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El mes de la Tierra

Martes, 07 de junio de 2022 00:00

El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por las Naciones Unidas en la Asamblea General celebrada el 15 de diciembre de 1972, con motivo del inicio de la Conferencia de Estocolmo (Suecia). Allí se fijó el 5 de junio para esta conmemoración, y en los hechos, la problemática ambiental, convertida en prioridad de la agenda ambiental, da lugar todos los años a foros, debates, publicaciones y actos públicos a lo largo este mes.

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El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por las Naciones Unidas en la Asamblea General celebrada el 15 de diciembre de 1972, con motivo del inicio de la Conferencia de Estocolmo (Suecia). Allí se fijó el 5 de junio para esta conmemoración, y en los hechos, la problemática ambiental, convertida en prioridad de la agenda ambiental, da lugar todos los años a foros, debates, publicaciones y actos públicos a lo largo este mes.

Estamos por cumplir 50 años desde que la ONU adoptó esta decisión. Pero también se definieron otros conceptos que nos llevaron a cuidar el ambiente. Para tener un ambiente sano.

En esta tarea se comprometieron seres humanos valientes, que entendieron que era la forma de garantizar una vida digna, una vida sana, pero no solo para los seres humanos, sino también para todos los seres vivientes.

Es necesario cuidar el ambiente, que significa cuidar la tierra, el agua, el aire, la naturaleza en su integridad, y también la cultura como expresión de los seres humanos.

Estas personas, llamadas ecologistas, cuidadores del ambiente, ambientalistas, han sido y son perseguidas en muchos países por quienes no entienden que la propiedad privada no genera un derecho absoluto, sino que el derecho que se tiene debe ser condicionado a que no se realice un uso abusivo de la tierra ni se provoquen daños a los vecinos, la humanidad y el planeta. Nadie tiene derecho a contaminar el medio, porque el aire, el agua, la floresta, la vida silvestre y el equilibrio ecológico exceden los límites de cada lote privado. Su límite es el horizonte.

Ya existen acuerdos internacionales con fuerza legal que nos indican que no podemos contaminar el agua, porque eso genera daño aguas abajo y, en consecuencia, perjudica a muchos otros. Que el aire contaminado genera enfermedad a los humanos, los animales y la biodiversidad. Que cuidar el ambiente es solidaridad, es pensar en el otro, cercano y lejano, y también en las generaciones futuras. Las más cercanas y las más lejanas.

Cuidar el medio es pensar que todos tenemos el derecho a un ambiente sano, y ello significa que incluye a las personas con una buena posición económica, que tienen bienes suficientes para garantizar ese derecho, y también a quienes son considerados vulnerables, que tienen los mismos derechos pero necesitan que se les garantice la posibilidad de ejercerlos.

La pobreza no debe privar a nadie de los más elementales derechos, que le impiden llevar una vida digna. El Estado es responsable de garantizarlos.

Debemos procurar que todos los seres humanos tengan una vida digna, con salud, vivienda, educación, trabajo. Cuidado de los niños y de los ancianos, respeto por los mismos para que la vida desde el comienzo hasta el final sea digna.

Esto es obligación en primer lugar del Estado, pero también de todos los seres humanos, en forma individual y colectiva.

La sociedad organizada, las empresas, las sociedades, deben procurar no solo el bien individual sino el bien colectivo. No se puede beneficiar a unos pocos en detrimento de la mayoría.

Debemos cultivar, enseñar, compartir y vivir estos valores como una conducta necesaria para la supervivencia sana.

Esta conducta es imprescindible, no solo desde la doctrina sino en los hechos concretos, con acciones efectivas y eficaces. De buena fe.

Buena fe necesaria para toda relación humana, pero fundamentalmente en aquello que hace a la vida en común, en respeto del otro.

Buena fe en el cuidado efectivo del ambiente, no como una propaganda política o de marketing empresarial, sino como conducta necesaria y asumida para la vida sana de todos.

Somos 7.800 millones de personas en el mundo; el triple que en 1950. En 2050, se estima, llegaremos a 9.500 millones.

Cuidar la tierra, la economía sustentable y la alimentación es un deber de humanidad.

 

 

 

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