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Virgen de La Candelaria y San Pedro Nolasco: una historia de fe y tradición

Hoy entronizarán las imágenes y dará inicio a la novena. El 5 de febrero tendrá lugar la fiesta central, que conlleva uno de los rituales más emotivos y vistosos de la provincia. 
Jueves, 26 de enero de 2023 06:24

La comunidad de Molinos se prepara para la celebrar el próximo 5 de febrero la festividad central en honor a sus santos patrones, la Virgen de La Candelaria y San Pedro Nolasco. 

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La comunidad de Molinos se prepara para la celebrar el próximo 5 de febrero la festividad central en honor a sus santos patrones, la Virgen de La Candelaria y San Pedro Nolasco. 

Hoy, en tanto, tendrá lugar la entronización de las sagradas imágenes y dará inicio el rezo de la novena. Todas las actividades serán encabezadas por el padre Lucas Galante y se realizarán bajo el lema “Caminemos en comunión, participación y misión”.

De acuerdo al cronograma, a las 19 los fieles saldrán desde los sectores (barrios) de San Agustín y Santa Rita, para dirigirse hacia el monolito ubicado en avenida Belgrano, que será el punto de encuentro. A las 20 será el turno de la celebración de la Santa Misa.

Desde la parroquia local pusieron de relieve que esta fiesta, propia de Molinos, conserva rasgos litúrgicos de tradición europea como el novenario, las misas, bendiciones, procesiones y peregrinaciones; y otros locales que se fueron introduciéndose con los años, como los misachicos. 

“La Serenata, por ejemplo, es una también manifestación cultural que posibilita que cada una de las comunidades a través del canto, el baile y de otras representaciones artísticas, expresen su respeto y brinden culto a sus santos patrones”, explicaron los organizadores. 

 

Herencia histórica

Las fiestas patronales de esta localidad de los Valles Calchaquíes conservan celosamente una serie de rituales tradicionales, como la “batida de banderas”, famosa desde la época de la colonia. Es una costumbre llegada desde el Alto Perú y que el pueblo revive cada año. Representa una manera muy especial de honrar a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco.

“Es un ritual muy particular y vistoso, lleno de historia, al que se suma la gente del pueblo y la que llega de los parajes más alejados para expresar su profunda devoción”, explicó el intendente Walter Chocobar.


Los encargados de la “batida de banderas” son los “Alféreces de la Virgen”. La actividad consiste en hacer ondear sus estandartes con motivos religiosos, conservados por muchas generaciones por distintas familias a modo de tributo, sumisión y fidelidad a los santos patronos.

La historia cuenta que antiguamente eran grupos de alféreces los que se turnaban para rendir cultos a los santos, un grupo por cada noche de la novena. Pero en la actualidad solo quedan tres grupos de gauchos, de familias tradicionales de la localidad. Cuentan, que cada uno recibe en su domicilio una imagen de la Virgen copia de la que se venera en el pueblo y las que se colocan en un cuarto o espacio destinado a ese fin. Precisamente, en ese lugar de la estancia se colocan los estandartes familiares, con sus apellidos o con banderas bordadas con motivos religiosos. Luego, el día de la procesión, esos estandartes o banderas son batidos frente a la iglesia en señal de agradecimiento, devoción y fidelidad a la Virgen de la Candelaria y a San Pedro Nolasco.

Si bien la fecha exacta de la festividad es el 2 de febrero, en los últimos años se la corre al primer domingo posterior para permitir la llegada de los peregrinos y fieles de varias de todos los rincones de la provincia que llegan a Molinos para sumarse a las honras. Por eso la celebración se llevará a cabo el día 5.

 

El templo

Una de las construcciones más llamativas y características del pueblo de Molinos es su templo parroquial. Miguel Cabrera, de Ser Argentino, cuenta que tiene un indiscutible estilo cuzqueño. “Posee dos torres con cúpulas semiesféricas coronadas con veletas. Una de ellas contiene en su interior la escalera que conduce al coro y campanario, que a su vez servía de puesto de observación”.

Otra de las particularidades de la iglesia local es que posee solo dos ventanas pequeñas en altura. El techo es de tejas musleras asentadas sobre torta de barro y a su vez apoyadas sobre un entablonado de cardón. El templo está bajo la advocación de San Pedro Nolasco, fundador de la orden mercedaria. 
“Sobre fines del siglo XVII, el encomendero Diego Díaz Gómez hizo construir un oratorio en la casona de su Encomienda de Molinos. En 1760 su yerno, el general Domingo de Isasi Isasmendi la entregó a la diócesis de Tucumán para fundar el curato de San Pedro Nolasco de Calchaquí”, detalla Cabrera. 

No hay datos certeros sobre la construcción del templo actual, los historiadores estiman que se hizo a fines del siglo XVIII. Y se supone también que su promotor fue el último gobernador español de Salta del Tucumán, Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar, hijo de Domingo, ya que era el heredero de esas tierras tras la muerte de su padre.

A diferencia de otros pueblos de los Valles Calchaquíes que tienen un origen religioso, es decir se fueron formando en torno del templo, Molinos se desarrolló, en torno a la Hacienda Calchaquí de San Pedro Nolasco de los Molinos, y dependiendo de ella. Y prueba de ellos es que la traza del poblado no ubica la iglesia frente a plaza principal.

El interior tiene dos capillas y un coro, que se prolonga hacia el exterior y forma un balcón sobre el pórtico. Desde allí el sacerdote 
celebraba las misas los domingos.

En la hornacina central se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, de 1.25 m de altura, su cabello es largo y natural y posee una corona de plata. La acompañan San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Valle y San Pedro Nolasco.
 

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