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La educación sexual es el freno para los abusadores

Domingo, 07 de noviembre de 2021 01:52

Numerosas denuncias de abusos, maltratos, acosos e intentos de violación dentro de las escuelas salteñas estallaron en estos días. Lamentablemente, se trata de fenómenos aberrantes de larga data; esos secretos perversos que al abusador suele imponer a su víctima ahora salen a la luz. Y salen a la luz, gracias a la solidaridad de los compañeros, y sobre todo, por la intervención de los padres.

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Numerosas denuncias de abusos, maltratos, acosos e intentos de violación dentro de las escuelas salteñas estallaron en estos días. Lamentablemente, se trata de fenómenos aberrantes de larga data; esos secretos perversos que al abusador suele imponer a su víctima ahora salen a la luz. Y salen a la luz, gracias a la solidaridad de los compañeros, y sobre todo, por la intervención de los padres.

Los tiempos cambian y con ellos cambia la cultura. Pero las perversiones sexuales resisten y los perversos están agazapados en aquellos lugares donde puedan encontrar cómo satisfacerlos.

El caso del profesor de música es paradigmático: le propone a una adolescente de quince años cambiar notas por favores sexuales, incluso insiste y se lo menciona cuando la menor le responde que no recuerda nada. Se siente impune y, probablemente, convencido de que está en su derecho. Como lo estaba el femicida de El Bobadal, hace siete años, cuando asesinó a la maestra Evelia Murillo, que le impedía abusar de una alumna de la comunidad. Es la bárbara certeza de sentirse con derecho a poseer a una joven alumna.

Si bien ya se inició la acción penal contra el profesor de música, otros cuatro docentes del establecimiento han sido señalados como abusadores. En otro colegio, dos alumnos de quinto año fueron denunciados por abuso e intento de violación contra una compañera de trece años.

Lo nuevo es que las protestas de los compañeros exigen imperativamente la intervención de las autoridades y la identificación de los culpables, mientras los padres reclaman a viva voz que intervenga la Justicia.

Nada se oculta. Las denuncias tienen efecto cascada: de inmediato fueron denunciados un docente de Educación Física de otro colegio, un profesor de una escuela de Orán y en las redes, una exalumna manifestó haber sido abusada por un profesor, años atrás, en una escuela privada.

Ese estado permanente de alerta se trata de un gran avance y pone a la vista lo que mantenía oculto gracias a la complicidad y la indiferencia institucional ante violencias infames que son aceptadas como casi normales; incluso, es frecuente escuchar que alguien revictimiza a la víctima, culpándola por la conducta del perverso.

El docente abusador no tiene excusas. El protocolo salteño es taxativo: ante situaciones de maltrato infantil, abuso sexual y violencia de género en espacios educativos, todo el personal, incluido el de maestranza, tiene la obligación de denunciar, poniendo en conocimiento de la autoridad competente "la sospecha o situación puntual". El establecimiento educativo "no debe realizar una investigación ni cerciorarse sobre la existencia del hecho, ni mediar o conciliar sobre ese hecho". Simplemente, lo debe denunciar ante la Justicia; de lo contrario, incurre en el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

El abuso y el acoso son formas de violencia sexual y requieren la presencia permanente y proactiva de un gabinete psicopedagógico para detectarlo y abordarlo, sea que se produzcan dentro o fuera de las instituciones.

La Educación Sexual Integral es un generador de conciencia en los jóvenes sobre sus derechos. Se trata de un recurso que permite a la víctima tomar conciencia de que él o ella son los agredidos y el abusador, el victimario; que se libere de cualquier sentimiento de culpa y que, lejos de tratarse de un secreto vergonzoso, es algo que debe contar de inmediato a sus padres o a una autoridad escolar.

A pesar de todo, la educación sexual en las escuelas es resistida, básicamente, por prejuicios. Fue instrumentada por ley en 2006 pero su aplicación es insuficiente. Según Unicef, la educación sexual promueve hábitos saludables, el conocimiento del propio cuerpo y de las emociones y sostiene la igualdad de género. Cultiva el respeto y rechaza la discriminación.

Forma parte de una educación integral que empieza a poner freno a tantas perversiones, porque la ESI enseña al alumno a auto valorarse, a poner límites y a verbalizar sentimientos y problemas. De ese modo, permite a los menores que puedan vivir en la mayor armonía con su cuerpo, su sexualidad, su libertad y su autoestima.

 

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