Un grupo de biciperegrinos conformado por dieciocho amigos, cumplieron su objetivo de llegar a la catedral salteña para honrar, pedir y agradecer al Señor y a la Virgen del Milagro.
En un solo día, desde muy temprano, pedalearon más de noventa kilómetros por el camino del río Juramento con mucho sacrificio, durante diez horas sin descanso. Cabe señalar, que el grupo estuvo integrado por más de ciento ochenta personas que partían rumbo a la fiesta del Milagro en años anteriores. Pero este año, solo dieciocho pudieron llegar a Salta.
Gustavo Díaz, uno de los ciclistas, relató a El Tribuno la odisea de fe que los impulsó a viajar para poder cumplir su meta. Y recordó que “los biciperegrinos, desde hace siete u ocho años que nos organizamos con todo lo que significa poder emprender este viaje, como los grupos de apoyo, la policía, tránsito, bomberos voluntarios, la seguridad vial, más los vehículos que llevan el agua y la alimentos para el viaje”.
“Pero este año, por la pandemia, había una incertidumbre porque no se sabía de qué manera iban a funcionar los protocolos para poder o no viajar. Afortunadamente en el transcurso de la semana pasada, nos avisaron que sí se podía llegar a la Catedral, solamente que ya no había mucho tiempo para poder organizar el viaje.
La idea era poder venerar las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro”, dijo Díaz.
inicia sesión o regístrate.
Un grupo de biciperegrinos conformado por dieciocho amigos, cumplieron su objetivo de llegar a la catedral salteña para honrar, pedir y agradecer al Señor y a la Virgen del Milagro.
En un solo día, desde muy temprano, pedalearon más de noventa kilómetros por el camino del río Juramento con mucho sacrificio, durante diez horas sin descanso. Cabe señalar, que el grupo estuvo integrado por más de ciento ochenta personas que partían rumbo a la fiesta del Milagro en años anteriores. Pero este año, solo dieciocho pudieron llegar a Salta.
Gustavo Díaz, uno de los ciclistas, relató a El Tribuno la odisea de fe que los impulsó a viajar para poder cumplir su meta. Y recordó que “los biciperegrinos, desde hace siete u ocho años que nos organizamos con todo lo que significa poder emprender este viaje, como los grupos de apoyo, la policía, tránsito, bomberos voluntarios, la seguridad vial, más los vehículos que llevan el agua y la alimentos para el viaje”.
“Pero este año, por la pandemia, había una incertidumbre porque no se sabía de qué manera iban a funcionar los protocolos para poder o no viajar. Afortunadamente en el transcurso de la semana pasada, nos avisaron que sí se podía llegar a la Catedral, solamente que ya no había mucho tiempo para poder organizar el viaje.
La idea era poder venerar las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro”, dijo Díaz.
Por el río Juramento
Contó que para poder llegar a Salta, el camino emprendió por el río Juramento. “Junto al grupo de amigos y matrimonios, decidimos ir al río Juramento, lugar en donde dejamos los vehículos”.
“Salimos de Rosario de la Frontera a las cinco de la mañana del sábado, a las seis en punto llegamos al río Juramento, y hasta que nos organizamos, salimos hacia Salta a las siete de la mañana ya pedaleando”.
En cuanto al camino, indicó que “es sinuoso, con muchas piedras y camino de tierra. Por ese motivo, emprendimos el viaje con un solo vehículo de apoyo, en este caso, nos acompañó una moto”.
“El amigo que conducía la moto nos llevaba el agua, la comida y algunos bolsos de los que íbamos en bicicleta. Los que logramos llegar, somos un grupo de amigos que ya desde hace tiempo que andamos en bicicleta y hay otros que fueron por primera vez”, contó.