Los torturadores de la monja estadounidense Dianna Ortiz inventaron un juego de preguntas en el que la mujer siempre perdía y el castigo era una marca más en su cuerpo.
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Los torturadores de la monja estadounidense Dianna Ortiz inventaron un juego de preguntas en el que la mujer siempre perdía y el castigo era una marca más en su cuerpo.
Sucedió en Guatemala en noviembre de 1989, cuando la religiosa fue violada y torturada durante 24 horas, en un caso que conmocionó al país centroamericano.
Esa nación estaba entonces en plena guerra civil, en la que se enfrentaban guerrillas marxistas y el ejército, respaldado por Estados Unidos.
Ortiz falleció el 19 de febrero en su país. Pese a que su secuestro permanece impune, su calvario y lucha posteriores se convirtieron en noticia en todo el mundo cuando denunció que un estadounidense vinculado a la embajada había sido cómplice de su secuestro.