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Las dudas que dejó la investigación del doble crimen de las turistas francesas

Pasaron diez años del asesinato de Cassandre y Houria. La instrucción fue criticada por familiares, el fiscal y hasta por un juez que participó del juicio.
Jueves, 29 de julio de 2021 01:38

Luego del crimen de Cassandre Bouvier y Houria Moumni, la provincia no fue la misma y quedó bajo un halo de impunidad mayor al que ya había. La marcha de los viernes sumó a un francés, Jean Michel Bouvier, que se autodenominó como “deshijado” y mientras daba vueltas por la plaza principal pedía justicia por el “femicidio” de su hija. Por estos lados del mapa, “femicidio” era una palabra nueva.

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Luego del crimen de Cassandre Bouvier y Houria Moumni, la provincia no fue la misma y quedó bajo un halo de impunidad mayor al que ya había. La marcha de los viernes sumó a un francés, Jean Michel Bouvier, que se autodenominó como “deshijado” y mientras daba vueltas por la plaza principal pedía justicia por el “femicidio” de su hija. Por estos lados del mapa, “femicidio” era una palabra nueva.

La investigación estuvo a cargo del por entonces juez de instrucción de primera nominación, Martín Pérez. Su hipótesis se basó en que el mismo día en que ambas subieron a la Quebrada de San Lorenzo, el 15 de julio del 2011, fueron asaltadas, violadas y asesinadas por Gustavo Lasi, Daniel Vilte y Clemente Vera.

Todas las partes coincidieron en que los asesinos eran “al menos 3”. Sin embargo, luego de 34 audiencias del debate oral y público y de escuchar a más de 200 testigos, los jueces Ángel Longarte, Carlos Pucheta y Bernardo Ruiz encontraron un solo culpable: Gustavo Lasi. Le impusieron una pena de 30 años. A Daniel Vilte y Clemente Vera los absolvieron por el beneficio de la duda. Sin embargo, luego la Sala III del Tribunal de Impugnación condenó a perpetua a Lasi y Vera, que tuvo que regresar a la cárcel por el cromosoma “Y”, que arrojó coincidencia con la línea paterna de su ADN. La Corte Suprema de Justicia debe resolver su caso.

Tal fue el cuestionamiento a la investigación, que al final del juicio, durante los alegatos, el fiscal de Cámara Félix Elías aseveró que no estaba de acuerdo “del todo” con la investigación. Tampoco le convenció la investigación a uno de los jueces del juicio, Carlos Pucheta. El ya fallecido magistrado dijo ante un canal francés que “el juez de instrucción tenía el objetivo fijo de encontrar otros culpables. Le puedo jurar que nuestra Justicia no es independiente”.

Más allá de las diferentes hipótesis que se barajan, Bouvier señala que las mismas dudas que dejó el primer juicio son el hilo del que tirar para que al menos,- como lo pedía el fallecido comisario Piccolo-, se tengan en cuenta otras líneas investigativas.

La información para señalar la fecha y el lugar en el que las mujeres fueron asesinadas no fue concluyente. La hipótesis oficial es que murieron en el mirador de la Quebrada entre las 17.30 y las 19. Para sostener esto, Pérez descartó la autopsia y recurrió a tres puntos: un informe de una entomóloga, la fecha de “la última foto”, y la hora en que se volvió a activar el teléfono de Houria Moumni.

La autopsia realizada por la doctora Ana Vega del Servicio Médico Forense del Poder Judicial, arrojó como fecha de muerte el 26 de julio, 3 días antes de que fueran encontradas. Lo mismo indicó la autopsia realizada en Francia por el doctor Bernard Marc. Vega sostuvo que en la morgue no se sintió mal olor. También añadió que tuvo en cuenta una “mancha verde” del cuerpo de Cassandre, por lo que infirió que habían fallecido de 3 a 5 días “como máximo”.

Sin embargo, el juez triplicó el número arrojado por la autopsia y llevó la fecha de muerte a 14 días atrás del hallazgo. La diferencia de días se argumentó descartando la autopsia y basándose en el estudio complementario de la fauna cadavérica en los cuerpos. Este estudio fue realizado por la licenciada del CIF Rosana Ayón. Durante el juicio, Ayón aseguró que en base a la evolución de las larvas y la temperatura del mirador- que según indicó, observó una diferencia de 10º grados entre la temperatura ambiente y la del suelo- dio como fecha de muerte “probable” entre 13 y 14 días.

Según advirtió Vega, “estos estudios complementarios son necesarios cuando no se puede determinar con exactitud la data de la muerte por hallarse el cuerpo en algún proceso de conservación como la congelación; adiposía; corificación; momificación; petrificación o calcificación”, situación en la que no estaban los cuerpos tirados sobre la vegetación de la Quebrada.
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