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Salta necesita menos clausuras y más vacunas

Domingo, 23 de enero de 2022 01:51

Salta parece haber ingresado en un cuello de botella y se encuentra entre las provincias peor ubicadas en el ranking nacional de vacunaciones en primera, segunda y tercera dosis. El dato es altamente preocupante porque demuestra que el nivel de inmunización global es insuficiente, y por lo tanto, son muy bajos los mecanismos comunitarios de defensa frente a un virus altamente contagioso, con una superlativa capacidad de mutación y que solo va a quedar bajo control cuando la aplicación de dosis se regularice.

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Salta parece haber ingresado en un cuello de botella y se encuentra entre las provincias peor ubicadas en el ranking nacional de vacunaciones en primera, segunda y tercera dosis. El dato es altamente preocupante porque demuestra que el nivel de inmunización global es insuficiente, y por lo tanto, son muy bajos los mecanismos comunitarios de defensa frente a un virus altamente contagioso, con una superlativa capacidad de mutación y que solo va a quedar bajo control cuando la aplicación de dosis se regularice.

El informe sobre la muerte de niños muy pequeños por el coronavirus en las comunidades del norte salteño es un llamado de atención.

La restricción o la prohibición de eventos públicos tiene una doble contraindicación: después de dos años de cuarentena, la gente está saturada de encierro; al mismo tiempo, Salta es uno de los principales destinos turísticos del país y no puede cancelar la oferta de espectáculos culturales a los visitantes.

La pandemia debe ser enfrentada con vacunas, utilización de barbijos, disciplina en los espacios cerrados y pase sanitario, pero no con más clausuras y postergaciones.

Pero hay que enfrentarla.

Hace unos meses, el ministro Juan José Esteban explicaba que muchos jóvenes no se vacunaban para no privarse de poder beber alcohol ese día. Evidentemente, hace falta una tarea de persuasión constante pero, además, facilitar la disponibilidad de vacunas con la participación de todos los hospitales, sanatorios y farmacias, si los servicios específicos no dieran abasto. Es necesario observar que el éxito de los centros de vacunación depende en gran medida del número de agentes, la ejecutividad y el cumplimiento de turnos. Las colas son absolutamente desalentadoras para el paciente.

Además de la prestación del servicio, es necesario llevar adelante campañas enérgicas. La Argentina y Salta tienen una cultura vacunatoria que se desarrolló por el compromiso del Estado. Así se explican los éxitos contra la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la difteria y la rabia (en el caso de las mascotas, pero para prevenir la salud humana).

La obligatoriedad de las vacunas, que supone una decisión técnica de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica ( ANMAT) y la incorporación formal al calendario oficial del Ministerio de Salud Pública.

La experiencia histórica indica con claridad que la generalización de todas las vacunas se alcanzó con liderazgo político. El ejemplo contundente lo ofrece la vacuna contra la viruela: Edward Jenner la descubrió en 1795, pero su generalización se produjo cuando Napoleón Bonaparte ordenó vacunar a todo su ejército y, casi al mismo tiempo, la Corona Española llevó adelante una campaña de tres años inmunizando a todas sus colonias de América y Asia.

Si algún requisito legal demora la obligatoriedad, el Estado tiene, de todos modos, facultades para exigir certificados de vacunación en los espacios públicos, ya que una persona tiene derecho a ser negligente o a dudar de la eficacia del inmunizante, pero el Estado tiene el deber de exigir a todos el respeto por la salud colectiva. Y esa responsabilidad, en Salta, está faltando. Según el Monitor de Vacunación, en la provincia, solo el 13,1% de los salteños recibió la dosis adicional o refuerzo.

Apenas el 77,7% de la población salteña tiene la primera vacuna, mientras que 17 distritos superan el 85%. Y solo se aplicaron las dos dosis al 60,2% de nuestros comprovincianos, por encima de Misiones y de Chaco, solamente, y muy por debajo del 87,2% de la Capital Federal.

En las próximas semanas, Salta deberá afinar al máximo la campaña para detener los contagios. La urgencia es evidente: la inmunización de los adultos y adolescentes y la facilitación de vacunas para los niños en edad escolar aumentará el grado de inmunidad familiar y será imprescindible para el normal desarrollo de las clases.

De nada sirve cerrar las actividades públicas, lo cual, además, ya es imposible. Es el Ministerio de Salud y el Comité Operativo de Emergencia los que deben tomar la iniciativa y organizar la campaña con eficacia.

No hay margen de error.

 

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