Problemas graves, debate pobre

El dato más relevante del debate entre los cinco semifinalistas de las elecciones presidenciales es, probablemente, el enorme interés que despertó en la sociedad. Los datos provisorios de ráting informaban que había superado los 40 puntos y que duplicaba los de cualquier programa exitoso de la TV. Lo más importante: hubo debate, sin escándalos.

Es claro que la gente se muestra con sentimientos de incertidumbre, pesimismo y bronca por dos décadas de frustraciones y sabía que en ese programa estaría el futuro presidente. También es cierto que Javier Milei, después de su batacazo en las PASO; Sergio Massa, ministro de Economía y virtual presidente en ejercicio, y Patricia Bullrich, ocupan el centro de las expectativas.

Juan Schiaretti habló en todo momento como gobernador de Córdoba y constantemente cuestionó el "ambacentrismo" y la necesidad de construir un federalismo real, un punto clave para las provincias y que merecería un debate aparte.

Myriam Bregman, con enorme soltura discursiva, lanzó algunos cuestionamientos a Javier Milei y a Patricia Bullrich y trató de introducir, sin éxito, en el debate el escándalo protagonizado por Martín Insaurralde que muestra a la provincia Buenos Aires con manejos mafiosos del presupuesto social emparentado con los casos de Milagro Sala y Emerenciano Sena.

Pero ambos fueron partenaires de las tres figuras centrales.

Massa transcurrió bastante serenamente el debate, aunque no logró su objetivo de mostrarse como si no fuera parte del gobierno del que hoy es ministro y antes, presidente de la Cámara de Diputados. Su permanente recurrencia a la deuda contraída por Mauricio Macri para justificar su fracaso no hizo más que evocar los repetitivos discursos del olvidado Alberto Fernández. Quizá por el formato del debate ninguno de los participantes fue minucioso en la descripción de sus proyectos y Massa pudo eludir explicaciones sobre la crisis económica, la pobreza y la corrupción planteando el "comienzo de una nueva etapa, a partir del 10 de diciembre, con un gobierno de coalición". Milei fue muy fuerte al sostener que "la locura es pensar que se van a resolver problemas endémicos con recetas que siempre fracasaron". El candidato libertario, sin embargo, no profundizó en la crítica a la actual gestión, no analizó el nivel de endeudamiento público del país, del cual la parte que corresponde al Fondo Monetario es apenas el 12% del total. En síntesis: Massa prometió mayor productividad; Patricia Bullrich, disciplina fiscal para terminar con la inflación, y Milei insistió con una liberalización extrema y en el cierre del Banco Central, pero ninguno de los tres dejó en claro para el público cómo, cuándo y a que costo terminarían con la inflación. Es decir, el debate no arrojó ninguna luz sobre el principal problema que plantea la ciudadanía: el deterioro del poder adquisitivo del salario, el incremento de la pobreza y la creciente desigualdad.

En la economía, pero también en materia educativa, todos coincidieron en que el país no da para más. Un tema sustancial, con posiciones muy distintas pero que se diluyeron en el ping pong de respuestas y chicanas. Fue un debate pobre, porque los tiempos y el formato impedían el análisis profundo que los temas merecían. La velocidad en las preguntas y las respuestas pueden tener efectos de marketing, pero no avanzan en el desmenuzamiento de los problemas que es lo que la gente necesita. Quedó demasiada tela para cortar.

¿Quién ganó el debate? Es prematuro asegurarlo. Milei hizo un buen papel, con moderación y sin sobreactuaciones. Aunque no queda en claro que entiende por "la casta", tampoco se mostró como un loco armado de una motosierra.

Massa sorteó la artillería pesada, a pesar de estar en el lugar más vulnerable y sin llegar a lucirse como para hacer olvidar que él es socio político de Alberto Fernández desde hace una década.

Patricia Bullrich se mostró tal cual es. Con su energía y, al mismo tiempo, con cierta rusticidad de estilo.

Ninguno de los tres parece haber ganado ni perdido votos. Es probable que el domingo, la velada sea bastante más caliente. Lo mejor de todo, hubo un debate y la gente, este domingo, habló de algo más que el superclásico.

Últimas Noticias

Últimas Noticias de opiniones

Sección Editorial

Comentá esta noticia

Importante ahora

ㅤ ㅤ
cargando...