En el sistema presidencialista enmarcado en la Constitución Nacional Argentina, el Poder Ejecutivo ejercido por el Presidente es el responsable del manejo de las relaciones del país con el resto de la naciones y organismos internacionales del mundo.
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En el sistema presidencialista enmarcado en la Constitución Nacional Argentina, el Poder Ejecutivo ejercido por el Presidente es el responsable del manejo de las relaciones del país con el resto de la naciones y organismos internacionales del mundo.
La conducta del presidente Alberto Fernández en cuanto a su asistencia a la 9ª Cumbre de las Américas produce asombro. Tras poner en duda su presencia, en solidaridad con Cuba, Nicaragua y Venezuela, que no fueron invitadas por Joseph Biden, el anfitrión, y tras dialogar previamente con los presidentes de México y de Venezuela, se convenció del daño que podría causar su ausencia en la relación bilateral con los EEUU.
Fernández es, además, presidente de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe). En consecuencia, una gestión del exsenador demócrata Christofer Dodd logró convencer a dos de los mandatarios latinoamericanos renuentes (Brasil y Argentina), y fracasó con México, que definitivamente no concurrirá.
Pero el presidente argentino tomó su decisión de concurrir con el visto bueno de Andrés López Obrador, Nicolás Maduro y el cubano Miguel Díaz Canel, el presidente Argentino decidió en consecuencia interconsultar a López Obrador y a Maduro. Ni México ni Venezuela ni Cuba tendrían que decidir sobre cuestiones que son inherentes a nuestra soberanía.
Además, cabe preguntarse cuándo se consultó al respecto a la Comisión Permanente de Relaciones Exteriores y Culto del Senado de la Nación, presidida en primer y segundo término por los senadores Adolfo Rodríguez Saá y Martín Lousteau.
A esa comisión le corresponde dictaminar sobre las relaciones de la República con los estados extranjeros, incluyendo política económica, comercial, energética, etc.
En consecuencia, ¿no debiera estar actuando en un asunto tan sensible y delicado para el interés de la República? ¿No le correspondía a esa comisión proponer un criterio mucho más decoroso, haciéndole ver al presidente las inconveniencias de las consultas externas con líderes de otras naciones de gobiernos dictatoriales en esta materia?
Si la Nación es conducida equivocadamente en su política exterior por un presidente que muestra un extraño e incorrecto manejo, ¿no debiera en consecuencia el Senado intervenir en temas tan graves que perjudican a todos los argentinos, de acuerdo al mandato popular y lo que la Constitución indica, colaborando para corregir la aplicación de una política tan equivocada?, ¿no hubiera sido conveniente que convocara al Canciller, o citara a un pleno y pidiera informes?
La Cumbre
Hasta aquí, lo de entrecasa, pero refiriéndonos a la Cumbre de las Américas, en Los Angeles, California, la semana que viene. El escenario es la segunda ciudad más grande de los EEUU, con la mayor comunidad hispana, con lazos estrechos en las Américas, y el puerto más activo del Hemisferio Occidental.
Es significativo recordar, que la primera cumbre nació nada menos que a partir de las iniciativas contrapuestas de John F. Kennedy y el Che Guevara 60 años atrás, y sesionó en Miami en 1994, proponiéndose el ALCA del sur, simil al NAFTA del norte.
Y ya allí se originaba el problema Cuba, con su expulsión de la OEA, asunto irresoluto hasta la fecha. En la Cumbre de Los Angeles participarán los líderes de las Américas del Norte, Sur, Central, y Caribe.
Promueve la cooperación y el crecimiento económico, respeto por la democracia y libertad, dignidad del trabajo y libre empresa. Cumbres posteriores a la de Miami tuvieron lugar en Uruguay, Chile, Canadá, Argentina, Trinidad y Tobago, Colombia, Panamá, y Perú, entre 1994 y 2018.
Concluyendo, la obviedad de la presencia de Argentina queda clara, por un lado y por otro, ¿cómo no defender en semejante foro debida y eficazmente los intereses de la Argentina y de la América del Sur al menos?