón Díaz y erigirse en el único puntero del Grupo H.
Los ayer conducidos por Leandro Somoza, ya que Miguel Russo permaneció en Buenos Aires por su doble condición de persona de riesgo a raíz de su edad (64 años) y haber padecido una enfermedad oncológica en 2018, madrugaron en el estadio Pablo Rojas y se quedaron con todo al final.
Es que apenas habían transcurrido cinco minutos cuando Eduardo Salvio ingresó gambeteando al área paraguaya y tras un rebote afortunado pudo doblegar la resistencia del arquero Martín Silva.
A partir de allí el xeneize se mostró como un clásico equipo de los que suele moldear Russo, con solidez defensiva, rocoso en el medio y liviano en ataque para sorprender a su rival cuando alguna contra lo favoreciera.
Pero lo que mejor hizo Boca con esa ventaja prematura fue bajarle absolutamente el ritmo al partido, con el doble beneficio de atesorar energías, pocas a la luz de los 187 días de inactividad que tuvo desde el comienzo de la pandemia en COVID-19, y consecuentemente con ello bajarle el tono a la necesidad de un rival en desventaja en el marcador.
Además el estado del campo de juego tampoco ayudaba para desarrollar demasiado preciosismo futbolístico, porque la precisión no iba de la mano justamente con la superficie sobre la que rodaba el balón.
Y así, las cosas, con Boca manteniendo siempre a los locales lejos del arco de Esteban Andrada mediante un 4-4-2 clásico, que encontraba respiro en la posesión por izquierda del retornado Gonzalo Maroni y verticalidad por derecha con el goleador Salvio, se extinguió la primera etapa.
La segunda mitad fue muy parecida, pero el permiso otorgado por la FIFA para este retorno a la actividad con cinco cambios por bando también coadyuvaron para que Boca siguiera adormeciendo el desarrollo del encuentro lejos de cualquier riesgo.

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Contundente. Boca Juniors retomó su participación en la Copa Libertadores con polémica por los contagios masivos que tuvo en su plantel profesional y que aún así le permitieron viajar a Asunción para enfrentar a Libertad, pero en los 90 minutos en la cancha supo dejar todo eso de lado para jugar con solidez e imponerse por 2 a 0 a los dirigidos por Ramón Díaz y erigirse en el único puntero del Grupo H.
Los ayer conducidos por Leandro Somoza, ya que Miguel Russo permaneció en Buenos Aires por su doble condición de persona de riesgo a raíz de su edad (64 años) y haber padecido una enfermedad oncológica en 2018, madrugaron en el estadio Pablo Rojas y se quedaron con todo al final.
Es que apenas habían transcurrido cinco minutos cuando Eduardo Salvio ingresó gambeteando al área paraguaya y tras un rebote afortunado pudo doblegar la resistencia del arquero Martín Silva.
A partir de allí el xeneize se mostró como un clásico equipo de los que suele moldear Russo, con solidez defensiva, rocoso en el medio y liviano en ataque para sorprender a su rival cuando alguna contra lo favoreciera.
Pero lo que mejor hizo Boca con esa ventaja prematura fue bajarle absolutamente el ritmo al partido, con el doble beneficio de atesorar energías, pocas a la luz de los 187 días de inactividad que tuvo desde el comienzo de la pandemia en COVID-19, y consecuentemente con ello bajarle el tono a la necesidad de un rival en desventaja en el marcador.
Además el estado del campo de juego tampoco ayudaba para desarrollar demasiado preciosismo futbolístico, porque la precisión no iba de la mano justamente con la superficie sobre la que rodaba el balón.
Y así, las cosas, con Boca manteniendo siempre a los locales lejos del arco de Esteban Andrada mediante un 4-4-2 clásico, que encontraba respiro en la posesión por izquierda del retornado Gonzalo Maroni y verticalidad por derecha con el goleador Salvio, se extinguió la primera etapa.
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