No tan solo se conocieron los reclamos de remiseros por las pésimas condiciones edilicias de las agencias en las que trabajan, sino que ahora salieron a la luz las quejas de los usuarios de los remises por el mal estado de los vehículos.
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No tan solo se conocieron los reclamos de remiseros por las pésimas condiciones edilicias de las agencias en las que trabajan, sino que ahora salieron a la luz las quejas de los usuarios de los remises por el mal estado de los vehículos.
Pasajeros sostienen que son muchos los autos descuidados, antiguos y en condiciones de higiene que no son las adecuadas.
"Antes subir a un remís daba gusto. El auto estaba prolijo, nuevo, limpio. Eso se fue perdiendo. Ahora ya no es así", contó Viviana, quien reside en el barrio Juan Pablo II de la zona sur de la capital salteña, y acostumbra a tomar remises.
Raúl, otro vecino del barrio San Remo, manifestó que "los coches ahora están dañados por fuera o parchados, con tapizados rotos, sentís que tiemblan cuando andan. No hay calidad".
"Es una triste realidad"
Al ser consultados por la problemática, desde la Federación Argentina de Remises (Farem) delegación Salta expresaron que es prácticamente imposible renovar una unidad y que lo que opinan los usuarios es una triste realidad.
"El remisero hoy trabaja con su auto hasta que éste no da más y, lamentablemente, eso sucede en el transcurso de dos o tres años como mucho", explicó Sergio Salinas, delegado normalizador de Farem en Salta.
Añadió que hoy en día un remís que trabaja las 24 horas, circula entre 300 y 400 kilómetros por día y llega un momento, con el pasar de los años, en que hay que renovarlo y no están dadas las condiciones económicas para que eso suceda.
No es rentable
"Lamentablemente, no es rentable en la ctualidad. Muchos remiseros se están quejando de los costos de la diaria de las agencias que significan un promedio de 10 mil pesos por semana. Es decir, 40 mil pesos por mes, lo cual se dificulta pagar. Además, es injusto abonar por un servicio que no es brindado por las remiseras", hizo hincapié.
La gran problemática, según Salinas, es que las agencias no procuran viajes. "No son rentables. Para que lo fueran, el remisero en tres años podría renovar su vehículo, pero eso no sucede", manifestó.
Y sobre las quejas de los usuarios, precisó: "Lamentablemente, tienen razón. Hay Fiat Uno hoy circulando que son modelos viejísimos".
La normativa de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) establece que la ntigüedad máxima permitida de un vehículo utilizado como remís para circular es de 10 años. Luego debe ser renovado. Para incorporar un vehículo al servicio el mismo no debe superar los 10 años de antigüedad.
"Pero hoy la AMT, comprendiendo la situación y teniendo conciencia de lo que está sucediendo, da plazos para cambiar los vehículos. Es por eso que hay autos que tienen 12 años, modelo 2010, hoy circulando en las calles", señaló.
El mercado
Son 50 aproximadamente las remiseras que existen en la capital salteña. Hay habilitadas unas 1.700 licencias de remises. En la mayoría de los casos las licencias son colectivas, es decir, de las remiseras. Algunas tienen 30 o 40 y la gencia que más concentra tiene 200.
El servicio
Tomar un remís en la calle es una cción que no está permitida y que sin embargo es frecuente. El servicio de remís debe ser solicitado a la remisera, telefónicamente o personalmente en la empresa. Todo vehículo habilitado para el servicio impropio de remís se encuentra identificado en sus puertas laterales delanteras con el número de licencia y con el nombre de la gencia la que pertenece.
"Es necesario que la AMT controle que las remiseras cumplan con su rol y brinden el servicio de puerta puerta. De esa manera el remís no tendría que circular tanto por las calles en búsqueda de pasajeros. Es una realidad que transgrede la norma porque supuestamente es un servicio a domicilio, pero el remisero, al ver que la gencia no le brinda viajes, salte a buscar el pan en la calle, se ocupa con el primer pasajero que le levanta la mano y lamentablemente se expone a multas y robos", hizo hincapié el delegado de Farem.