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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Convivencia frente a la inclusión 

Sabado, 16 de abril de 2022 02:11

Soñar con escuelas abiertas para todos es hablar de otro tema, dentro y fuera de la escuela, que merece discutirse. La inclusión y sus aristas es uno de ellos. Definitivamente. La escuela debe adaptarse y reajustarse para la integración de los niños con necesidades especiales. Habitando nuestras aulas, este es un desafío que venimos postergando o piloteando, lo que es más movilizador, con las herramientas que tenemos. 
Las palabras, sabemos, tienen cargas ideológicas y emocionales. A través del lenguaje estas cargas nos preceden. Porque el lenguaje crea realidades. 
Veamos: inclusión viene del latín inclusio y significa “acción y efecto de poner algo dentro”. Esto es encerrar. La inclusión busca lograr que todos los individuos o grupos sociales, sobre todo aquellos que se encuentran en condiciones de segregación o marginación, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos. Cuando se habla de inclusión de niños con necesidades educativas especiales se habla del ajuste del currículo, ajuste de la manera de evaluar. Se habla también de falta de políticas públicas de cuidado, falta de capacitación a docentes, falta de instancias de trabajo en conjunto, falta de docentes de apoyo en el aula, falta de observatorios de prácticas educativas inclusivas en las escuelas.

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Soñar con escuelas abiertas para todos es hablar de otro tema, dentro y fuera de la escuela, que merece discutirse. La inclusión y sus aristas es uno de ellos. Definitivamente. La escuela debe adaptarse y reajustarse para la integración de los niños con necesidades especiales. Habitando nuestras aulas, este es un desafío que venimos postergando o piloteando, lo que es más movilizador, con las herramientas que tenemos. 
Las palabras, sabemos, tienen cargas ideológicas y emocionales. A través del lenguaje estas cargas nos preceden. Porque el lenguaje crea realidades. 
Veamos: inclusión viene del latín inclusio y significa “acción y efecto de poner algo dentro”. Esto es encerrar. La inclusión busca lograr que todos los individuos o grupos sociales, sobre todo aquellos que se encuentran en condiciones de segregación o marginación, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos. Cuando se habla de inclusión de niños con necesidades educativas especiales se habla del ajuste del currículo, ajuste de la manera de evaluar. Se habla también de falta de políticas públicas de cuidado, falta de capacitación a docentes, falta de instancias de trabajo en conjunto, falta de docentes de apoyo en el aula, falta de observatorios de prácticas educativas inclusivas en las escuelas.


Volvamos al aula, entonces, inclusión sería una suerte de normalización, esperando que alguien funcione como otro. Cuando en realidad la inclusión va en dos sentidos, lo que aprende la persona de la sociedad y lo que aprende el resto de esa persona. 
En la escuela ¿cuánto tiempo dedicamos a aprender del otro? Las experiencias de éxito del otro a veces, en casi todas las realidades de los niños con necesidades especiales, están ocultas. No están a la vista. No las vemos, esperamos que el otro sea, y ese otro ya es.
Hoy circulan lecturas y escuchamos conceptos que hacen referencia a la neurodiversidad, este concepto tiene que ver con la idea de que existen diferentes conformaciones cerebrales, diferentes maneras de percibir el mundo, diferentes tipos de expresiones mentales. No son problemas que deban “arreglarse” o “curarse”. Simplemente son variaciones del cerebro humano. Ejemplos de neurodiversidad podrían ser el autismo, la discalculia, la dislexia, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, entre otros.
Nuestras aulas son diversas, en todos los sentidos, múltiples infancias las habitan. No es una cuestión de proximidad y compartir espacios comunes, es una cuestión de pensar al otro y mirar al otro como tal. Con sus características, con sus infinitas posibilidades. Entonces, quizás entonces, dejaríamos de escuchar docentes que dicen no sé qué hacer con este niño/a en el aula, no sé cómo, no tengo herramientas. 

Neurodiversidad

Empecemos a pensar y a hablar de neurodiversidad, exijamos capacitaciones y colaboración para nuestras necesidades en el aula y la de todos, todos, nuestros niños cuando no tengamos respuestas. Si sabemos que cerebros diferentes procesan la realidad de manera distinta, si reconocemos otras habilidades. ¿Por qué seguir hablando de incluir? El límite de un diagnóstico cuando el entorno apoya, cuando se da el lugar, cuando las políticas educativas alojan, cuando el docente no tiene miedo, se borra y surgen las posibilidades. 
¿Y si en vez de inclusión hablamos de convivencia? La palabra “convivir” viene del latín convivere y significa “vivir con otros”. La pregunta será entonces ¿debemos incluir o aprender a convivir? 
Convivir, vivir en compañía del otro, comprende ejercitar el respeto, determinar cómo vamos a regular nuestras normas de convivencia, aprender las maneras de atención divergentes, aprender los modos del ser del otro. Si hablamos de convivencia podemos comprender un poco más y a partir del respeto mirarnos en el otro. Porque intentar que el otro encaje en un solo modelo existente es el fracaso de muchas personas con posibilidades diferentes en el aula. Podemos pensar en convivencia para borrar las diferencias y encontrarnos. 
Porque existen muchas formas de estar y habitar el mundo. Es hora de comenzar a conocer y entender, y, sobre todo, dar lugar.

 

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