El Concejo Deliberante capitalino aprobó la semana pasada el Código de Protección Acústica que establece pautas para prevenir, controlar y corregir la contaminación acústica que afecta a la salud de las personas y al ambiente. Esta nueva normativa generó una amplio rechazo en el sector de bolicheros y comerciantes, que pidieron que la ordenanza sea vetada.
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El Concejo Deliberante capitalino aprobó la semana pasada el Código de Protección Acústica que establece pautas para prevenir, controlar y corregir la contaminación acústica que afecta a la salud de las personas y al ambiente. Esta nueva normativa generó una amplio rechazo en el sector de bolicheros y comerciantes, que pidieron que la ordenanza sea vetada.
Según manifestó a El Tribuno el referente de la Cámara de Bolicheros de Salta, Mario Delaloye, van a pedir que la intendenta vete la ordenanza que se aprobó en el Concejo, que aplica medidas de protección municipal contra el ruido. Agregó que la Cámara Multisectorial de Comerciantes Unidos de Salta también se unió a este pedido.
Todos los locales bailables, salones de eventos o restaurantes serán controlados por inspectores que contarán con equipos que les permitirán medir el sonido durante todo el evento y, al finalizar, podrán conocer a través de un software si cumplieron con la normativa. La autoridad de aplicación tendrá un plazo de un año para definir un plan permanente en materia de ruidos y vibraciones.
José Gauffín, uno de los máximos referentes de Juntos por el Cambio + en la ciudad e impulsor de la ordenanza, comentó a este medio que no está de acuerdo con el pedido de las cámaras empresarias porque la ordenanza no está en "contra de la actividad", sino que es una norma general que se busca mejorar la calidad técnica de los controles y que se aprobó en función de mejorar la convivencia ciudadana.
Además, Gauffín expresó que se podrán pulir detalles dentro del período revisión a partir del establecimiento de los Estándares de Calidad Acústica (ECA) que deberán establecerse en un máximo de 270 días. La norma también prevé una regulación para las fuentes de ruidos molestos de carácter transitorio (parlantes afuera de comercios) y determina los períodos horarios para aplicación y control.
Empresarios descontentos
El jueves, ediles y funcionarios municipales se reunieron con representantes de comercios gastronómicos, hoteleros y locales bailables para abordar aspectos vinculados a la ordenanza de aprobación del Código de Protección Acústica. En la reunión los empresarios mostraron su descontento al no ser incluidos en el proceso de sanción de la norma que regula el sonido.
"Ayer (por el jueves) estuvimos en el Concejo Deliberante, invitados por funcionarios de la Municipalidad, algo que no hicieron los concejales, que se olvidaron de invitarnos. Si bien no es una obligación, hubiese estado bueno porque van a decidir sobre algo que involucra a los comerciantes y restaurantes. En la reunión a la gente del Concejo le reclamamos no haber sido invitados, y después dimos nuestra opinión. Ya la ordenanza existente es muy difícil de cumplir, es por eso que si sacaban una nueva queríamos que sea algo más acorde a la realidad en que se vive y no una ordenanza que atrase", expresó Mario Delaloye.
El empresario de la noche comentó que con la ordenanza que está vigente "tienen que dejar de funcionar todos los locales" por eso aclaró que manifestaron que tienen toda la "buena voluntad" de acompañar una ordenanza que los represente a todos, tanto a los vecinos como a los comerciantes. Las multas en caso de infracción oscilarían entre los 5 mil a los 100 mil pesos.
La ordenanza 11.054, de “Código de Protección Acústica”, tiene como finalidad prevenir, controlar y corregir la contaminación sonora en beneficio de los vecinos de la ciudad de Salta.
"Nos dijeron que se iba a hacer una mesa de diálogo para poder rever el tema, pero nosotros pedimos el veto de la ordenanza, que no nos representa. En su totalidad estamos en desacuerdo porque es muy difícil de cumplir, teniendo en cuenta los decibeles que plantea. Hay locales que son ruidosos y otros más silenciosos, pero el mundo demanda más sonido e iluminación y una puesta de escena en todos los eventos. Nosotros dejamos establecido que la norma no se adapta a la sociedad actual en la que vivimos, por eso se pide el veto", destacó Delaloye.
La respuesta
El concejal afirmó que los empresarios reconocieron que hay problemas en la nocturnidad y comentó que en esta situación para llegar a una solución hay que "poner esfuerzo" en la implementación y ver de qué manera se puede llegar a un acuerdo y analizar cada actividad. "El esfuerzo hay que ponerlo en la implementación y no en cuestionar la norma", expresó el concejal capitalino de Juntos por el Cambio +.
José Gauffín expresó que durante la reunión los empresarios del sector plantearon su disconformidad por no haber sido convocados. Afirmó que él personalmente ofreció unas disculpas y afirmó que han pedido participar en la reglamentación de la norma, que es ese período de 270 días donde se construye el mapa de sonido.
"Ha sido una buena reunión y el reclamo de ayer (por el jueves) fue más allá de la ordenanza específica de contaminación sonora, sino a los procedimientos de control, a los momentos que se hacen, a la cantidad, que hay que simplificar la cantidad de normas que regulan a la actividad", expresó el concejal, que aclaró que la norma busca una convivencia sana donde algunos puedan disfrutar de la diversión y otros descansar.
Gauffín desconoció que los empresarios hayan pedido vetar la norma y afirmó que "la verdad que a mí no me parece", y comentó que la ordenanza no "está en contra" de la actividad, sino que es una norma general que se busca manejar el sonido con una mejor calidad técnica y en función de una convivencia ciudadana.
"Quería normas cumplibles que se están aplicando en función de los estándares que se pueden cumplir perfectamente. No es lo mismo un negocio que pone un parlante afuera, que un restaurante que tiene espectáculo. Hay que ver medidas de mitigación y que se deben analizar en cada caso y ver que se pueda cumplir perfectamente. Como toda norma siempre genera de alguna manera dificultades y desconocimientos. También hay un hartazgo de parte de ellos, que a veces le ponen demasiado celo a lo regulatorio y el control", expresó Gauffín.