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Pérdida por capacidad ociosa, la cara oculta de la pandemia

Miércoles, 18 de agosto de 2021 02:51

¿Qué hacemos con la pérdida por capacidad ociosa de las empresas durante la pandemia?

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¿Qué hacemos con la pérdida por capacidad ociosa de las empresas durante la pandemia?

Uno de los aspectos más importantes de una empresa, de cualquier dimensión y naturaleza, es su capacidad de producir y/o de vender un bien y/o un servicio, por cuanto representa la posibilidad de generar ingresos.

Por los efectos generados por la pandemia COVID-19, todas las empresas, sobre todo las pymes y micropymes, se ven seriamente afectadas en su capacidad, dando lugar, según mi criterio, a la existencia de una capacidad ociosa especial por pandemia, que nace por las restricciones impuestas por el gobierno (nacional y provincial).

Como consecuencia del largo aislamiento dispuesto, se produjo, además del cierre de numerosos negocios, la pérdida de puestos de trabajo y de otras consecuencias no conocidas por todos.

Entre ellas, en mi opinión, dio lugar a una pérdida que no surge de la contabilidad, que la denomino "quebrantó por capacidad ociosa en pandemia", que debe ser reflejada en los resultados contables e impositivos, a efectos de mostrar la real situación económica de una unidad de negocio, ya que surge por un nivel de actividad impuesta por las restricciones dadas el gobierno. Veamos algunos conceptos vinculados:

Capacidad

Capacidad: expresa en términos de una unidad, las posibilidades para producir y/o vender determinados bienes y/o servicios. Es una medida de la potencialidad de una empresa para cumplir con sus objetivos. los determinantes de una capacidad son, fundamentalmente:

a) los recursos físicos que posee la empresa;

b) los recursos monetarios con que se cuenta para llevar a cabo el proceso.

Puede ser:

1) Capacidad teórica: es la capacidad máxima que tiene una empresa para producir y generar ingresos, sin restricciones de ninguna naturaleza (por eso se llama teórica).

2) Capacidad práctica: es la capacidad práctica máxima que tiene una empresa para producir y generar ingresos, con restricciones normales, como ser: descansos del personal, cerrar un día por semana para mantenimiento y reparaciones, cerrar por feriados, dar descanso un día y medio por semana al personal sin remplazar esas ausencias, etc., etc.-

Esta última constituye lo máximo a que puede aspirar una empresa, prescindiendo totalmente del mercado, es decir de la demanda o requerimientos de la unidad de negocio, como ser las políticas de stocks, de comercialización y del manejo de los recursos (físicos y monetarios) para llevar adelante el proceso. A raíz de esta circunstancia, nace el concepto de "nivel de actividad", que no es otra cosa que el uso de la capacidad, ya sea como un objetivo (nivel de actividad prevista), o como consecuencia de hechos o circunstancias acaecidas ("nivel de actividad real").

Para ver con claridad lo descripto precedentemente, daré un hipotético ejemplo práctico para el caso de un restaurant, suponiendo que la unidad de medida es la cantidad de cubiertos por mes (El ejemplo es válido para cualquier actividad que desarrolle el ente):

* Capacidad máxima teórica: para el cálculo de la cantidad de cubiertos por mes, se supone: trabajar 2 turnos por día, los 30 días del mes sin ningún tipo de restricciones, capacidad máxima = 50 cubiertos por turno. Es decir, 3.000 cubiertos por mes.

* Capacidad máxima práctica: se supone trabajar con restricciones normales (descanso del personal, mantenimiento, etc., etc.). Esto es, se calculan 35 cubiertos por turno. Multiplicado por dos turnos durante 24 días, la capacidad se reduce a 1.680 cubiertos por mes.

* Nivel de actividad previsto: de acuerdo a los recursos físicos y monetarios, se decide trabajar al 70% de la capacidad máxima práctica = 1.680 cubiertos x 70% = 1.176 cubiertos por mes

* Nivel de actividad por la pandemia: en este caso, por las restricciones del gobierno, tenemos: el aforo de 50%, reduce los 24 cubiertos, a 12 que en 24 días con dos turnos diarios se reduce a 576 cubiertos por mes.

La cuenta es sencilla: a un precio promedio por cubierto de $1.000, el quebranto por capacidad ociosa resulta de restar 1.680 cubiertos menos 576 cubierto, lo que resulta en 1.104 cubiertos de diferencia y, consecuentemente, una caída de ingresos de $1.104.000 por mes.

Conclusiones

De $1.680.000 esperados recaudar en el mes, se perciben por las restricciones impuestas por el gobierno,

$576.000, es decir, existe un quebranto por capacidad ociosa por pandemia de $1.104.000 mensual, a lo que hay que sumarle el resultado operativo del negocio.

¿Qué hacer con este quebranto?

Al no surgir de la contabilidad, se lo debe incorporar a la misma para que muestre la real situación y tenga su incidencia de carácter impositivo (deducir de ganancias, ya que es un gasto no operativo por capacidad ociosa).

Además, es importante que la cámara que nuclea a las empresas del sector requieran a las autoridades correspondientes (en Salta, Ministerio de la Producción), un subsidio para cubrir parte del quebranto que surge por restricciones impuestas por el propio gobierno (factor externo a las decisiones empresariales).

Todo esto es solo uno de los muchos aspectos que no se tienen en cuenta y que afectan sensiblemente a la economía de las empresas, provocando en algunos casos, el cierre de las mismas, por cuanto relaciona la producción y venta de lo que podría haberse realizado con aquella que realmente se puede hacer, por las limitaciones dadas por el propio estado.

 

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