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Dolores de cabeza que produce la COVID-19

Miércoles, 19 de enero de 2022 01:03

Es sabido que entre los síntomas frecuentes de la COVID-19 nos encontramos con persistentes dolores de cabeza. En el ámbito laboral, justamente, se presenta como un quebradero de cabezas para los empresarios, desorientados ante el impacto que particularmente la variante Ómicron viene produciendo en la organización empresarial. Los periódicos europeos nos hablan de “escasez de todo, desde conductores de camiones hasta dióxido de carbono, está causando problemas en el comercio minorista y la hostelería. Vemos los estantes de los supermercados cada vez más vacíos... 

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Es sabido que entre los síntomas frecuentes de la COVID-19 nos encontramos con persistentes dolores de cabeza. En el ámbito laboral, justamente, se presenta como un quebradero de cabezas para los empresarios, desorientados ante el impacto que particularmente la variante Ómicron viene produciendo en la organización empresarial. Los periódicos europeos nos hablan de “escasez de todo, desde conductores de camiones hasta dióxido de carbono, está causando problemas en el comercio minorista y la hostelería. Vemos los estantes de los supermercados cada vez más vacíos... 

La escasez de artículos de primera necesidad en las cadenas de comercialización masiva de EEUU fue una característica recurrente de esta etapa de la pandemia, al principio con la falta de papel higiénico, pero últimamente con una gama más amplia de artículos que están agotados, informó este viernes el Digital Journal. La situación quedó expuesta en las redes sociales, que están inundadas por imágenes de usuarios que muestran góndolas vacías, en un símbolo de cómo la COVID-19 continúa afectando las cadenas de suministro. La afectación se debe también a la multitud de empleados que están aislados, realizando una cuarentena preventiva o directamente cursando la enfermedad.

Las dolencias originadas por la COVID-19 deberían ser tratadas laboralmente como cualquier enfermedad. El problema es que no es cualquier enfermedad. Su carácter contagioso (al extremo en la variante Ómicron) pone en juego normas de orden público que pueden afectar la salud pública en su conjunto. A ello se suma la inexistencia de normas específicas para regular laboralmente este tipo de enfermedades. Con otra agravante: la fácil posibilidad de “avivadas”, que permiten a algunos individuos disfrutar de un suplemento vacacional en estos calurosos días de enero. A todo esto, tenemos la bizantina discusión sobre si es lícito exigir a las personas que se vacunen. De acuerdo a las normas estándar de nuestra sociedad este debate carece de sentido: si todos admitimos que se nos prohíba fumar (en algunos casos hasta en el aire libre) por el daño a la propia salud y a la de terceros ¡cómo no vamos a admitir que se exija la vacunación, cuya ausencia provoca daños infinitamente mayores! 

De acuerdo a nuestra obsoleta legislación es el empleador quien debe hacerse cargo del pago del salario (en la mayoría de los países del mundo este costo está a cargo de la Seguridad Social). Hasta el 31 de diciembre pasado los salarios lo cubrían las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART), ya que se presumía que la COVID-19 se había contagiado en el lugar de trabajo. O no. 

Es decir, se presumía que era enfermedad laboral y, ante un caso confirmado, la aseguradora cubría esa eventualidad. En una decisión controvertida las ART resolvieron, a partir del 1º de enero, rechazar la cobertura que solo será atendida si el trabajador acredita la relación causal directa de la patología con su actividad laboral. 

El problema se presenta especialmente con los “contactos estrechos”. En este caso el trabajador, además de dar aviso a su empleadora, deberá brindar la información y documentación que permita acreditar la situación. Las empresas, por su parte, podrán sancionar a los empleados que no cumplan con estas obligaciones. Cabe aclarar que, si se trata de trabajadores sin síntomas, con la dosis de vacunación completa no deberán realizar aislamiento preventivo, solo debe extremar las medidas higiénicas y evitar concurrir a eventos masivos. Deberán continuar con su trabajo normal, pero el empleador deberá tomar las mayores precauciones para evitar un eventual contagio.

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