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22 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Progresismo que atrasa

Miércoles, 31 de marzo de 2021 00:00

Por gentileza de una sobresaliente amiga y educadora, me llegó una noticia desgraciada, de la que se hicieron eco el Washington Post y el Wall Street Journal. El Lawrence High School, secundaria pública de esa pequeña ciudad del condado de Essex, Massachusetts, resolvió eliminar del plan de estudios La Odisea, obra clásica de Homero, que data aproximadamente del siglo VIII a C. En ese estado norteamericano se encuentra la cuna de la cultura anglosajona de Nueva Inglaterra, con la Universidad de Harvard como emblema, y también una corriente "progresista" y fuertemente "liberal" (en inglés, acentuada en la primera sílaba, y opuesta a "conservative") que pretende socavar los cimientos en que se basa la cultura occidental judeo cristiana, tal como la conocemos.

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Por gentileza de una sobresaliente amiga y educadora, me llegó una noticia desgraciada, de la que se hicieron eco el Washington Post y el Wall Street Journal. El Lawrence High School, secundaria pública de esa pequeña ciudad del condado de Essex, Massachusetts, resolvió eliminar del plan de estudios La Odisea, obra clásica de Homero, que data aproximadamente del siglo VIII a C. En ese estado norteamericano se encuentra la cuna de la cultura anglosajona de Nueva Inglaterra, con la Universidad de Harvard como emblema, y también una corriente "progresista" y fuertemente "liberal" (en inglés, acentuada en la primera sílaba, y opuesta a "conservative") que pretende socavar los cimientos en que se basa la cultura occidental judeo cristiana, tal como la conocemos.

Estiman que La Odisea es "violenta y sexista", que exalta "valores pérfidos y venenosos", y expone "ideas que no se ajustan a las normas modernas de comportamiento". Es dudoso si la prohibición provino de DisruptTexts, un movimiento pro justicia social creado por usuarios de Twitter, porque contravendría sus estatutos. Según su página web, plantean la necesidad de revisar el canon literario occidental para dar cabida a una mayor variedad de realidades, incluyendo otras obras y analizando en clave inclusiva las que estaban. Pero niegan cualquier tipo de censura y la prohibición de libros en ningún ámbito.

El origen parece remontarse a un intercambio de tweets. Una mujer del Departamento de Literatura de la Universidad de Boston expresa que La Odisea es una "basura", y una profesora de Lengua del colegio se jacta de haber conseguido sacarla de los contenidos curriculares del instituto. No hubo ninguna declaración institucional de la Universidad ni del colegio ni del movimiento citado, lo que no le quita gravedad al asunto. No estamos ante la opinión personal de dos particulares que hablan en redes sociales con evidente desconocimiento de lo que el legado clásico supone para Occidente.

¿Por qué motivo esa conversación alcanzó semejante trascendencia?

No se trata de una inadvertencia desafortunada ni de una medida insignificante. Va más allá de eso. A mi criterio, se enmarca en una campaña bien orquestada y financiada, con apoyo explícito o tácito de políticos y pensadores, que se extendió rápida y exitosamente por Europa y América del Norte, y ahora ingresa vigorosamente en América Latina. No consiste en el globalismo, la Nueva Normalidad, o el Nuevo Orden Mundial que quieren imponer, pero sí está vinculado con eso. Sigilosamente colonizan las mentes de los intelectuales, en las escuelas, colegios, universidades, y medios de comunicación.

Comparten esas ideas los ultraliberales (o "anarcoliberales") y los progresistas, sin precisar exactamente qué consideran progreso, hacia dónde se dirigen, cuál es su objetivo, o qué buscan dejar atrás. Lo indiscutible es que quienes se ubican ideológicamente en la izquierda y la ultraizquierda (más o menos democrática) se han apoderado de esta postura y ejercen su liderazgo.

Se vislumbra con claridad con el movimiento feminista, las políticas de género, la lucha contra el racismo y la xenofobia, la inmigración legal o indiscriminada, los colectivos LGTBIQ, y el indigenismo. En Madrid, ciudadanos que deseaban participar de la marcha del orgullo gay, fueron hostilizados y expulsados por cuestiones partidistas. Muy poco tolerante, y menos aún, inclusivo. Tachan de ultraderecha y "fachas" (fascistas) a quienes piensan diferente, pero los combaten con los mismos métodos de Goebbels y Himmler.

La subsistencia de un machismo rancio, no justifica un feminismo de tercera ola, radical, supremacista, hegemónico, violento, que sin importar que difícilmente represente a la mayoría de mujeres, se impone como corrección política contra el heteropatriarcado.

Termina victimizando a la mujer por el solo hecho de haber nacido así, y criminalizando al varón por el solo hecho de haber nacido tal. El macho es opresor, maltratador, violador y asesino, sin más. En lugar de complementarse y convivir en paz y armonía con el hombre, la mujer (otrora oprimida) debe combatirlo y someterlo.

Innegablemente, la Guerra de Troya fue sangrienta. Como todas. Y claro, el papel de Penélope, que teje y desteje durante veinte años (diez de guerra y otros diez del viaje de regreso), a la espera del retorno de su marido Ulises (Odiseo) para liberarse de los que deseaban desposarla, no se condice con el modelo de comportamiento femenino que se espera en la actualidad. Menos aún, por parte de quienes entienden el "empoderamiento" de la mujer a costa de cualquier cosa, sin restricciones ni límites.

Prohibir La Odisea no soluciona problema alguno, sino que implica desconocer la historia, la riqueza cultural, la tradición milenaria, los valores que dignifican nuestra civilización. La ignorancia empobrece, hunde, deteriora y atrasa. ¿Qué hacemos con todas y cada una de las guerras a lo largo de la historia? ¿Esconderlas bajo la alfombra?

No podemos ni debemos observar y juzgar los hechos del pasado con el prisma de la realidad actual. Es una ilusión que lleva inexorablemente a cometer injusticias. Las futuras generaciones podrían condenarnos por cualquier cosa que hayamos hecho o dejado de hacer.

Quienes se dicen progresistas valoran que cualquier obra literaria que no refleje las normas que sostienen hoy en términos de roles de género, violencia e igualdad racial debe ser prohibida, para formar una nueva generación. No conviene que "el hombre nuevo" se contamine con conocimientos que consideran reprochables o simplemente anacrónicos.

Confío en que sepamos defender los valores morales, los principios y las costumbres forjados por milenios. En gran parte, por los griegos, creadores de la filosofía como ciencia epistemológica del saber, del conocer y del pensar.

La prohibición de La Odisea en un colegio no es un episodio aislado, sino un eslabón más en una escalada vertiginosa que procura tumbar, además de las religiones, la civilización occidental moderna, caracterizada por la libertad y la tolerancia que no son fruto de la casualidad.

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