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Soledad Gramajo no debería haber asumido 

Domingo, 05 de diciembre de 2021 12:07

La imagen y la conducta que el sistema democrático supone de los políticos es inherente a la idea de “representación ciudadana”. El deterioro actual de esos valores aporta al descreimiento generalizado en la democracia. 
Por eso, para la dirigencia parece casi natural que después de los videos “top trend” que protagonizó Soledad Gramajo haya jurado en el cargo de concejal y haya asumido su banca. 
El escándalo que protagonizó produjo una onda expansiva en los medios y las redes de todo el país y mostró un costado negativo para la provincia. El presidente del Concejo Deliberante, Darío Madile, por las razones que fueren, agregó escándalo al escándalo al informar que se iba a formar una comisión y aclaró que “primero hay que comprobar si estaba alcoholizada”. 
Las imágenes difundidas por el país hablan por sí solas. Alcoholizada o no, eso no quita que siendo jueza de Faltas, candidata a concejal o ciudadana común estaba cometiendo una infracción gravísima al compartir la conducción del automóvil con otra persona, a altas horas de la noche, y en la calle, según se desprende de los diálogos que se escuchan. No se trata de una travesura adolescente, sino de un grupo de adultos, con un menor, violando todas las normas del tránsito. Ni el Concejo debió esperar el dictamen de una comisión ni Madile solicitar una prueba de alcoholemia ridículamente tardía. Soledad Gramajo tendría que haber renunciado sin incorporarse al cuerpo. Hubiera sido un signo de seriedad y compromiso, los hechos están a la vista y, cuanto más se los quiera explicar, más es el daño que generan.

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La imagen y la conducta que el sistema democrático supone de los políticos es inherente a la idea de “representación ciudadana”. El deterioro actual de esos valores aporta al descreimiento generalizado en la democracia. 
Por eso, para la dirigencia parece casi natural que después de los videos “top trend” que protagonizó Soledad Gramajo haya jurado en el cargo de concejal y haya asumido su banca. 
El escándalo que protagonizó produjo una onda expansiva en los medios y las redes de todo el país y mostró un costado negativo para la provincia. El presidente del Concejo Deliberante, Darío Madile, por las razones que fueren, agregó escándalo al escándalo al informar que se iba a formar una comisión y aclaró que “primero hay que comprobar si estaba alcoholizada”. 
Las imágenes difundidas por el país hablan por sí solas. Alcoholizada o no, eso no quita que siendo jueza de Faltas, candidata a concejal o ciudadana común estaba cometiendo una infracción gravísima al compartir la conducción del automóvil con otra persona, a altas horas de la noche, y en la calle, según se desprende de los diálogos que se escuchan. No se trata de una travesura adolescente, sino de un grupo de adultos, con un menor, violando todas las normas del tránsito. Ni el Concejo debió esperar el dictamen de una comisión ni Madile solicitar una prueba de alcoholemia ridículamente tardía. Soledad Gramajo tendría que haber renunciado sin incorporarse al cuerpo. Hubiera sido un signo de seriedad y compromiso, los hechos están a la vista y, cuanto más se los quiera explicar, más es el daño que generan.

 

Sin explicación

Basta para el caso recordar las consecuencias del cumpleaños de la pareja del presidente, en Olivos, en plena pandemia, sin cumplir un solo recaudo. Las explicaciones fueron peores aún: quedó en claro que mientras miles de familias no podían despedir a sus muertos, en la residencia presidencial se hacían fiestas de farándula; mientras las escuelas estaban cerradas, el entrenador de los perros del Presidente concurría sin problemas para que las mascotas no perdieran un día de clases. Y cuando el Presidente responsabilizó a su “querida Fabiola”, la complicó más aún. Pero Soledad Gramajo no puede argumentar que “si el Presidente lo hizo...”, ella estaría justificada. 
No hay argumentos que valgan. Ella violó la normativa, probablemente siendo jueza de Faltas, y asume sin sentimiento de culpa un cargo legislativo. Si las expresivas filmaciones se hubieran conocido durante la campaña, ella hubiera quedado fuera de carrera. Gramajo, Madile, los concejales y los padrinos políticos lo saben.
</SUBTITULO>Mimos hot en el Zoom
Un año atrás, el ignoto diputado nacional Juan Ameri debió renunciar a su banca por distraerse durante una sesión virtual para un fogoso escarceo amoroso con una mujer que lo acompañaba; el espectáculo fue emitido en directo para todo el país, con el Congreso de la Nación como escenario.
No hicieron falta pruebas de ninguna naturaleza. 
El hecho dejó en claro que el único camino que había hecho posible su llegada a la Cámara era la de los camuflages de la manipulación política, donde se disfraza el oportunismo de ideología. Era indefendible y nadie lo defendió.
</SUBTITULO>La repartija de la Anses
Meses antes los camporistas salteños Marcos Fabio Jesús Vera Ramírez, director de la Anses Salta, y Verónica Molina, actual titular del PAMI, protagonizaron el cobro irregular de los subsidios IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) que terminó involucrando a decenas de concejales. Los IFE fueron creados con fondos para asistir la caída del ingreso por la cuarentena y estaban destinados a familias de desocupados. Pero así suelen ser las emergencias: ríos revueltos, con ganancias para pescadores.
Están en la Justicia Federal. Fue delito, pero desnuda una irresponsable mirada sobre el rol político.

 

El intendente en el prostíbulo

Años atrás, en 2013, el sumamente controvertido y sospechado exintendente de Salvador Mazza, Carlos Villalba, debió renunciar luego de ser sorprendido en un prostíbulo de Salta capital. Ocurrió durante un allanamiento en el que la dueña del lugar también fue detenida, imputada en una causa por trata de personas iniciada en Chile. Villalba resultó desvinculado del hecho, aunque allí concluyó su ya muy opaca carrera política, que fue el resultado de acomodamientos pero no de un liderazgo propio. El sucesor de Villalba, Rubén Méndez, resultó destituido este año, el municipio de Salvador Mazza intervenido y se encontró una fortuna en poder del exintendente.
El exintendente de Aguaray, Jorge Prado, asumió el cargo el 10 de diciembre de 2019 y fue destituido el 15 de octubre de 2020 involucrado en un escandaloso robo de caños de altísima calidad destinados al Gasoducto del NEA (GNEA). El pretexto fueron “razones ambientales”. El Ministerio Público Fiscal de la Nación determinó que el plan de saqueo del GNEA se urdió antes de que Prado asumiera como jefe comunal, después de haberse desempeñado como secretario de Medio Ambiente de Aguaray. El tema sigue impactando hoy en los medios de todo el país, ya que la operación de venta de los caños robados llegó al conurbano bonaerense.
El escándalo, más allá del daño real y material que produzca una irregularidad, es nocivo para el sistema democrático. 
Soledad Gramajo debió renunciar. No importa si cometió delito o infracción, no cumplió con las normas que se le exigen al ciudadano y la era digital no perdona: la confianza y la responsabilidad política sufrieron en este caso un daño letal.
 

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