El obispo Jorge Lugones, titular de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social, retomó ayer las palabras del papa Francisco sobre su preocupación respecto a la pobreza y los efectos de la inflación en la Argentina y advirtió que es "una cuestión estructural que, evidentemente, responde a múltiples causas, pero afecta más fuertemente a los sectores más pobres".
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El obispo Jorge Lugones, titular de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social, retomó ayer las palabras del papa Francisco sobre su preocupación respecto a la pobreza y los efectos de la inflación en la Argentina y advirtió que es "una cuestión estructural que, evidentemente, responde a múltiples causas, pero afecta más fuertemente a los sectores más pobres".
Monseñor Lugones lo definió como "una preocupación central" sobre la que "nos hemos pronunciado ya en distintas oportunidades y foros".
Desde la Diócesis de Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires, Lugones conoce cuál es el impacto de la pobreza en los sectores más vulnerables y explicó qué debería hacerse para modificar esta realidad: "Tal como analizaba Francisco, el aumento de la pobreza estructural a lo largo de los años, que reconoce entre otras causas la desindustrialización y concentración en las grandes urbes, reclama políticas públicas que salgan del cortoplacismo, con acuerdos de todos los sectores involucrados en el mundo del trabajo".
E hizo hincapié en la necesidad de brindar capacitación a la población en los "oficios del futuro, industria del software y programas de reconversión de la mano de obra", para lo que considera fundamental "la actualización de todos los programas educativos".
"Se requiere de un trabajo artesanal para pasar esta situación macroeconómica difícil y lograr aprovechar, de modo ambientalmente sustentable, el potencial energético, minero y agroindustrial para exportar", agregó.
La inflación
Con respecto al impacto de la inflación en la Argentina, sostuvo que "en nuestro país se advierte como una cuestión estructural que, evidentemente, responde a múltiples causas. Señaló que "la inexistencia de un motor industrial en el país desde 1976, que sea un generador de divisas extranjeras, hizo de manera sistémica que haya un faltante de dólares año tras año, debido a exportaciones de bajo nivel de manufactura, esto sumado al déficit permanente que es cubierto por una emisión monetaria sostenida en los años y sin respaldo suficiente en el Banco Central, para mantener el tipo de cambio provoca una volatilidad del dólar que acarrea el ajuste de precios en todos los otros bienes de la economía y termina reflejado en el índice de inflación que como dijimos afecta principalmente a los más vulnerables".
En ese marco, también expresó su preocupación por la desigualdad económica y cuestionó "el modo en que la concentración excesiva de la riqueza en pocas manos desalienta el empleo, estimula el ahorro fuera del país, el consumo externo y la fuga de divisas. Además, como dice el Papa, la deuda externa es una condicionante del desarrollo".
En su análisis, no quedaron de lado las políticas estatales, en particular los planes sociales, que dijo "son necesarios en la coyuntura, pero es imprescindible un verdadero plan de desarrollo que incluya un proyecto de repoblación para encausar la angustiante necesidad de tierra, techo y trabajo que tiene gran parte de nuestro pueblo".