Rodolfo Gallo Cornejo es el rector de la Universidad Católica de Salta. Es ingeniero civil, master en administración de negocios de la Ucasal y master en project management de la Universidad San Pablo - CEU - España. Está al frente de la casa de altos estudios desde hace cuatro años. Este 2020 afrontó el desafío de poner en marcha toda la ingeniería tecnológica para que los estudiantes presenciales no pierdan clases durante la cuarentena y mediante la virtualidad sigan llevando adelante el proceso de enseñanza - aprendizaje.
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Rodolfo Gallo Cornejo es el rector de la Universidad Católica de Salta. Es ingeniero civil, master en administración de negocios de la Ucasal y master en project management de la Universidad San Pablo - CEU - España. Está al frente de la casa de altos estudios desde hace cuatro años. Este 2020 afrontó el desafío de poner en marcha toda la ingeniería tecnológica para que los estudiantes presenciales no pierdan clases durante la cuarentena y mediante la virtualidad sigan llevando adelante el proceso de enseñanza - aprendizaje.
¿Cuál es su visión sobre la situación económica actual?
Las consecuencias de la pandemia son complicadas en todo aspecto, fundamentalmente por la caída histórica del PBI en todo el mundo. Es algo inédito no solo es un problema local, nacional sino internacional. Esto no ocurría desde la II Guerra Mundial. Hubo una bajada mundial de todos los parámetros económicos. Eso denota gravedad y dentro de ella, nosotros como universidad mantenemos una administración austera, eficiente de manera tal que frente a grandes problemas hemos continuado con la actividad prácticamente en normalidad con la virtualidad. Esto tuvo una respuesta positiva de los alumnos y sus familias. Por otra parte pusimos al servicio de los alumnos el espacio “Ucasal te escucha”, en el cual hemos atendido los requerimientos de los estudiantes que han tenido algún tipo de problema para solucionar caso por caso.
¿Cómo cree que se puede salir de la crisis por la pandemia?
En primer lugar es importante el ordenamiento de la economía y luego la implementación de un plan mediante el cual empiece toda la capacidad instalada en Argentina y precisamente Salta a ponerse en marcha. Hay una potencialidad importante en nosotros como país y como región que nos va a permitir salir más rápido de la crisis donde nos encontramos, así como el “efecto B”, en el que se toca un punto bajo y se sale rápidamente. Todo depende de las políticas públicas que se implementen. Hay una gran expectativa respecto a cuales serán los lineamientos de la política nacional y provincial para que la capacidad instalada vuelva.
También considero que la vacuna nos permitiría volver a la normalidad y poner en marcha estos mecanismos. Esto no es automático y no se trata tan solo de voluntad, sino de un plan basado en parámetros macroeconómicos. En base a esto podemos llegar a salir de la crisis. Todo depende también de las decisiones y la situación sanitaria.
¿Qué rol tiene la educación en esto?
El rol de la educación es un rol transversal a toda la sociedad que implica fundamentalmente preparar a todos los jóvenes para el mercado del futuro. Esto se habló mucho en esta Semana de la Industria que El Tribuno lideró y en otras iniciativas que hubieron como las de la UNSa. Entendemos que el futuro del trabajo, los oficios, las profesiones está relacionado a la revolución digital, es decir, hay que poner mucho énfasis en la preparación de los jóvenes para manejarse en el trabajo digital que no es lo mismo que las redes sociales. Ahí está la clave.
En la administración de la educación, en todos los niveles se tiene que apuntar a esto porque ahí va a estar la fortaleza de los próximos 10 años. Siempre la educación tiene esta perspectiva: no aporta soluciones para mañana sino a mediano y largo plazo, pero si no empezamos hoy no van a estar cuando tengan que estar, en el momento que se necesite transformar la sociedad.
¿Considera que habrá que fomentar nuevos perfiles laborales para el mercado laboral pospandemia?
Absolutamente, porque si bien la pandemia llega como un problema enorme para la sociedad, también nos deja muchas enseñanzas y aspectos para cambiar. Por ejemplo en el ámbito universitario la discusión sobre la educación a distancia que nos llevaba 10 años tratando de evolucionar, tardó tan solo seis meses este año, es decir, se produjo ahora una legitimación de las herramientas virtuales para la educación superior que antes venían cuestionadas o miradas con recelo porque no se conocían o no se sabía como manejarlas. Ahora se han visto grandes beneficios y esto es algo en lo que la Ucasal tenía 30 años trabajando intensamente. Hemos logrado una transformación digital de la presencialidad a la virtualidad en tiempo récord. Mantuvimos el calendario prácticamente inalterable y eso le da tranquilidad a nuestros alumnos de que la universidad va para adelante y ofrece respuestas aún en la situación compleja que estamos viviendo.
Estos cambios repercuten en el mercado laboral. Por ejemplo, se potenció el comercio electrónico y otras actividades que llegaron para quedarse. No es que en la pospandemia van a desaparecer porque nadie concibe volver atrás.
¿Cuáles son esas carreras del futuro?
Hay carreras que son un poco más clásicas como la ingeniería informática o en telecomunicaciones que claramente tienen más demanda, pero la coyuntura actual nos ha puesto a nosotros como universidad en la obligación de trabajar nuevas carreras. Por ejemplo, estamos trabajando en la licenciatura de Ciencia de Datos. Además nos acaban de aprobar la especialización en Inteligencia de Negocios, la Gestión de Tecnologías de la Información, la especialización en Industria y Transformación Digital. Son posgrados aprobados por la universidad y a distancia para todo el país. Para el 2021 tenemos siete carreras de posgrados a distancia.
¿Que implicó esa migración total del alumnado hacia la virtualidad?
Contábamos con una ventaja que era el sistema a distancia y tres años antes habíamos empezado a trabajar en un proyecto de convergencia, a preparar profesores de la modalidad presencial para que utilicen tecnología educativa y herramientas que iban a mejorar sus clases. Teníamos entre 350 y 400 profesores formados y cuando se desató el problema de la pandemia que conllevó pasar todo a la virtualidad, se adquirió una velocidad muy rápida de conversión y los que no habían entrado en la convergencia entraron, entonces la capacidad y velocidad han sido notables. Este ha sido uno de los mejores casos del país porque teníamos por un lado una inversión enorme en hardware, software de plataforma educativa y el recurso humano preparado. Esas tres patas son imprescindibles para que uno pueda reaccionar ante una eventualidad. La reacción de la universidad ha sido rápida, eficiente.
Estoy agradecido por el esfuerzo de profesores, administrativos y alumnos presenciales que se adaptaron rápidamente. Fue un desafío grande y estamos conformes, contentos con los resultados y creo que los alumnos, por los comentarios que hacen, también.
¿Se recibieron alumnos este año?
Hemos tenido aproximadamente más de 800 graduados desde marzo hasta ahora lo cual denota esto de la normalidad en el funcionamiento de la universidad, entonces la graduación no ha caído. De hecho, en los últimos años en la universidad hemos trabajado fuertemente en mejorar porcentuales de graduación. Eso se nota en cada colación de grado. Es cada vez mayor la cantidad de alumnos graduados que se integran a la sociedad salteña.
¿Hubo deserción?
La deserción se manejó en los términos normales que tenemos en la universidad. No ha sido ni mejor ni peor que otros años. Inclusive, reconozco que hay un seguimiento de los alumnos a través de la virtuali dad mucho más cercano que a veces en las clases presencia les.