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Vende bingos y se recibió de abogado a los 51 años

Carlos Correa consiguió una media beca y en menos de tres años rindió la mitad de su carrera. Ahora sueña con conseguir un trabajo y salir adelante con sus hijos.
Lunes, 08 de agosto de 2022 00:00

Carlos Correa, un vecino de la Ciudad Termal de 51 años, logró recibirse de abogado con mucho sacrificio mientras vendía bingos en una esquina.

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Carlos Correa, un vecino de la Ciudad Termal de 51 años, logró recibirse de abogado con mucho sacrificio mientras vendía bingos en una esquina.

En sus inicios, cuando retomó la carrera luego de veinte años, no tenía ni computadora y a pesar de tener miopía y astigmatismo progresivo, estudiaba desde un celular. Tiempo después, un amigo le obsequió una computadora y estudiaba de ahí ya que no tenía recursos para imprimir los textos.

A pesar de todos los contratiempos, Carlos nunca se rindió. Se levantaba a estudiar todos los días a las cuatro de la madrugada, luego llevaba a sus hijos a la escuela y mientras tanto, hasta que salían, vendía los bingos.

Gracias a su perseverancia, obtuvo una media beca en la Universidad Católica de Salta y con el apoyo de su madre, pudo pagar la cuota y logró rendir en menos de tres años la mitad de su carrera. A pocos días de recibirse, Carlos Correa, relató a El Tribuno su conmovedora historia de superación personal.

Siempre quiso ser abogado

Recordó que al egresar del secundario "me fui a Tucumán y empecé a estudiar abogacía pero nunca me pude recibir, en esa época me tuve que volver a Rosario porque no conseguía trabajo y mis padres estaban en situación económica muy complicada".

"Ellos tenían un local comercial pero como las cosas no estaban bien, no tenían para contratar personal y yo me hice cargo para darles una mano. A pesar de que mi padre fue intendente municipal, cuando salió del cargo, salió más pobre que cuando entró a la intendencia y hoy está cobrando la jubilación mínima después de haber sido intendente y de haber trabajado tanto en bien de su comunidad", lamentó.

"Si bien trabajaba con mis padres en la bodega, el dinero no me alcanzaba y empecé a vender bingos para sustentarme yo y sobre todo, para el sustento de mis dos hijos", recordó.

"Un día en el año 2018, vi una publicación en Facebook de una chica jovencita que era no vidente y estudiaba en la Ucasal Abogacía, entonces me dije a mí mismo; si ella está estudiando, cómo no voy a hacer el intento yo. Es así que me puse a averiguar y me enteré que podía hacer unas equivalencias con las materias que había aprobado en Tucumán. Por suerte ya tenía prácticamente la mitad de la carrera ya que me reconocieron todas las materias ya aprobadas", relató.

Una vez que se enteró de la buena noticia, surgió otro inconveniente: conseguir el dinero para pagar la cuota.

"Como no me alcanzaba para pagar, les planteé mi situación y gracias a Dios conseguí media beca y hablé con mi madre que es jubilada y ella me ayudó a pagar la otra mitad", dijo.

"Aquí, cuando uno regulariza una materia no te cobran para rendir, se puede pedir una licencia y dedicarse solo a rendir y eso es lo que hice hasta el año pasado, regularicé todo y empecé a rendir", señaló.

Con mamá enferma

De manera paralela, Carlos contó que su madre enfermó y tuvieron que realizarle dos operaciones, situación que los obligó a cerrar el local después de cuarenta años, y que su padre le decía que estaba muy preocupado porque a su edad (51 años) es muy difícil conseguir trabajo. 
“A pesar de la situación económica y de los contratiempos, yo seguí rindiendo y siempre encomendándome en Dios, soy una persona muy creyente y siempre les decía a mis compañeros de la universidad que se encomendaran a San José de Cupertino”, dijo. 
En cuanto a la metodología de estudio, contó que dormía cinco horas por día. 
“Me acostaba a las once de la noche y a las cuatro me levantaba a estudiar en el celular”, relató. 
Carlos también aseguró que lo que le ayudó a atravesar cada inconveniente, fue el amor por sus dos hijos y el ejemplo de sus padres. 
“El amor que me dan mis hijos es lo que me lleva a seguir adelante, ver el esfuerzo que han hecho mis padres toda su vida, y el ejemplo de esa chica no vidente”, sostuvo emocionado.

Sueña con conseguir trabajo 

El nuevo profesional, sigue vendiendo bingos y ahora sueña con conseguir un trabajo relacionado a su título. “Me encantaría conseguir un trabajo en algún estudio jurídico ya que actualmente no tengo medios para montar mi oficina, por eso es que como primer paso, voy a presentar currículos y veré si me llaman”, dijo con ansias. 
“Voy a desarrollar mi profesión con honestidad, como me ha enseñado mi padre, quien fue una persona ejemplar al igual que mi tío el sacerdote y si llego a ser un 10% de que fueron ellos, me sentiría conforme”. 
 


 

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