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El Quebrachal: Un medidor de luz obsoleto les habría generado una gran deuda

Los intiman a pagar $48 mil por tres facturas que se generaron con un medidor que “andaba mal”. Denuncian que toda una manzana está “colgada” de la luz.
Martes, 14 de diciembre de 2021 02:16

En la anteña localidad de El Quebrachal, la ley no es pareja. Ahí la inequidad se ufana de su triunfo, presume el pisoteo de quienes intentan vivir con decencia. Es la historia de la familia Bravo que tiene un quiosco en el pueblo y que viene denunciando hace una década a un asentamiento irregular que tiene la evidente venia oficial para desarrollarse "de arriba", literalmente, colgados de los cables de energía eléctrica. Por las recurrentes denuncias, la familia fue amenazada en varias oportunidades, incluso con arma blanca y, de acuerdo a lo expresado por Oscar Bravo, en la comisaría no les aceptaron la denuncia. Esta familia no solo sufre el riesgo permanente de violencia por poner el acento en esta obscenidad, sino que además recibieron en pleno invierno tres facturas de luz que consideran "un castigo" por parte de Edesa. "La factura comercial del quiosco viene a nombre de mi esposa, Carmen del Rosario Sánchez. Después de años de denunciar a los colgados de la luz, lo reconocieron en 2020 ante el Ente Regulador, pero no pasó nada. Los vecinos seguimos pagando por una manzana completa que no paga una moneda por la luz hace una década y a nosotros, los que tenemos medidor, en la boleta nos viene un ítem que dice incidencia del alumbrado público, que es lo que pagamos por esta gente que esta colgada del alumbrado público. Pero lo peor es que Edesa me castigó en el invierno con tres facturas impagables: la primera de $15.643, la segunda de $19.043 y la tercera de $12.730. Pedí cambio de medidor y con el nuevo aparato la factura comercial es de $3.300 con agua y todo, pero insisten en cobrarme esa deuda sin reconocer que el medidor andaba mal, y me amenazan con la mora y los intereses. Son cerca de $50.000 que no puedo pagar bajo ningún concepto porque no corresponde; sin embargo me aprietan a mí y no se fijan en toda la manzana colgada de la luz que tengo en frente de mi quiosco", detalló.

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En la anteña localidad de El Quebrachal, la ley no es pareja. Ahí la inequidad se ufana de su triunfo, presume el pisoteo de quienes intentan vivir con decencia. Es la historia de la familia Bravo que tiene un quiosco en el pueblo y que viene denunciando hace una década a un asentamiento irregular que tiene la evidente venia oficial para desarrollarse "de arriba", literalmente, colgados de los cables de energía eléctrica. Por las recurrentes denuncias, la familia fue amenazada en varias oportunidades, incluso con arma blanca y, de acuerdo a lo expresado por Oscar Bravo, en la comisaría no les aceptaron la denuncia. Esta familia no solo sufre el riesgo permanente de violencia por poner el acento en esta obscenidad, sino que además recibieron en pleno invierno tres facturas de luz que consideran "un castigo" por parte de Edesa. "La factura comercial del quiosco viene a nombre de mi esposa, Carmen del Rosario Sánchez. Después de años de denunciar a los colgados de la luz, lo reconocieron en 2020 ante el Ente Regulador, pero no pasó nada. Los vecinos seguimos pagando por una manzana completa que no paga una moneda por la luz hace una década y a nosotros, los que tenemos medidor, en la boleta nos viene un ítem que dice incidencia del alumbrado público, que es lo que pagamos por esta gente que esta colgada del alumbrado público. Pero lo peor es que Edesa me castigó en el invierno con tres facturas impagables: la primera de $15.643, la segunda de $19.043 y la tercera de $12.730. Pedí cambio de medidor y con el nuevo aparato la factura comercial es de $3.300 con agua y todo, pero insisten en cobrarme esa deuda sin reconocer que el medidor andaba mal, y me amenazan con la mora y los intereses. Son cerca de $50.000 que no puedo pagar bajo ningún concepto porque no corresponde; sin embargo me aprietan a mí y no se fijan en toda la manzana colgada de la luz que tengo en frente de mi quiosco", detalló.

  Tres boletas cuantiosas de luz que llegaron en invierno. 

Bravo recordó que "en invierno, cuando me vino la factura de $15.643, reclamé, me dijeron que ellos tenían 30 días para responder y mientras me llegó otra factura de $19.000; volví a reclamar y me dicen que tengo que hacer el mismo procedimiento, entonces llegó la de $12.730 y yo sin respuestas mientras se generaba la deuda que ahora me intiman a pagar".

Agregó: "Ellos me respondieron que el medidor se controló y que andaba perfectamente, lo que es una falacia porque nunca vino nadie a controlar. Entonces solicité el cambio del medidor y con ese aparato nuevo me vino una factura normal, de $3.300. Esa es la prueba de que mi reclamo tenía sentido, pero no les importa, me exigen que pague la deuda de cuando el medidor evidentemente andaba mal".

La odisea de los Bravo no termina con el reclamo de una deuda muy dudosa. Esta historia tiene aristas propias de lo que se teje solo en el lejano sudeste provincial, donde al menos las conexiones clandestinas a los servicios parecen estar oficializadas. "La gente del asentamiento dice que son carentes de recursos, pero hay dos supermercados, gente con camionetas 4x4 y autos de alta gama. Se instalaron y comenzaron a construir sus casas enormes colgados de la luz hace 10 años. Nuestra familia fue amenazada por ellos hasta con machetes. He hablado con el anterior intendente Leonardo García y con el actual intendente Rolando Rojas, pero nunca se hizo lo correcto. También hice la denuncia en la Policía por los colgados de la luz; pero por las amenazas nunca me quisieron tomar la denuncia. Acá la gente que cumple con sus obligaciones no tiene ningún derecho".

   La boleta “normal” que llegó tras el cambio de medidor.

Digno de "Relatos salvajes"

Pero lo más crítico que les pasó a los Bravo no fue la generación involuntaria de la deuda ni las amenazas con machete de sus vecinos ilegales. Lo peor que les pasó es digno de la película "Relatos salvajes". Y Oscar lo contó así: "Esto pasó en noviembre de 2020. Tras las denuncias por los colgados, Edesa dijo que iba a mandar una comisión de fraudes a investigar y ¿sabe quién terminó denunciada penalmente? Mi esposa que es quien pedía que investigaran. Todo porque el abogado de Edesa, Rodrigo Santander, entendió que mi esposa era la denunciada. Vinieron 6 mujeres policías a detenerla por el delito de fraude por estar colgada de la luz. No la encontraron porque había salido a caminar con mi hija. El abogado de Edesa nunca pisó El Quebrachal para ver lo que nosotros denunciamos; pero por suerte la Policía se dio cuenta de que no era mi mujer la colgada, porque les mostré el medidor. No me quisieron dejar la copia de la denuncia de Edesa y lo único que me dieron es el número de acta: 604/20".

Finalmente, Oscar dijo: "Me siento acorralado por la deuda injustamente generada y nadie me da una respuesta. Políticos, funcionarios, empresarios, todos se lavan las manos, es más cómodo no hacer justicia y que reine la impunidad".

 

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