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16 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Violencia, conflicto y mediación en la escuela

Sabado, 18 de junio de 2022 01:47

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como "el uso deliberado de la fuerza física o el poder ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones".

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como "el uso deliberado de la fuerza física o el poder ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones".

Los expertos David Barach y Charles Webel plantean dos tipos de violencia: la violencia abierta o manifiesta, la cual se puede apreciar fácilmente, ya que sus efectos son visiblemente notorios, y la violencia estructural, que es aquella que subyace en las instituciones culturales, económicas y sociales. La violencia estructural facilita la existencia del autoritarismo, el terror, los abusos físicos y sexuales, entre otros. La violencia estructural se expresa igualmente en la discriminación de sectores de la sociedad, por ejemplo, por razones de edad, género, etnia, orientación sexual, condición de discapacidad y clase social.

Así, la exclusión social es parte de la violencia estructural y se asocia también a debilidades en el sistema democrático, el reconocimiento de derechos, la participación significativa y el ejercicio de la ciudadanía, que vinculan las relaciones entre los individuos y los Estados.

En la violencia, se pueden distinguir diversos tipos de acuerdo con los daños que ocasionan (Krauskopf, 2006): violencia física, violencia emocional-psicológica; violencia sexual.

Violencias en la escuela

En la violencia, se pueden distinguir diversos tipos de acuerdo con los daños que ocasionan: violencia física, emocional psicológica y sexual.

Es posible diferenciar un conjunto de violencias que se producen específicamente en la escuela y otro de violencias que, aunque se producen en otros ámbitos, ingresan también al mundo de la escuela y afectan los desempeños, tanto académicos como sociales, de los niños, niñas y adolescentes (NNA) allí presentes y, en ese sentido, son detectables en dicho contexto.

Intimidación escolar: entre las violencias producidas en la escuela, un gran número de estudios se han centrado en la problemática identificada con diversos nombres, como intimidación escolar, acoso violento, matoneo o bullying, término inglés derivado de bully (matón).

Dicha violencia: 1) suele incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, intimidaciones, agresiones físicas, aislamiento sistemático, insultos); 2) tiende a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo; 3) supone un abuso de poder, al estar provocada por un alumno (el matón), apoyado generalmente en un grupo, contra una víctima que se encuentra indefensa, que no puede por sí misma salir de esta situación, y; 4) se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente. Este es un fenómeno que parece formar parte habitual de la cultura escolar tradicional, puesto que, a lo largo de su vida en la escuela, todos los alumnos parecen tener contacto con él, en sus distintos roles: como víctimas, agresores o espectadores, que es la situación más frecuente. Sin embargo, no por considerarse general, se puede minimizar el efecto psicológico, social y físico que se genera, tanto en el agresor y la víctima, como en los observadores.

Relaciones pedagógicas autoritarias y violentas: otra violencia que preocupa en el contexto de la escuela está constituida por las relaciones pedagógicas autoritarias y violentas. Aunque la ley determina sanciones ante los castigos corporales ejecutados directamente por docentes, aún se presentan casos en los que estos ocurren y persisten, de forma preocupante, tratos humillantes y degradantes hacia niños y adolescentes, que pueden presentarse como agresiones verbales, ofensas, sarcasmos, manifestaciones de desprecio y de humillación hacia los y las estudiantes; o castigos y supuestas formas de corrección en torno de fallas en el rendimiento académico o a transgresiones de carácter disciplinario.

Violencia contra docentes: son cada vez más frecuentes las expresiones de violencia contra los y las docentes. En muchas instituciones educativas se presentan situaciones de agresiones, tanto verbales como físicas. Además, están siendo objeto de amenazas e intimidaciones por parte de estudiantes o de familiares o allegados de éstos que deciden operar con las mismas lógicas de la violencia que ejercen los grupos armados.

Maltrato a los menores

En palabras de la OMS: "el maltrato o la vejación de menores abarca todas las formas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual, descuido o negligencia o explotación comercial o de otro tipo, que originen un daño real o potencial para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder".

Maltrato físico: actos infligidos por un cuidador que causan un daño físico real en un niño o una niña/adolescente o tienen el potencial de provocarlo.

Maltrato emocional: este maltrato se produce cuando un cuidador no brinda las condiciones apropiadas y propicias e incluye actos que tienen efectos adversos sobre la salud emocional y el desarrollo del niño/niña- adolescente. Tales actos incluyen la restricción de los movimientos del menor, la denigración, la ridiculización, las amenazas e intimidación, la discriminación, el rechazo y otras formas no físicas de tratamiento hostil.

  Descuido: el descuido se produce cuando uno de los padres no toma medidas para promover el desarrollo del niño -estando en condiciones de hacerlo- en una o varias de las siguientes áreas: la salud, la educación, el desarrollo emocional, la nutrición, el amparo y las condiciones de vida seguras.
Abuso sexual: es entendido como el “contacto o interacción entre un niño/a y un adulto, en el que el niño/a es utilizado para la satisfacción sexual del adulto o de terceros, desconociendo el desarrollo psicosexual del menor de edad. 
El abusador puede ser un menor de edad cuando es significativamente mayor que la víctima o tiene una posición de poder o control sobre éste”. A partir de esta definición queda claro que el abuso sexual no se puede limitar a los tocamientos o la penetración.

Gestionando los conflictos 

Son necesarias diferentes estrategias para la tramitación y transformación de las situaciones conflictivas, a fin de convertirlas en posibilidades de aprendizaje. Para definir una estrategia, se debe contar previamente con el análisis de la estructura del conflicto que requiere: 
     * Identificar y describir el problema. 
     * Identificar a los actores involucrados y el tipo de relación que se teje entre ellos, así como el proceso que ha tenido la situación conflictiva. 
     *Identificar las características del medio escolar o contexto en el que se presenta el conflicto.
La cultura de la reconciliación está sostenida en el principio preventivo de conflictos y el reconocimiento de la importancia de vivir en sociedad y de reconocer en el otro la diferencia, pero también la complementariedad. 
Una instancia de mediación educativa tiene cuatro características: 
 * Que sea participativa: es decir, que tengan presencia los y las docentes, niños, niñas y jóvenes estudiantes y los padres y madres de familia. 
 * Que sea democrática: los procedimientos deben tener el mayor nivel de legitimidad posible, ser transparentes y consultar la voluntad colectiva. 
 * Que sea reconocida: institucionalmente por los diferentes estamentos de la escuela. 
 * Que sea específica: debe ubicar muy claramente qué tipo de conflictos deben ser objeto de mediación.

Centros de mediación escolar 

Los centros de mediación escolar tienen como propósito fundamental la promoción de una sana convivencia y de una cultura de paz dentro de la institución educativa. Participar en la construcción de una cultura de paz es una tarea que compete a todos los actores: directivas, docentes, estudiantes, familias y demás integrantes de la comunidad educativa, lo cual implica una voluntad política tanto individual como institucional. Como escenario de participación, deben promover una convivencia social basada en principios éticos y democráticos, que favorezcan unas interrelaciones respetuosas de la diferencia, basadas en el diálogo y en el reconocimiento del otro y la otra como interlocutores válidos. 
Como afirma John Paul Lederach, especialista estadounidense en consolidación de la paz internacional, “una sociedad, una comunidad, una familia, sin conflicto es una entidad exenta de diversidad y capacidad para crecer. El camino es asumirlos y enfrentarlos adecuadamente”.
En la escuela ese camino es la mediación educativa.


 

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