¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Entre lo urgente y lo importante

Miércoles, 18 de mayo de 2022 02:19

Hace unos días encontré una viñeta de Mafalda y su hermosa vigencia, que decía esto: "Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante"; la reflexión quedó instalada en mí y me llevó, inevitablemente, a pensarme en los espacios que ocupo: mi hogar y el aula.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hace unos días encontré una viñeta de Mafalda y su hermosa vigencia, que decía esto: "Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante"; la reflexión quedó instalada en mí y me llevó, inevitablemente, a pensarme en los espacios que ocupo: mi hogar y el aula.

Vivimos en un mundo donde todo es para ayer. Así aprenden nuestros hijos y estudiantes a necesitar urgente todas las respuestas y a buscarlas en pantallas porque todo está ahí o casi todo.

Lo inmediato, pasó a tener protagonismo. Y... ¿lo importante dónde está? Suspendido, creyendo que está siendo, cuando solo se parece a un boceto.

Dejemos de fingir que funciona. No funciona en casa, no funciona en la escuela, no funciona en la sociedad.

Cada vez nos cuesta más soltar las pantallas, el trabajo y las obligaciones para hablar con los otros de las cosas cotidianas de la vida. Queremos cambios, pero los cambios empiezan desde uno, en nuestros hogares, en nuestras escuelas.

Necesitamos reconocer que existe una necesidad y actuar en consecuencia, rescatar los valores necesarios para continuar la vida, el día a día. Esos valores que primero se aprenden en el hogar y se ejercitan después puertas afuera. Sacarnos los prejuicios de encima y conversar, de lo que no se dice, de lo que hace falta, aprender a agradecer. Para conversar hay que silenciarse y establecer un espacio dispuesto al diálogo, sin anticiparse, sin la amenaza de la mirada juzgadora del otro ejercitándonos en escucharlo sin molestarnos porque piense distinto. Abrir la mente, sin anteponer ideas, sin dedos acusadores, sin comparaciones.

Y si los espacios de conversación no existen debemos proponerlos; somos los adultos quienes tenemos la responsabilidad de habilitarlos para generar vínculos amorosos y encontrarnos. Estamos hechos de palabras y miradas. Recuperemos esta instancia.

Frenemos un poco. Vamos a vivir más, a reír más, a rescatar el valor de las pequeñas cosas. El beso a nuestros hijos antes de dormir, el leerles un cuento, el preguntar en la cena, sin pantallas, que tal su día. Ese mate postergado hasta el cansancio con nuestros padres o amigos. Que el vínculo trascienda el WhatsApp. Transitamos una pandemia y un encierro que, a veces, parece no habernos enseñado nada.

Cuánto nos falta como sociedad por aprender. Cuánto nos falta en las familias, en las aulas. Hay posibilidades. Pongamos la mirada al encuentro del otro, del que está. Y salgamos a buscar a quien no está, pero espera una palabra y la oportunidad de un vínculo.

Necesitamos volver a mirarnos. No dejemos que las urgencias, la pantalla, la rutina nos roben, nos quiten, nos posterguen lo importante.

Que lo urgente para los más chicos, para nuestros adolescentes y nuestros mayores sea tener un espacio seguro de diálogo y encuentros.

Le ganemos a la imagen. Recuperemos la mirada y la palabra. Por un rato. Para siempre.

 

PUBLICIDAD