Una mujer que iba a ser juzgada por el intento de homicidio de su expareja, ocurrido en febrero del 2020 en el barrio porteño de Barracas, fue condenada a 3 años de prisión por "lesiones" tras un juicio abreviado y quedó en libertad condicional luego de pasar más de un año y medio detenida.
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Una mujer que iba a ser juzgada por el intento de homicidio de su expareja, ocurrido en febrero del 2020 en el barrio porteño de Barracas, fue condenada a 3 años de prisión por "lesiones" tras un juicio abreviado y quedó en libertad condicional luego de pasar más de un año y medio detenida.
Se trata de Elisa Molina (37), quien podría haber recibido una pena de hasta 20 años de cárcel porque había llegado con prisión domiciliaria acusada del delito de "homicidio agravado por el vínculo en grado de tentativa".
Elisa fue acompañada durante todo el proceso por distintas organizaciones sociales y feministas como Soberana, Mala Junta y Atrapamuros, que pidieron antes del debate oral que la Justicia tenga en cuenta su "historia previa" y que el tribunal la libere.
Fuentes judiciales informaron que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 18 homologó el juicio abreviado acordado por el fiscal Guillermo Morosi y el defensor Pablo Zaniratto, por el cual la mujer fue condenada a 3 años de prisión efectiva por "lesiones agravadas por el vínculo en grado de tentativa".
"Ella ya llevaba un año y medio detenida y el Código establece que para los delitos de tres años o menos, una vez que uno cumpla los ocho meses de prisión, se puede decretar la libertad condicional", explicó el representante de Molina.
Zaniratto dijo que solicitó al TOC 18 que sea beneficiada con esa medida "en base a que Elisa siempre se ha comportado conforme a derecho y siempre ha cumplido con las reglas que le han impuesto. "El Tribunal tuvo en cuenta estas cuestiones", afirmó el abogado.
Según Zaniratto, la mujer quedó "muy conforme" con la homologación de este acuerdo porque ella "tiene cuatro hijos menores de edad".
"Había un riesgo para que supla una condena de hasta veinte años de prisión que obviamente iban a ser de cumplimiento efectivo y pasar a tres años con una libertad condicional fue claramente la solución más justa dentro de un panorama complejo", expresó.
Previo al juicio, Zaniratto recordó que su defendida "venía sufriendo violencia de género por parte de su expareja y en ese contexto se llegó a esta situación, mas allá de que no había realizado denuncias previas como la mayoría de las mujeres que lamentablemente no denuncian lo que padecen".
"Ella no pudo (denunciarlo) por miedo, por vergüenza, por no saber como hacerlo, ella es una persona en situación de vulnerabilidad, tuvo una vida muy dura, se crió en la calle pero pudo salir adelante", afirmó.
El hecho que se le imputó a Elisa ocurrió el 14 de febrero del año pasado, cuando la mujer fue hasta el trabajo de su expareja en el barrio de Barracas a pedirle explicaciones porque se enteró que había sido padre con una persona cercana.
En esa ocasión, Molina lo esperó en la vereda y tuvo una discusión con él hasta que ella le tiró una botella que llevaba en la cartera y que contenía diesel que había ido a comprar.