¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

25°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Pasado y presente del quehacer cultural de Los Extemporáneos

Exponen Alberto Elicetche, Guillermo Pucci, Santiago Rodríguez e Isidoro Zang. Sus series podrán visitarse hasta el 2 de diciembre en el Museo de Bellas Artes.
Miércoles, 23 de noviembre de 2022 19:40

Hasta el 2 de diciembre se podrá visitar en el Museo de Bellas Artes (avda. Belgrano 992) la exposición de Los Extemporáneos. Amigos desde hace cuarenta años, cada uno se apropió de una sala para mostrar series nuevas y luego obras de los cuatro confluyen en el salón más extenso del museo en una relación dialógica.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hasta el 2 de diciembre se podrá visitar en el Museo de Bellas Artes (avda. Belgrano 992) la exposición de Los Extemporáneos. Amigos desde hace cuarenta años, cada uno se apropió de una sala para mostrar series nuevas y luego obras de los cuatro confluyen en el salón más extenso del museo en una relación dialógica.

La artista plástica Mercedes Ruiz de los Llanos, quien hizo la curaduría, definió: "Los Extemporáneos son cuatro referentes artísticos de las últimas décadas del siglo XX. Ellos -Alberto, desde el grabado y dibujo; Santiago, desde la pintura, el dibujo y la escultura; Guillermo, desde la pintura; e Isidoro, desde la fotografía- articularon la orientación que imprimieron a sus producciones con su rol institucional y de educadores, en relación con las ideas que mantuvieron y las estrategias que asumieron para desarrollar y lograr un lugar de prestigio para sus actividades".

Guillermo Pucci, invocando ese prescindir de lo natural y de las referencias figurativas propias del arte abstracto, no ha titulado su serie. Su lenguaje visual, expresado en esta ocasión en ocho obras bidimensionales y una instalación tridimensional, es de forma, color y línea. Sin embargo, muchos espectadores han visto cardonales en sus pinturas hechas con acrílico y con intervenciones de lápiz. "Hay distintas opiniones al respecto. Para 'Mecha' Ruiz de los Llanos es un ritual y una cuestión simbólica. Yo soy constructivista y lúdico. Es un poco el contraste de lo tan lineal, justamente eso que hace ver la parte humana", precisó. Mientras que es casi insoslayable mirar la instalación sin remitirse a los diseños faraónicos, vanguardistas y de patrones geométricos de Qatar. "'Mecha' ve aquí una cuestión ritual, tótem, una tensión entre figuras precolombinas", destacó. Del arte abstracto muchos desconfían hasta pensar por qué alcanza las formas virtuosas de otras manifestaciones humanas. "Para mí, es una manera de expresarme y por ahí puede ser muy sutil la cosa; pero el color te da un estado de ánimo", sintetizó.

Guillermo Pucci y detrás su obra abstracta tridimensional. Pablo Yapura

"Baco en el bazar" se denomina la serie en la que Elicetche es un hacedor de un reino liliputiense y de un dios reducido a pequeñísima escala. Se trata de una inspiración retomada, porque comenzó a trabajar en el moldeado de corchos de botellas de vino antes de ser nombrado director del Museo de Petróleo, en la localidad de Campamento Vespucio. Una década más tarde, ya jubilado, le volvió el ánimo para recorrer bazares en la búsqueda de objetos para intervenir. "Es una idea muy lúdica", sintetiza. Y desde los títulos de las obras hasta la increíble capacidad expresiva de las figuritas de suberina le provocan risa al observador, un efecto de exaltación del que Baco se ensoberbecería. Las referencias son variadas. En "Tango", la icónica escena de Michelle Pfeiffer cantando "My funny Valentine", sobre el piano de cola que toca Jeff Bridges en el filme "Los fabulosos Baker Boys" (1980) se entremezcla con un homenaje al pianista salteño Jordi Scoda. En "La cosecha del ángel" un ser alado comanda a dos bueyes que tiran de un carro también empujado por Baco y una ninfa. Pero hay otros dioramas bien revulsivos, como "Para mí una", en la que un ángel violinista (Cupido, sin dudas) ha enjaulado al dios, que, impotente en su faceta de guardián de la fertilidad, ve pasar una pareja enamorada de mujeres que pasea a sus gatos. O "La pasajera de la carretilla", en la que conviven elementos de un gran realismo con los antropoides de corcho. "En las santerías venden objetos para las promesas que les hacen los bolivianos a la Virgen de Urkupiña, como la carretilla, los ladrillitos y la bolsa de cemento para pedirle que les conceda las obras en construcción y luego conseguí que alguien me hiciera esa estructura", comentó Elicetche. La estructura, puntualizó, es una columna de hierro y material exacta a la que se haría en otra escala para obrar de cimiento de una casa. También hay sinsabores amorosos como la separación de dos amantes alojados en copones y que no pueden rozarse de "El brindis", a los que provoca la pareja que al lado de ellos está consumando su amor en "Te quiero comer la boca".

Alberto Elicetche, al lado de su serie "Baco en el bazar". Pablo Yapura

Isidoro Zang con su serie hace constatar al visitante aquello de que vivimos de que tenemos sepultado. Él teje su árbol genealógico en un ramaje de fotografías intervenidas. Ahora es posible darles movimiento a los personajes en sepia a través de aplicaciones que hacen abrir y cerrar ojos y boca, mientras que aquí los retratos cobran vida por el ingenioso mecanismo de un follaje que, iluminado por el sol desde lo alto, se imprime en las pieles que dejan de estar mustias. "Cuando iba al psicólogo por tratamiento de varias causas, le decía que yo pensaba en cómo hubiera sido mi vida con mi madre", inició Isidoro, recordando aquella bronconeumonia que la arrebató de su lado cuando él tenía siete años. "Que fallezca mi madre me dejó mal parado, porque no sabía para dónde tenía que ir y toda la vida sentí esa sensación y tampoco sabía cómo homenajearla", continuó. Entonces entonces esas fotos, halladas en "una valija de cartón viejísima", fueron los elementos que lo ayudaron a trasvolar las memorias no perdidas del todo, las voces de los sueños a lo tangible de una obra expuesta. Sus abuelos, su padre, la tía que lo crió, él mismo, todos atravesados por naturaleza superpuesta. Pero también por una historia de migrantes europeos, de judíos polacos perseguidos por cosacos, los pogroms, la nueva patria argentina. Y por último las simetrías de Isidoro con la música y el cine, su madre y su padre. Un diálogo, una avenencia con coherencia lógica.

Isidoro Zang con su serie basada en testimonios y fotos familiares. Pablo Yapura

Por último, Santiago Rodríguez dijo que aborda el paisaje desde una visión cotidiana, pero de alguna manera también imaginativa porque no se trata de una transcripción literal, sino de una interpretación. Él vive en San Lorenzo y dos de las obras de gran porte que expone son la misma perspectiva que ve desde su ventana en diferentes momentos del día. "La idea es de los impresionistas que tomaban un paisaje y lo pintaban a la mañana, al mediodía, al atardecer y veían cómo el juego de las luces iba incidiendo y acá no solo hay un estado anímico, sino la fuerza expresiva de tu lugar y creo que eso es revalorizar socialmente tu espacio", señaló. Los extemporáneos se han de percibir, por su autodenominación como impropios del tiempo en que suceden y hacen. Sin embargo, su obra está más vigente que nunca.

Santiago Rodríguez y su paisajes de San Lorenzo. Pablo Yapura

 

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD