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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Malestar, incertidumbre y cambio de hábitos de consumo por los aumentos de precios

Hay restricciones para la compra de aceite y harina en algunos locales.
Sabado, 09 de julio de 2022 16:24

Clientes salteños de diferentes supermercados céntricos manifestaron su malestar e indignación por la escalada de los precios de los productos en la última semana. 

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Clientes salteños de diferentes supermercados céntricos manifestaron su malestar e indignación por la escalada de los precios de los productos en la última semana. 

Muchos contaron que debieron cambiar por completo sus hábitos de consumo: abandonaron primeras marcas, dejaron atrás la carne vacuna y comen más pollo, hacen pan casero y comparan precios antes de elegir. 

Algunos productos en las góndolas no tienen precios, por lo que la gente se acerca a las cajas para preguntar cuánto salen.
“Todos los precios se fueron para las nubes en todos lados. Yo opto por ir al mayorista y bajé la calidad de algunas cosas, como el papel higiénico y los rollos de papel para cocina. Empecé a comprar otra marca más barata”, contó Rosa Mamaní, de 53 años, residente en barrio La Paz, desde un supermercado ubicado en la peatonal Florida. 
Expresó que solo va al supermercado en busca de ofertas. 
Y añadió: “A la marca de aceite todavía no la cambié. Una vez a la semana lo puedo encontrar de oferta en este súper y aprovecho para llevar. Eso sí, tengo que madrugar porque vuela apenas lo ponen en la góndola”. 
Con respecto a la carne, contó que cada vez hay menos ofertas. “Estamos llevando pollo y un kilo de carne vacuna por 1.500 pesos para darnos un solo gustito mañana (por hoy), nada más”, explicó.
“Acostumbro a hacer dos kilos de bollo porque, si no, gasto 250 pesos en la panadería para desayuno y otros tantos para merienda”, aseguró.
En distintos supermercados se aplican fuertes restricciones para la compra de aceite y harina. Solo se venden dos unidades por cliente. Además hay faltante de algunos comestibles, como la sal. 


El paquete de harina Cañuelas estaba de oferta a un poco más de 90 pesos, pero solamente permiten llevar dos por persona. 
En las góndolas faltaban productos. Mabel, de 40 años, empleada y vecina de Atocha, contó: “Vine y no hay sal. Además estoy buscando precios de fideos para ver si llevo. Necesito artículos de limpieza pero varios están sin precios, como el jabón líquido y las toallas femeninas. Voy a preguntar los precios en la caja y, si están muy caros, los voy a dejar. Lamentablemente todo es especulación hoy en día”. 
Expresó que lamentablemente se ve obligada a vivir al día por la crisis económica. “Todo esto que llevo lo voy a tarjetear porque no me queda otra. Aguantaremos hasta que Dios diga”, finalizó.
Elisa tiene 80 años, es jubilada y vive en la zona céntrica. Solamente va al súper por urgencias, según manifestó. 
“Voy a comprar champú, crema de enjuague y servilletas de cocina nada más. Vi ofertas de pollo pero está muy congelado. Se nota que es pura agua. No debe tener ni sabor. A veces llevo bandejitas de carne para comer dos veces a la semana”, contó. 

Precios Cuidados

Desde otro supermercado que queda en la calle Ituzaingó, Aurelio, de 77 años, contó que cobra 45 mil pesos de jubilación y le es imposible llegar a fin de mes. “No me alcanza para nada. Estoy viendo los precios del café y el aceite para comentarle a mi esposa y recién decidir si compramos o no. Hay carteles que dicen Precios Cuidados pero de cuidados no tienen nada. Nada sale menos de 500 pesos”. 
Feliciana Condorí, de 75 años, es jubilada. Contó que sale a caminar para comparar precios y que está pendiente de las propagandas.
Dejó atrás la carne y ahora come muchas verduras, para ahorrar. “Me hago una sopa bien espesa con muchas verduras para dos días. Eso sí, le pongo mucho queso, que lo encuentro de oferta en otro supermercado y está en Precios Cuidados”. 
Señaló que solo compra papel higiénico cuando lo ponen de oferta en una farmacia. “Hoy conviene vivir solamente de ofertas”, expresó. 
Desde otro supermercado ubicado en la zona del macrocentro, Macarena, de 43 años, quien vive en la zona oeste alta, se mostró sorprendida al ver el precio de las mayonesas. 
“Antes compraba Hellmann’s, después Natura y Cada Día. Usaba aceite Cocinero, ahora llevo el que encuentre de oferta. Ya no importa la marca”. 
Y agregó: “Los huevos están carísimos, de la carne ni hablemos. Yo compro pollo en una pollería de mi barrio. No es barato pero tampoco es tan caro como la carne de vaca. A los lácteos los compro en un mayorista y las cosas de limpieza, en los negocios de mi barrio”.
Y dijo que no va a los mayoristas por comestibles, ya que “no conviene”. Espera que la situación económica “cambie algún día”. 
Cristina Flores tiene 51 años, es empleada doméstica y vive en el barrio 20 de Junio. Expresó su malestar por las restricciones. “Antes uno podía llevar cuatro botellas de aceite y ahora ya no. No puede ser”, lamentó. 

“Bajó la calidad pero no el precio”

Adriana Soria, de 56 años, es de la zona sur y contó que ir al super le genera bronca y amargura. “Hay marcas baratas pero feas y las conocidas, como las de fideos secos, están viniendo horribles. El fideo se desarma. Bajó la calidad del producto pero no el precio”, dijo.
Añadió que: “El azúcar de marcas tradicionales está incomprable. Tenés que llevar las otras de baja calidad, que rinden menos porque no endulzan bien. Las galletas y el picadillo de oferta están a días de vencerse. Hay que mirar mucho las fechas”.
“Hay góndolas vacías. Yo ya no sé qué hacer. Hay que caminar porque los precios varían mucho según el lugar. Hay diferencias de hasta 300 pesos”, finalizó. 
 

 

 

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