Luego de 11 años de tratamiento de diálisis, la vida de Adriana Fabián cambió para bien luego de acceder a un trasplante renal en Córdoba y ya no tendrá que caminar por horas para poder dializarse.
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Luego de 11 años de tratamiento de diálisis, la vida de Adriana Fabián cambió para bien luego de acceder a un trasplante renal en Córdoba y ya no tendrá que caminar por horas para poder dializarse.
Adriana vive en Corralito, un paraje cercano a Animaná, y tres veces a la semana tenía que caminar 2 horas de ida y de vuelta hacia el pueblo para poder tomar un transporte que la lleve a Cafayate para dializarse.
La casa de Adriana en Corralito
Días atrás se presentó la posibilidad de ser trasplantada, pero el problema era que el órgano estaba en Córdoba y la cuestión se convirtió en una lucha contra el tiempo por las horas de isquemia. No solamente eso, sino que también se tornó en una lucha con el sistema según consigna en su sitio web CEPRIDIASA.
“Teníamos que hacer que rápidamente se determine la situación de la paciente, ya que se deben hacer laboratorio por la complejidad de la cirugía, y la inmunodepresión de este tipo", explicó Mario Espeche, presidente de la Asociación de Centro privados de Diálisis de Salta y Jujuy, CEPRIDIASA.
El centro de diálisis al que asistía Adriana en Cafayate
Sin embargo, indicaron que en el laboratorio del hospital de Cafayate no le quisieron hacer los estudios necesarios para el trasplante porque la paciente estaba menstruando, por lo que hubo que sortear trabas burocráticas.
Otro de los problemas que Adriana tuvo que sortear fue la distancia, ya que no tenía los medios para viajar. Por lo que desde CEPRIDIASA dispusieron de una ambulancia para que la paciente pueda llegar a tiempo para recibir el trasplante.
El hospital donde fue trasplantada en Córdoba
De esta manera, Adriana llegó el sábado por la mañana al Hospital Privado Universitario de Córdoba donde la recibieron, se comunicaron con Pami que es su obra social y pudieron trasplantarle el órgano que a esa altura ya llevaba 26 horas de isquemia.
“Estoy muy contenta. Los médicos me dijeron que la mayoría de los pacientes se dializan hasta que el riñón evolucione, pero me dijeron que soy de las pocas personas que no necesitan” dice Adriana, que se encuentra aún internada en Córdoba. Y agregó: “Agradezco a Dios darme esta oportunidad de vida y agradeceré toda mi vida a la persona donante. Recibí la noticia y dije en ese instante 'mi vida cambia'”.
Adriana junto a su hija luego de recibir el trasplante renal
Falta de organización para trasplantes
El presidente de CEPRIDIASA hizo hincapié en la necesidad de un organismo que se encargue de facilitarle el trasplante a los pacientes en casos como los de Adriana, porque muchas veces se pierden oportunidades únicas por no contar con los medios necesarios. "Siempre es así. No existe un organismo donde uno llame y organice el operativo, le dé dinero a la paciente para que desayune u otras necesidades. No hay un 0800 trasplante que atienda y responda 'nosotros nos encargamos'”, indicó Espeche.
Y añadió: “Hay muchas leyes, pero cuando vamos a la realidad no hay un dispositivo que centralice y organice. Y muchos de los empleados de los organismos del Estado no saben lo que se debería hacer. Con el donante cadavérico uno no puede prever cuando va a aparecer”.