“Ganar el Mundial es el único sueño que me queda por cumplir”, repitió más de una vez detrás de escena Lionel Messi, luego de la pesadilla que le tocó vivir en el PSG en los últimos días: eliminación categórica de la Champions League a manos del Real Madrid, cuestionamientos de la prensa y el mundo de fútbol francés y, como si fuera poco, insultos y silbidos al astro rosarino a manera de sentencia el último domingo en el Parque de los Príncipes.
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“Ganar el Mundial es el único sueño que me queda por cumplir”, repitió más de una vez detrás de escena Lionel Messi, luego de la pesadilla que le tocó vivir en el PSG en los últimos días: eliminación categórica de la Champions League a manos del Real Madrid, cuestionamientos de la prensa y el mundo de fútbol francés y, como si fuera poco, insultos y silbidos al astro rosarino a manera de sentencia el último domingo en el Parque de los Príncipes.
Lo cierto es que la temporada de clubes para Messi y el PSG se terminó con el doloroso punto final en la Champions. Y aunque los de Mauricio Pochettino todavía tienen por delante 11 jornadas por la liga francesa, se trata de una Ligue 1 que no solo estaba lejos de ser su objetivo primario, sino que además ya la tienen prácticamente ganada hace rato: le lleva 13 puntos al escolta.
Para los parisinos ni siquiera queda la emoción de los cruces directos por la Copa de Francia, recordando que fueron eliminados en octavos por el Niza.
En concreto, la temporada 2021-2022 del PSG se acabó con el pitazo final de Danny Makkelie en el Bernabéu. Un cierre que vio al club francés muy alejado de las metas que se ponían para esta campaña, luego de conformar un tridente con Kylian Mbappé, Neymar y Messi, además de un elenco de reparto estelar.
La 2021-2022 también dejó un sabor amargo para Messi desde lo individual. El astro lleva por ahora convertidos 7 goles en 25 partidos con el PSG, una marca que es por lejos la peor de toda su carrera, desde que apareció en Barcelona no bajó de los 31 tantos desde la 2007-2008.
Pero no solo se trata de goles y de objetivos fallidos en lo colectivo, sino también de un rendimiento que no estuvo acorde al de un jugador que hace algunos meses recibió su séptimo Balón de Oro.
La Pulga sigue siendo uno de los jugadores más desequilibrantes del mundo. Pero a la vez es innegable que no pesó dentro del área rival como en años anteriores y que sus actuaciones en un puñado de partidos decisivos (especialmente ante el Madrid) estuvieron lejos de lo esperado.
El año del rosarino dio un giro demasiado anticipado: recién estamos en marzo y sin embargo ya está claro que la próxima gran meta para Messi en 2022 aparece recién a fines de noviembre: su último Mundial.
Antes habrá compromisos con el PSG y con la propia Selección argentina, claro, pero ninguno especialmente atractivo o definitorio: el cierre de la actual Ligue 1 y el inicio de la próxima, la primera fase de la Champions 2022-2023, amistosos con el equipo de Lionel Scaloni... todo empequeñecido por la sombra de Qatar, que le quitan importancia a esos primeros pasos en cada torneo.
Obviamente, hay dos maneras de leer la situación en cuanto al impacto para Argentina: la negativa es que a menos que pase algo magistral en el comienzo de la próxima temporada de clubes, Messi no llegará a Qatar en un contexto ganador con su club, como podía suceder en sus mejores años con Barcelona
El vaso medio lleno es que sin esos grandes objetivos hasta noviembre, el rosarino podrá poner su foco en la única cuenta pendiente de su gloriosa carrera. Lo sueña él... y lo soñamos todos.
Bronca y pintadas
El estadio PSG amaneció ayer con pintadas contra los dirigentes de la entidad francesa, contra Leonardo, quien es el director deportivo del club, y Al-Khelaifi, el dueño qatarí de la entidad. “Leo/Nasser, lejos de nuestra tierra”, fue el mensaje dedicado a ambos directivos, además de las leyendas: “París somos nosotros” y “París no será nunca qatarí”. Las pintadas aparecieron luego que el PSG goleara 3 a 0 al Burdeos por la Ligue 1, partido en el que Messi y Neymar fueron silbados.