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La Copa del Mundo en la escuela

Lunes, 28 de noviembre de 2022 02:33

El Mundial de Fútbol, como sucede cada 4 años, irrumpe este 2022, transforma nuestra rutina y se convierte en un tema que capta la atención de todos los ámbitos de sociabilidad donde se conjugan sentimientos, pasión y cultura.

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El Mundial de Fútbol, como sucede cada 4 años, irrumpe este 2022, transforma nuestra rutina y se convierte en un tema que capta la atención de todos los ámbitos de sociabilidad donde se conjugan sentimientos, pasión y cultura.

La escuela, como espacio para compartir y conmover a partir de acontecimientos como este, busca gestionar tiempos para reflexionar sobre las emociones que nos generan los resultados negativos y los que responden a nuestras expectativas y al desarrollo de habilidades cognitivas que permitan al estudiante generar un pensamiento crítico, para entender que no todo va a salir como queremos, discriminando las metas ideales de las posibles y las reales.

Proponernos transmitir modelos de esfuerzo, perseverancia y trabajo en equipo para alcanzar las metas denota la necesidad de enfocarnos en todas estas habilidades psicosociales que se desarrollan en el tiempo, superando frustaciones e intentos fallidos. Es importante entonces articular con el clima que se vive, teniendo en cuenta cómo este fenómeno atraviesa todas las generaciones.

En el ámbito escolar este tipo de acontecimiento tan movilizante se transforma en objeto de enseñanza; abrir el conocimiento del mundo en un contexto determinado no implica solamente mirar un partido, sino aprovechar este contenido para utilizarlo en la construcción de la ciudadanía, la educación en valores, la diversidad cultural y el respeto por las diferentes culturas, el juego limpio, el valor del respeto por el otro, la cohesión e identidad del otro, lo permitido. Entre otros planteos posibles se puede abordar la historia de cada selección y de los países anfitriones, el arte, la lengua.

Desde el deporte también irá unida la posibilidad de trabajar la incorporación de hábitos saludables como la actividad física, la educación emocional y la importancia de una buena alimentación.

Un evento de esta envergadura alberga un sentimiento de identidad nacional que genera una serie de emociones para trabajar a través del diálogo, la reflexión, el análisis. Alegría, tristeza, enojo, frustración, emociones que sentimos cuando no conseguimos los resultados que esperamos, entendiendo que el deporte es un juego donde se gana y se pierde. Sin quedarnos en el resultado únicamente, sino también en los procesos, concentrados en seguir disfrutando, jugando, trabajando, generando vínculos, más allá de las dificultades. Y si de resultados hablamos, trabajar la tolerancia a la frustración tanto en los chicos como en los adultos, porque los niños y jóvenes necesitan modelos con conductas compatibles con las que les enseñan.

La motivación que observamos en los jóvenes y niños cuando aprenden un tema que les interesa será el replanteo que nos haremos como docentes para entender qué pasa con aquello que no genera emoción en nuestros alumnos.

Es una nueva oportunidad de recuperar el espacio de encuentro y de mirar con otros ojos, reflexionando una vez más sobre nuestras prácticas.

 

 

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